Capítulo 8

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Becker

Prácticamente no he estado en casa hoy. Me pasé el día corriendo, caminando o sentado frente al río.
Necesitaba pensar, y no podía hacerlo con Ethan hablando y Siri rezongando.

He llegado a varias conclusiones.

La primera: El odio que le tengo a Parker está consumiéndome.

La segunda: Soy un cabrón. Fui un cabrón con Jimmy y con Aria. A él lo llamé para pedirle disculpas, pero no le dio importancia. De hecho, he quedado en ir a su casa esta noche.

Lo primero que le pregunté fue si ella iba a estar allí. Me dijo: "Vive aquí. Así que, sí, Aria va a estar". Quise negarme, pero respondió: "No nos obliguen a elegir a uno de ustedes. Es egoísta ponernos en esta posición".

Lo que me lleva a mi tercera conclusión: Aria y yo nos veremos de vez en cuando. No podemos evitarlo, nuestros amigos no son nuestros hijos, no vamos a asignarles días para estar con uno u otro.
Nosotros también podemos ser amigos. Somos grandes, tenemos cosas más importantes por las que preocuparnos.

Mi cuarta y última conclusión fue que lo que tuve con ella, por lo menos por mi parte, está superado.

Ya en casa y, luego de ducharme, me recosté en el sofá, pensando en cómo estarán Diana, Luna, Rachel y Max.
Ethan está parloteando de qué sé yo qué. Perdió mi atención hace rato.

—Es irónico, porque es el encargado de procesar las señales de dolor de todo el cuerpo, pero es el único órgano que no tiene receptores de dolor.

—Uh-huh.

No sé qué dijo, ni de qué habla.

Navego en mi móvil por un rato, sin buscar nada exactamente.
Bajo por la lista de mensajes sin abrir que tengo en Instagram, miro algunas conversaciones con amigos, paseo el pulgar —sin tocar la pantalla— sobre la aplicación que desarrollé...

"Snova".

Mantengo el ícono presionado y me muerdo el interior de la mejilla, leyendo y releyendo la opción que el menú me ofrece: "Eliminar app".

Suspiro.

Eliminada.

—¿Becker?

—¿Mh?

—¿Seguro que estás bien? —me pregunta, por enésima vez.

Dejo mi móvil sobre el sofá y me pongo de pie para ir a buscar un poco de agua. Él me sigue.
Siri nos dedica una mirada fugaz y recelosa desde el comedor.

—Sí.

—¿Es porque Cara consiguió el empleo?

—¿Eh?

Guardo la botella de agua en el refri y encuentro un chocolate que compré para darle como una ofrenda de paz, así que me acerco a ella para ofrecérselo.
Lo suelto rápidamente cuando parece que va a arrancarme la mano para quitármelo.

Jodida fiera.

—Digo, quizá estás enojado porque ya no vas a verla tanto... Bueno, lo entiendo, pero lo necesita.

Arrugo la cara y volteo a verlo.

—No, qué va.

Ni siquiera me acordaba de Carrie.

—¿Crees que la veremos seguido?

—Ni idea.

—Sigue sintiendo algo por el ex —asegura y, aunque sé que espera que lo contradiga, la verdad es que tengo la misma sospecha, así que no digo nada—. Supongo que, cuando vaya a visitarlo, nos visitará a nosotros, también.

Quizás Fue Un Acierto #2 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora