My Picky Candy *Yoonmin*

Noche de ensueño

Jimin se encontraba moviendo la cadera al ritmo de la música, mientras sonreía enormemente, había personas a su alrededor halagandolo, alfas pensando en el buen omega que era, pero Jimin sólo tenía ojos para cierto alfa que se encontraba bebiendo en el fondo, recargado en la pared, con una sonrisa llena de suficiencia en el rostro.

Le gustaba provocarlo, Yoongi podía ser muy expresivo cuando quería, y lo demostraba con su mirada y la forma en la que la comisura de sus labios de alzaba, era indudable que a pesar de esa postura llena de egolatría, estaba celoso. Y Jimin creía que tenía el control completo de aquel alfa cascarrabias, por lo que jugar con su autocontrol era algo que quería probar.

Bailaba para divertirse, al lado de sus amigos casuales, aquellos que sólo aparecían cuando se trataba de pasarla bien, después de beber en su casa, hacer destrozos y vivir al límite, le ignoraban por completo, Jimin sabía bien de que se trataba todo eso, pero no le importaba, es más, dejaba pasar aquellas pequeñas señales, porque a pesar de todo, no los necesitaba, seguía teniendo amigos reales.

Aceptó bailar con un alfa, era alguien conocido, le sonrió y siguió divirtiéndose. Cuando miró de reojo a Yoongi este se encontraba mirándolo, bebió toda su cerveza y caminó entre la gente, alejándose de aquel lugar. Jimin ignoró todo por completo, al final del día, Yoongi no podía enojarse con él, mucho menos por bailar con alguien, ellos no eran nada.

Pero su omega no estaba feliz, esa sensación en el pecho se estaba intensificando, no estaba bien, tenía que parar cualquier sentimiento que hubiese de por medio, pero en vez de eso, se alejó de la pista y bebiendo discretamente buscaba a Yoongi con la mirada.

—Buena fiesta Jiminie—dijo Lucas con una enorme sonrisa.

—Diviértete—le guiño el ojo antes de seguir con su camino.

Vio a Yoongi subiendo las escaleras, se apresuró, para subir detrás de él cuidando que nadie lo viera.

—¿Celoso? —preguntó entrando en la habitación.

—No—dijo sin abrir los ojos. Estaba acostado en la cama con los brazos detrás de su cabeza.

Jimin se adentró, cerrando la puerta, quitándose la chaqueta, se acercó a él. Subió a la cama, gateando lentamente.

—¿Cómo tienes las llaves de mi cuarto? —preguntó subiendo a horcajadas sobre su regazo.

Las manos pálidas de Yoongi fueron a parar a sus muslos los cuales apretó. —Una llave maestra.

—Interesante—susurró agachandose para juntar sus labios.

Yoongi lo tomó de la cadera, acariciando su trasero, mientras Jimin se restregaba sobre él. Sobre aquel ceñido pantalón, cuyos bolsillos guardaban algo importante, un celular, que debido al movimiento marcó un número conocido.

No paró de besarlo, Jimin lo deseaba, aunque los últimos días habían sido una pesadilla, aún recordaba aquella noche dónde a pesar de haberse negado, el alfa con el que había salido del bar no paro, sentía asco, no paraba de culparse por haber sido tan descuidado, por dejarse llevar de esa forma.

Quería estar con Yoongi, lo extrañaba, sin embargo, el temor y las náuseas no se iban. Tampoco era como si pudiera hablar con alguien de lo sucedido, porque las personas lo juzgarian por su estilo de vida, no era la víctima ahí, Jimin sentía que se lo había buscado. Quería olvidar, quería sentirse de nuevo él.

—Candy te mueves muy bien.

—Maldito pálido, sabes lo que haces.

Jimin volvió a restregarse, terminando con una llamada que no sabía que había hecho, en la otra línea dejo a una pareja sorprendida y confundida, pero, eso no importaba, volvió a besar a Yoongi, este subió sus manos hasta su espalda, debajo de su playera, acariciando su piel caliente.