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Damon apretó la mandíbula mientras escuchaba a Yulián darles órdenes a sus subordinados, aún seguía enojado por ocultarle la información sobre él cuando podía haber evitado muchos de sus problemas.

—¡Damon!

—¿Qué pasa? —preguntó mirándolo con una ceja arqueada, Yulián se puso de pie y lo miró de forma extraña.

—Estoy hablándote.

—¿Ya terminaste?

—Sí, ¿aún estás enojado conmigo? —Yulián hizo un puchero, Damon no caería en eso.

—Sí, ¿Darien está mejor?

—Mejor, aún sigue quejándose por el vínculo con ese Alfa, pero debemos esperar.

—Al menos es bueno que ellos estén bien —murmuró mirando por la ventana, Yulián suspiró.

—¿Cuándo vas a perdonarme?

—No lo sé.

—¿Qué se supone que haces con ese Alfa? —Damon lo fulminó con la mirada.

—¿Estuviste investigándome?

Yulián se recostó al respaldo del sofá y jugueteó con su teléfono.

—Sí, sé que lo estás ayudando a cuidar a un cachorro, ¿es su hermano?

—Su hijo.

Yulián dejó caer el teléfono debido a la sorpresa, Damon mordió su labio inferior para evitar reírse.

—¿Qué? No sabía sobre eso, ¿por qué lo estás ayudando? Ese no es tu problema.

—Porque quiero —replicó.

—Damon...

—Sólo no hablemos —pidió mirando a otra parte, Yulián recogió el teléfono del suelo y suspiró mirando la pantalla.

—Lo siento.

—Lo sé, sé que lo sientes, que no lo hiciste con maldad, pero aún estoy enojado —aceptó, Damon sitió las lágrimas resbalando por sus mejillas, Yulián apretó la mandíbula—. Te odio por hacerme sentir así, estuve todos estos años odiándome por ser como era.

—Esperaré que me perdones —musitó.

—Bien —gruñó limpiándose el rostro.

—Por cierto, ese Alfa, Itzel, si mal no recuerdo, ¿no querías matarlo?

—No, lo pensé mejor y eso nos metería en problemas.

Yulián arqueó una ceja.

—¿Está bien eso? Si es necesario puedes hacerlo, yo me encargaré de todo.

—No, después de la última vez que lo vi no es necesario, debe haber aprendido la lección.

Yulián caminó hacia él y agarró su brazo.

—Espero que sea así, sé que estás enojado conmigo, pero Darien no tiene nada que ver con esto, él quiere verte.

—Está bien, iré en esta semana, nos vemos, hoy me toca recoger al cachorro.

—Damon...

Damon se giró arqueando una ceja.

—¿Qué pasa?

—Lo preguntaré esta única vez, ¿estás seguro de lo que haces con ese Alfa?

—Seguro, así que no te preocupes.

Damon salió del edificio y caminó directamente a su auto, dejó el arma en la guantera y condujo hacia la guardería, la profesora estaba fuera jugando con los niños, ellos ya estaban esperando a los padres.

II (Sin) Un cachorro para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora