Vampiresa IV: [Inquiriendo sobre un desconocido]

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Estuve toda la mañana caminando en círculos dentro de mi habitación. Me temblaban los hombros, me mordía los dedos y de seguro si alguien escuchaba lo que estaba haciendo, se percataría de mis leves gruñidos que emitía en el ambiente.

Estaba nerviosa; no sabía bien el porqué. Hoy mi amiga había ido a reunirse nuevamente con el Héroe. Quería seguirlos, pero había acordado con la Guerrera Esqueleto que nos turnaríamos a diario para vigilarla.

La idea era que ella no se percatase de nuestra presencia. No queríamos molestarla en su tan esperada reunión; sin embargo, no podía confiar plenamente en ese chico de ojos pervertidos. Por lo que vigilábamos a nuestra amada Nigromante, evitando que algo malo sucediese.

Hoy era el turno de la huesuda con voz masculina. Usualmente no sucedía nada fuera de lo común según sus reportes. La Nigromante salía, exploraba la ciudad como si buscase algo y luego volvía a su habitación. Una vez, un grupo de personas quiso hacerle algo, pero mi compañera se encargó de ello. Y, durante sus citas con el Héroe, tampoco había mucha diferencia en su actuar. Ambos hablaban tranquilos y felices, comían en algún lugar, bromeaban y luego se separaban. Había algo extraño en eso, pero tenía muy poca información como para concluir cualquier cosa.

Todos esos días eran normales. Entonces, ¿por qué ahora me estaba sintiendo tan incómoda? Mi mente me decía que algo malo estaba por suceder. Sin embargo, no tenía claro qué ni quiénes se verían involucrados. Lo más probable era que el Héroe haría algo estúpido, pero mi compañera se encargaría de ello, ¿no? Todo mi ser quería desconfiar, pero si dejaba de creer en quienes había depositado mi confianza, entonces no tendría sentido el haber hecho un trato.

Y por ese motivo estaba caminando, dando vueltas en todas direcciones, atenta al exterior a través de la ventana de mi habitación.

La gente caminaba como si nada. Transeúntes ignorantes de lo que sucedía en el mundo. Ignorantes del pasado y de su futuro. Se veían felices en general. Siendo esta una ciudad que había quedado en ruinas luego de la invasión de los elterios, era sorprendente la calma con la que vivían sus habitantes. Quizás el Héroe, a pesar de ser alguien débil, estaba cumpliendo con parte de su rol al menos.

De pronto, un gran grupo de soldados pasó frente a mis ojos. Curiosa, desvié mi mirada, estudiándolos; buscando una señal que me dijera qué era lo que estaban tramando.

Entonces los vi. Ahí, en el medio de las tropas, avanzaban dos personas. Ambas estaban vestidas con ropas elegantes, con lujosas joyas y telas adornando sus cuerpos. Uno era un hombre, quien se mostraba serio y sin emociones. No era posible leer lo que expresaba su semblante. Parecía simplemente moverse en pro de un objetivo, el único quizás en su vida. O, bueno, al menos me daba esa impresión. A su lado había una mujer. De blanca piel y cabello negro y largo; mostraba una sonrisa leve, pero sus ojos no estaban sonriendo. Era mucho más difícil imaginar qué era lo que pensaba que su compañero. También, en ella...

—¿Qué es esto? —murmuré.

No veía poder mágico alguno. No veía músculos que representaran una gran fuerza. No olía nada particular en su esencia. Y aun así sentía miedo de ella.

Un temor que jamás había presenciado en mis siglos de vida. No temía por mi vida, no quería huir de ella, ni atacarla. Sentía que no habría escapatoria de todos modos. Miedo puro, a la nada; al vacío. Si no la observaba, nada sucedía, pero cada vez que volvía a posar mis ojos en ella, mi cuerpo perdía sus fuerzas. No conocía algún hechizo que pudiera provocar algo como esto.

Ambas personas llevaban en su cabeza una corona. No había manera de ponerlo en duda: eran el Rey y la Reina.

Sin hacer nada, sin querer hacer nada, me quedé observando su caminata en dirección a un lugar incierto. ¿Qué hacían en la ciudad? No tenía idea. Quizás ellos tenían algo que ver con la aparición del enorme gólem que intentó por unos instantes atacar a la Nigromante.

¡Fui enviado a otro mundo, pero morí y ahora soy un zombi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora