Mientras me arreglo, no puedo evitar pensar en que habrá pensado Mika como destino para una cita. Y al mismo tiempo sonrío bobamente mientras me veo en el espejo, estudiando lo que he decidido ponerme y asegurandome de que sea perfecto para la misteriosa ocasión. Afuera hacen unos debiles tres grados que me recuerdan sencillamente a mi Stoneford y me aseguro de estar calida pero con un poco de estilo.
Dejo salir un suspiro, todavía mirándome. Me veo bastante guapa —porque lo soy, obviamente, gracias al adn de mi mamá y del donante de esperma que le colaboró— pero no puedo evitar resaltar esas características que tengo en común con la ex de Mika y pienso en que una de las pocas diferencias es que ella tiene ojos azules y los mios son marrones.
Juro por Dios que me perturba un poco el parecido, y que es algo que no me puedo sacar de la cabeza incluso cuando él me ha asegurado que no tiene nada que ver.
—¿De fiesta otra vez? —Dex se asoma en la puerta y hace un gesto exagerado de resoplar, como si yo no tuviera remedio.
Me volteo a mirarlo. Yo amo a mi hermano y definitivamente confío en él, pero decirle que ire a una cita no esta en mis planes, al menos no este momento, asi que planeo responderle una pequeña mentira mientras meneo la cabeza.
—No, sólo ire a cenar con Shay y sus amigos. Estaré en casa temprano, lo prometo —sonrío como niña buena, lo que causa a Dex arquear una ceja, vacilante.
—Por cierto...—pronuncia y en su rostro se refleja como acaba de recordar algo—, el veinte iremos a casa.
—¡¿Qué?! —la emoción se me viene encima y ensancho mi sonrisa tanto que parezco el gato cheesire. Casa, parece una eternidad desde que me vine, aunque se que apenas han pasado unas semanas, poco más de un mes—, ¡siiiii! ¡ya quiero ir a casa!
Mi hermano mayor suelta una carcajada mientras se cruza de brazos ante mi emoción y yo doy un saltito feliz. Así que ya puedo decirle a Scott y a Jacquie que vuelvo pronto. Se me hace imposible borrar la sonrisa de mis labios y de drenar el sentimiento de felicidad que se hace conmigo en este momento.
—¿Hoy estaras en casa por la noche? —le pregunto.
Dex deja de apoyarse en el umbral de la puerta y suelta el aire de sus pulmones.
—De hecho, no. Un colega me ha invitado a una reunión en su casa, así que iré, pero no volvere tan tarde. De todas maneras, estaremos en contacto ¿vale?
Asiento con la cabeza.
—Vale —respondo. Él me estudia de pies a cabeza durante unos segundos.
—Que guapa que vas, minion.
Le ruedo los ojos en cuanto escucho el apodo y Dex suelta una carcajada, después se aleja y desaparece de mi campo visual. En ese segundo buscó apresuradamente mi telefono para enviarle un mensaje tanto a Jacquie como a Scotty. No me puedo creer que iremos a casa para navidad y año nuevo.
«¡VEINTE DE DICIEMBRE. 20. NO OLVIDEN ESA FECHA!!!»
Dejo caer mi teléfono sobre la superficie del colchón y al mirarme nuevamente en el espejo vuelvo a sonreir. Me siento tan feliz en este momento y eso que ni siquiera he vuelto a Stoneford, pero yo ya me siento más cerca de allí, como si estuviera a solo un paso de distancia.
A los minutos recibo un mensaje de texto y pienso que es uno de mis mejores amigos, o ambos, cuestionando que sucederá el 20 de diciembre, pero en realidad es de Mika, avisando que esta subiendo las escaleras. Tomo mi bolso cruzado y me doy prisa para salir porque no quiero que se tope con Dex, al menos no ahora que he dicho la pequeña mentira sobre mis planes. Mi hermano no esta a la vista y eso me facilita abandonar el loft, así que espero junto a la puerta cerrada.

ESTÁS LEYENDO
Al borde de la genialidad
Fiksi RemajaNía Monroe pasa de ser una chica de pueblo a una chica de ciudad en cuestión de un pestañear cuando se muda con su hermano mayor a la sofisticada gran manzana de la que tanto ha escuchado hablar: New York. Pero no solo pasa a ser una chica de ciudad...