-Especial XI- If: [Una reunión entre herramientas] (II)

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«Entrar o no entrar...»

El edificio se mostraba como una estructura de ladrillos con diferentes tonos de color. Era una distribución inusual para lo que el invocado estaba acostumbrado al pensar en una torre.

«Rojo, morado, fucsia...»

Los fugitivos miraron hacia arriba. Desde su posición, se les hacía difícil distinguir la cima de aquella torre. De vez en cuando aparecían espinas negras saliendo de los muros, con propósitos desconocidos.

No se hallaba sellada, podían ver claramente ventanas de marcos adornados. Ninguna de ellas se encontraba abierta.

Esta torre poseía una única entrada: una puerta de madera ennegrecida y sucia. Dicha puerta se encontraba elevada, puesta sobre una plataforma que requería de subir tres peldaños de una pequeña escalera de concreto en el lugar.

Había cierto aire ominoso saliendo de la estructura, lo que les hacía dudar si acercarse o no. Sus opciones estaban limitadas: podían caminar sobre el camino de tierra en el lugar o podían refugiarse temporalmente en el edificio. Si tenían algo de suerte, la estructura estaría habitada por personas amigables, pero era improbable.

El sol se estaba ocultando en la lejanía.

Invocado e Invocadora se miraron y asintieron.

El chico se aproximó a la puerta. Observó el dintel de ladrillos y luego la aldaba colgada en la entrada. Tenía la forma de una rosa con espinas, lo que le hizo creer que podrían estar envenenadas. Con suma delicadeza, la tomó y llamó a la puerta.

El sonido de pisadas y cristales rotos se escuchó desde el interior.

La puerta se abrió y el par de fugitivos fue recibido por una criatura de piel blanquecina y cuatro brazos.

—¿U-Un visitante? ¿Por qué hay un visitante en este lugar? Estaba entretenida, concentrada en la mejor historia jamás leída en el mundo y alguien llega y me interrumpe. Ah, perdón, no debería dar una p-primera impresión de ese modo. Pero, es que no d-debería haber visitantes. Nadie visita la torre, nadie. ¡Absolutamente nadie!

El Héroe Fallido enarcó una ceja. La apariencia de la criatura le recordaba a una niña pequeña, salvo que no se trataba de un ser humano. Su «piel» contenía pelos por doquier y su textura aparente era más como la de un exoesqueleto. La jovencita tenía ojos de iris oscuros, pero de pupilas claras. Si observaba mejor su cabeza, notaba que también había otro par de ojos en los extremos de su sien. Desde su espalda colgaban dos grandes alas de polilla y también había una protuberancia saliendo de su trasero.

«Eso no parece una cola... Y esos ojos... ¿Son de humano e insecto?»

—¿P-Por qué no dice nada? Es más, ¿por qué me mira así? ¿Será que en realidad no es un visitante, sino u-una persona que nos quiere a-atacar? O, peor, ¡es un pervertido que me quiere asaltar!

—¡¿A quién le dices pervertido?! ¡Ni siquiera te conocía antes de venir aquí!

El hambre y el cansancio habían mermado su razón. Sin siquiera pensar en las consecuencias, dio un golpe con el lado lateral de su mano sobre su cabeza. La Invocadora, quien podría haberlo detenido o reprendido, simplemente aceptó esta reacción como algo de lo más natural, es más, se le unió.

—¡Ay! ¡Eso definitivamente fue un ataque! ¡J-Jefe! ¡Me están atacando! ¡Su bella asistente está siendo violentada por un par de salvajes!

Desde la oscuridad del interior de la torre, una sombra se materializó y apareció una persona tras la chiquilla.

¡Fui enviado a otro mundo, pero morí y ahora soy un zombi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora