Destellos en la oscuridad

Capítulo 30: No de nuevo

Viernes 30 de septiembre

POV Daniela

Salí de ese quirófano aún temblando por lo sucedido, mi padre me iba acompañando y aún no sabía qué hacía el aquí a mi lado. Acababa de perder una paciente que acaba de ser mamá, compartí mucho con ella antes de la operación, sabíamos que era arriesgada, pero esta operación le daría una oportunidad de criar a su hija, su marido esperaba en la sala de espera junto a la recién nacida y a sus otros dos hijos. Eran una pareja hermosa, y todo lo que habían construido se acababa de venir abajo en mis manos. Mi padre me sentó en una silla y me pasó un vaso de agua que yo tomé.

Germán: Hija... lo que ha pasado no ha sido tu culpa – decía tranquilo con su mano en mi hombro –

Daniela: Tenía que ... no sé ... a lo mejor debería haber esperado una semana más

Germán: Ambos sabemos que eso sería peor

Daniela: Tenía tantas ganas de vivir y tanto por lo que vivir – rompí en llanto –

Germán: La vida no es justa Dani... - iba a decir algo más, pero entró una enfermera –

Enfermera: El marido pide información ¿quiere que otra doctora le informe de lo sucedido señorita Calle?

Germán: Sí, yo iré a hablar con él

Daniela: No, dame 5 minutos y yo misma iré – dije limpiando mi cara –

Enfermera: Está bien señorita – salió dejándonos otra vez solos –

Germán: No tienes por qué hacerlo

Daniela: Se lo debo, debo decirle que hice todo lo que pude, pero no conseguí más que quitarle los pocos meses de vida que le quedaban.

Germán: No te juzgues tanto, no te hará bien, le diste algo que antes no tenían – lo miré – les diste esperanzas hija

Daniela: No fue suficiente – me levanté –

Germán: Escúchame Dani – puso sus manos en mis hombros –

Daniela: ¿Qué? – lo miré indiferente –

Germán: Lo siento chiquita – me abrazó como nunca antes lo había hecho –

Aún perdida en ese abrazo tan extraño me dejé abrazar y lo abracé, fuerte como si nos reencontráramos después de mucho tiempo. En ese momento sentí que otros brazos nos rodeaban y sabía que era Juliana. Duramos un rato los tres en ese abrazo hasta que me aparté.

Juliana: ¿Vamos? – yo asentí –

Germán: ¿Las acompaño? – ambas negamos – Estaré en mi despacho por si necesitan algo – se marchó –

Juliana: ¿Todo bien?

Daniela: Sí ¿Fue raro?

Juliana: Muy raro, lleva un par de meses raro, supongo que entendió que las cosas no podían ser como él quería, y quizás se vio solo y ahora intenta volver.

Daniela: No tengo cabeza para su pitopausia ahora

Juliana: ¿Pitopausia? Como menopausia – yo asentí y ambas reímos –

Daniela: Vamos, necesito hablar con él marido... - dije volviendo a sentirme horriblemente mal y culpable –

Juliana: Vamos