Paladina II: [Sospecha]

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El Héroe estaba actuando extraño. Antes, se despertaba tarde todos los días, entrenaba de forma poco eficiente y luego se iba a mirar chicas en la ciudad o a cumplir misiones para ganar dinero. Sin embargo, ahora se comportaba completamente diferente: se despertaba más temprano que yo y su entrenamiento era serio. Pedía ayuda cuando no comprendía algo y su avance en técnica de la espada y la magia estaba aumentando drásticamente. Incluso, cuando salía, ya no lo encontraba buscando chicas en un restaurante. ¿Quién era esta persona? No era el mismo Héroe que conocía.

Por supuesto, sabía que las personas cambiaban con el tiempo, pero este tipo tuvo un vuelco de su personalidad en tan pocos días. Algo había sucedido; quizás estaban controlando su mente o tal vez le habían reemplazado con alguien más. Hace no mucho tiempo atrás había escuchado rumores de un culto peligroso que había sido avistado en la frontera del reino... Preocupada, comencé a formular un plan para investigar qué sucedía.

Así, pasaron unos días...

—Creo que estás exagerando.

—Quizás, pero no me arriesgaré a perder al Héroe en este lugar. Los altos mandos no me lo perdonarían, se supone que yo soy una de las encargadas de protegerlo.

—Tan preocupada. ¿Acaso te gusta o algo?

—Qué broma tan mala.

—Ja, ja, ja. Perdón, me excedí.

Conversando sentadas, ambas frente una mesa de un restaurante, nos encontrábamos yo y mi compañera de viaje: la chiquilla que el Héroe suele llamar como «Maguita». Ella, a diferencia de mí, consideraba que el cambio en ese pervertido era algo bueno y estaba feliz por él. También, ella pensaba que mis preocupaciones estaban fuera de lugar y que debía relajarme más.

¡No podía hacer eso! No sin antes confirmar si mis sospechas eran verdad o no.

— ¿Por qué estás tan intranquila con eso? —preguntó la Maguita, solicitando luego que le trajeran una ensalada—. ¿Hay algo que no me has contado?

Desvié la mirada, no podía decirle ese tipo de información. A pesar de ser compañeras, no podía revelar todo lo que sabía, pues era leal al rey y los caballeros.

«El culto de la bestia». Así le llamaban a un grupo de personas que se movilizaban por todo el mundo, causando caos y destrucción. No tenía muy claro el motivo por el cual actuaban, pero de lo que me dijo mi maestro: ellos tenían la creencia de que un ser superior debía volver al mundo para otorgar la paz eterna. Un ser que sería encargado de destruirlo todo y desde las cenizas, renacería un nuevo mundo, más justo y mejor.

Dentro de la orden de paladines, este grupo era bastante conocido por sus atrocidades, donde nos enterábamos de la quema de niños en un orfanato, el sacrificio de hombres y mujeres, la tortura de ancianos. No comprendía cómo esperaban obtener un mundo mejor con esos actos, pero no había tenido la oportunidad de hablar con alguno de sus miembros. Y ciertamente prefería no encontrarme con ninguno tampoco. Era por esto que necesitaba verificar que las acciones del Héroe se daban por causas naturales y esos tipejos no se encontraran involucrados.

Otra opción que se me había venido en mente, era que los semihumanos del reino bestial habían comenzado a sugestionar su mente. El Héroe se supone que vencería a la Nigromante y nos liberaría del problema de los no-muertos, pero, ¿después qué? Por supuesto, se haría la guerra. Estaba claro que nosotros, los humanos, no dejaríamos vivir a esos Peludos de mierda y ellos no nos dejarían vivir con ellos. La ayuda mutua era un sueño utópico de algunas personas, el cual solo permitíamos su existencia porque teníamos asuntos más apremiantes de los que encargarnos.

¡Fui enviado a otro mundo, pero morí y ahora soy un zombi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora