Capitulo 22: Devuélveme mi ropa

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Krist POV

Estaba harto de este espacio. Incluso aunque las enfermeras fueran realmente agradables, extrañaba mi dormitorio. Me gustaba mi alfombra mullida y mis juguetes. Le pregunté a mamá si podíamos ir a recogerlos, pero dijo que estaba muy lejos.

No quiso dejarme por mucho tiempo, y yo tampoco quise que ella se fuera por durante un rato. Ahora que la Abuela regreso a casa para ver a su doctor, éramos solamente mamá y yo. Ella fue a conseguir algo de café y algo caliente para comer. Sé que no durmió muy bien en la silla al lado de mí, que se convirtió en una cama. Pero me alegré de que se quedara. De noche me da miedo. La habitación es muy oscura y a veces mi puerta se abre y nadie está allí. Mamá dijo que los fantasmas no eran reales, pero yo no estoy tan seguro.

Ya extrañaba a la Abuela. Ella me leía un cuento cada mañana. Quise pedirle a mamá que me leyera una historia, pero sus ojos se veían muy somnolientos. Metí la mano bajo mi almohada y saqué el bonito broche en forma de corazón que la abuela me había dejado. Siempre me había gustado cuando lo llevaba puesto sobre sus camisas. Dijo que mi abuelo se lo había dado el día de su boda. Él le había dicho que ahora ella tenía su corazón. Eso era una tontería, pero él parecía del tipo cursi. Yo lo tenía ahora, porque tenía el corazón de la abuela. Asi siempre podría recordar que ella me amaba.

La puerta se abrió y entro un chico que yo no conocía. Él no vestía de blanco o azul, así que no era un médico o un enfermero. Su cabello negro era un poco largo al frente, pero se ondulaba al final. Unos ojos me estudiaron y lo miré fijamente de vuelta. Tenía las pestañas largas como una niña, llevaba una chaqueta negra de cuero, vaqueros desaliñados y un par de botas negras. ¿Era el hermano mayor de alguien y se había perdido?

—Hola, Krist —dijo con una voz cálida, profunda, que me hizo sentir a gusto.

—Oye, ¿Cómo sabes mi nombre? —Él se rio un poco.

—Porque vine para hablarte de algo.

—Se supone que no debo hablar con extraños —Contesté, sacudiendo la cabeza y señalando mi dedo hacia la puerta. A mamá le daría un ataque cuando regresara a la habitación. Le daría un ataque cuando regresará y lo encontrara aquí.

—Eso está bien, pero yo no soy exactamente un extraño. Tú me verás otra vez pronto. Estoy aquí para explicarle algo y necesito que me escuches, ¿Bien? —Asentí. —Tu cuerpo está enfermo. Los médicos no van a ser capaces de curarlo. Pero tu cuerpo es sólo una cáscara. Eres un alma. Cuando este cuerpo este demasiado enfermo, el alma tendrá que dejarlo y es aquí donde entraré. Estaré aquí para sacarte de este cuerpo enfermo y luego te presentaré a una joven tan hermosa que te recordará a una princesa de un cuento de hadas. Ella te llevará a un lugar donde te darán un nuevo cuerpo.

—Pero, ¿Cómo me conocerá mi mami si estoy en un cuerpo diferente? Ella solamente conoce este cuerpo.

—Eso es verdad. Verás, la vida que tienes ahora morirá. ¿Te acuerdas de cuando tu abuelo murió? —Asentí. —Bueno, su alma dejó ese cuerpo, fue enviado arriba y se le ha dado un nuevo cuerpo. Una nueva vida. En su siguiente vida, su alma estará cerca del alma de tu mamá y las almas de todas las personas que amas. Las almas se unen en cada vida. No recordarás esta vida, pero tu alma recordará las almas que ama.

¿Entonces, tendría que sentarme y esperar a mami en el Cielo y.... la volvería a ver otra vez?

—Bien. —El chico pareció feliz con mi respuesta.

—Buen chico. Ahora, la próxima vez que me veas sabrás que es la hora. Vendrás conmigo. No intentes quedarte con tu cuerpo, porque quieres tener otra vida, ¿cierto? —No entendí realmente, pero asentí. Entonces recordé el bonito broche de mi abuela. Lo apreté fuerte y pregunté:

Estamos predestinados [PERAYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora