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Damon por fin pudo salir de su estupor y correspondió el beso, él se levantó sin romper el contacto y apoyó una mano al respaldo del sofá, Misel se separó, sus labios entreabiertos y húmedos dejando salir jadeos.

Él no había tenido suficiente, lo jaló hacia él, Damon se acomodó a horcajadas sobre él y lo besó de nuevo, los besos de este Alfa eran un nuevo nivel de éxtasis, sus manos no se quedaron quietas y se deslizaron bajo su camisa provocándolo.

Su aroma estaba volviéndolo loco.

Damon apretó el agarre en sus hombros y gimió moviéndose contra él, Misel le acarició el abdomen y pellizcó sus pezones haciéndolo jadear, el beso volvió repetirse y una de sus manos se deslizó por su espalda y descansó en su trasero.

Damon se separó jadeando, los ojos verdes de este Alfa estaban nublados por el placer, nunca imaginó que esto pudiese ser posible después de la declaración de Misel sobre que era desagradable.

—¿Qué haces? ¿Recuerdas lo que soy? —murmuró con el último requiso de razón que le quedaba, Misel lamió sus labios y lo miró, su rostro estaba levemente enrojecido, Damon mordió su labio inferior.

—¿Cómo olvidarlo cuando tus feromonas están presionándome con tanta fuerza?

—Entonces, ¿por qué?

—¿Por qué no? —preguntó suavemente, Misel le quitó la camisa y miró su cuerpo, él claramente estaba excitado teniendo en cuenta la erección chocando contra él—. Acabo de darme cuenta de que quiero esto.

Misel volvió a besarlo y fue dejando besos por su cuello, mordisqueó sus pezones, luego succionó, Damon se estremeció agarrándose a su cuello, el aroma de Misel había aumentado hasta el punto en el que estaba mareándolo.

El Alfa bajó su pantalón dejándolo a nivel de los muslos, Damon enrojeció mirando su propia excitación, Misel sonrió de medio lado y colocó la mano en su entrepierna, Damon se quejó por el contacto con su ropa interior.

—Hagamos esto, Damon —murmuró Misel bajando el elástico y dejando su pene al descubierto.

Damon no se pondría a preguntar nuevamente, si Misel quería esto él no tenía reparo alguno en dárselo, estaba fantaseando con este Alfa desde que lo había conocido y esas feromonas ni siquiera le dejaban negarse.

Misel lo acarició de arriba abajo y se movió contra su entrepierna excitada lastimándose en el proceso, colocó las manos contra su pecho y jadeó.

—No, espera, aún no estoy curado —Misel lo elevó sorprendiéndolo, Damon se aferró a él mientras lo llevaba a su habitación y lo acostaba.

Misel se quitó la camisa y también el pantalón quedándose completamente desnudo y prácticamente haciéndolo babear. Él terminó de quitarle la ropa y se metió entre sus piernas, Damon estaba nervioso sin saber por qué, Misel sonrió.

—Hay muchas formas de tener sexo, Damon, no tenemos que llegar al final.

—Pero… —Misel lo besó interrumpiéndolo y agarró sus erecciones juntas moviéndolas con fuerza.

Damon encajó las uñas en su espalda y gimió, su cabeza aún no podía concentrarse por completo en esto y el aroma de Misel prácticamente estaba asfixiándolo, su temperatura era alta.

—Imbécil, ¿estás en celo? —gruñó empujándolo, Misel siguió acariciando sus erecciones, Damon lo empujó de nuevo y colocó los pies en su abdomen evitando algo más, admitía que le tenía ganas a Misel, pero no haría esto así, no le gustaba estar con los Alfas en celo.

—¿Celo? —murmuró Misel tomándolo de los tobillos y haciendo que abriera las piernas nuevamente para acomodarse, Damon mordió su labio inferior cuando él los acarició juntos una vez más.

II (Sin) Un cachorro para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora