7|EL TRÍO OSCURO

3.3K 248 108
                                    

CAPÍTULO 7 [EL TRÍO OSCURO]

»La llegada de una legión de guerreros hacía temblar el piso congelado por dónde caminaban sus enemigos. Y ellos dijeron "Soy el legado que nunca debe morir. Soy la llama que incendia los muros de tu fortaleza. Y he venido por una revancha"

⚠️QUIETOS AHÍ ESQUINCLES⚠️ En este capítulo hay escenas +18. Si no le gustan estas escenas, voy a poner *** que es donde comienzan para que puedan pasar de ellas sin afectar en la narración <3




Pandora Balderik.

Sentía un malestar en mi estomago, sentía mi respiración cortarse y mis dedos temblar mientras tomaba en mis manos una de las flores que decoraban el lugar. Mis dedos temblorosos destruyen petalo por petalo de aquella hermosa flor mientras mi mente divagaba por la oscuridad buscando respuestas.

Las palabras de esa mujer… rondaban mi cabeza como una criatura que estaba al acecho. Estaba aterrada, mentiría si dijera que no lo estoy.

Quería ir a esconderme en la oscuridad hasta que todo terminara como lo hacía cuando era una niña, hacer como si nada existiera y solo concentrarme en el tarareo de una melodía que tía Ada cantaba cuando estaba feliz. 

Fingir que nada pasaba cuando en realidad el mundo se estaba cayendo a mis pies.

Y otra vez el destino de mi familia volvía a estar en mis manos y, tal vez, se volvería a repetir la historia. Todo terminaría en sangre y destrucción, pero esta vez temía que el ave fénix no pueda resurgir de sus cenizas, temía que esta vez sea el final para todos nosotros.

—El fin de esta historia será el principio de otra —murmure mordiendo el interior de mis mejillas como si buscara alguna distracción de mis pensamientos.

¿Qué quería decir con eso? ¿Por qué sentía al comienzo de aquella historia sería la perdición de todos?

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí ese extraño dolor en mi mano derecha que se extendía de detrás de mi nuca y con calma se iba extendiendo hasta la punta de mis dedos. Mi desesperación aumentó cuando me quité el guante sintiendo tan solo ese pequeño roce como algo doloroso.

—Mierda… —jadeó sintiendo mi cabeza dar mil vueltas cuando una línea negra, fina que solo se podía ver muy de cerca, se enroscaba tal cual una serpiente asfixiando a su presa. En su camino de llegar a mi meñique dejaba en un tono rojizo mi piel.

Una extraña desesperación y reconocimiento de aquella marca me hizo retroceder un paso tragando saliva y maldiciendo en miles de idiomas a la diosa Venus por elegir el momento más inoportuno de mi vida para traerme un compañero.

Levante la mirada sin poder detener mis pasos hacia atrás, observe a las pocas personas que disfrutaban del pequeño laberinto que había en el jardín temiendo que mis ojos se encontraran con los de aquella persona, esa persona que las diosas habían puesto en mi vida que tendría que ser mi igual.

¿Por qué mi respiración se agitaba con cada paso que daba?

¿Por qué mis piernas temblaban y mi cuerpo ardía en esta extraña sensación?
—Mademoiselle ¿se encuentra usted bien? —La voz de un joven sonó detrás de mí como campanilla que me sacaba de mis pensamientos pero no de las sensaciones que estaba sintiendo mi cuerpo.

Yo sabía que era esto, lo había sentido miles de veces anteriormente pero nunca con tanta intensidad, no de esta manera y mucho menos en estas circunstancias. 

Excitación.

Una que arañaba las paredes de mis entrañas y me rogaba que saciara esto, normalmente siempre lo hacía no me cohibía de disfrutar de mi cuerpo con otras personas pero esto era diferente porque esta excitación podía atarme de por vida a una persona que ni siquiera conocía o sabía su nombre.

LA ORDEN DEL FÉNIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora