Héroe XIII: [Los mejores finales no dejan un buen sabor en la boca]

165 14 106
                                    


La situación no pintaba para nada bien. De forma inesperada, el Ciempiés Monstruoso había logrado liberar al Zombi Calamitoso retenido en la ciudad. Incluso si teníamos la ventaja contra este monstruo, definitivamente no podía llamar a esto como una «victoria».

—Qué triste, ¿no? Tanto esfuerzo y sus logros no valen nada.

El enorme quilópodo comenzó a reír, burlándose de nosotros.

—Tampoco es que hayas logrado mucho tú —respondió la Vampiresa, silenciándolo.

Un mal presentimiento se apoderó de mi mente. Era una sensación extraña, pues no sentía que proviniese directamente de este ser. Era como si algo tras de nosotros estuviese acercándose. Sin embargo, no había nada por esa zona. Supuse que sería un monstruo o una parte escondida del cuerpo de este bicho.

Iba a reaccionar a cualquiera de las acciones de nuestro oponente, pero, antes de siquiera moverse, un grupo de esqueletos lo derribó y lo sujetó sobre el suelo.

El Ciempiés Monstruoso se sacudió tan fuerte como pudo, pero era incapaz de zafarse de sus captores. Los esqueletos me observaron, esperando algo de mí. Comprendí el mensaje: fuese como fuese el resultado de esta batalla, todavía había algo que tenía que hacer.

Levanté mi espada y canalicé mi magia en ella. Esta comenzó a brillar intensamente, cegando momentáneamente a mi enemigo. No fui capaz de ver el rostro temeroso del gran monstruo, pues corté su cuerpo a la mitad antes de que él lograse ver el arma que terminó con su vida bajar.

Era un final algo... decepcionante. A pesar de que tomó un gran esfuerzo el acabar con él, no se sentía meritorio. Quizás la horda de zombis que se aproximaba tenía que ver con ello.

Como era de esperar, tras terminar con la vida de este bicho, la coraza que estaba siendo controlada a la distancia dejó de moverse. Los no-muertos todavía estaban lejos de nosotros y se entretuvieron devorando los restos del gigantesco quilópodo.

Los monstruos que estaban siendo liderados por ciempiés también cambiaron su comportamiento. Se mostraban algo confundidos, pero no tuvieron tiempo de reaccionar. La enorme cantidad de cadáveres andantes buscaba depredarlos también. Las opciones eran huir o luchar; bajo esas circunstancias, comenzó un enfrentamiento entre ambos grupos.

—Estamos de suerte —comentó la Vampiresa—. Los no-muertos y los monstruos no se llevan bien naturalmente. Podremos usar esto a nuestro favor para...

Antes de terminar su frase, vimos cómo un grupo de zombis se acercaba hacia nosotros desde otro lugar. Si miraba en diferentes direcciones, podía ver cómo poco a poco iba aumentando su número a nuestro alrededor.

—Hablaste muy pronto —dije. Recibí un zape en la cabeza como respuesta.

A lo lejos notamos que los habitantes de la ciudad se estaban reagrupando. Decidimos acercarnos también. Celebraron nuestra llegada tras haber derrotado al monstruo que destruía Amaal, pero no podían estar muy felices dada la situación.

Las personas a nuestro alrededor se mostraban inquietas.

—¿De dónde vienen estos zombis? —preguntó uno de los guerreros imperiales.

—Es la Nigromante, ¡la Nigromante está atacando la ciudad! —exclamó otro de ellos.

Por supuesto, aquellas acusaciones eran falsas. La Vampiresa frunció el ceño, pero no podía simplemente ir y defender a su amiga. Además, no era mentira que esta situación era en parte su culpa.

Hablando de la chica que me gustaba, esta apareció desde los escombros que había dejado el enorme ciempiés. Su «madre» la acompañaba, apoyándose sobre su hombro.

¡Fui enviado a otro mundo, pero morí y ahora soy un zombi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora