19|CULPABLE II

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CAPÍTULO 19|CULPABLE II

Culpables hasta los huesos y mentirosos
hasta arder en el infierno❞


Parte 1/2

20 de Marzo del 610

Día del juicio.

Charlize Balderik.

Sus ojos brillaban con furia, una que lo recorría desde sus fríos ojos hasta sus puños apretados contra sus muslos.

Su mandíbula se había tensado cuando mis ojos chocaron con los suyos y una amenaza llena de promesas vacías acarició el lazo que nos une.

No eran las amenazas o un juego esperado siendo tanteados por dedos inexpertos como los suyos o los míos, lo que me había despertado del letargo cansancio y dolor. La violencia en sus ojos que pretendían ser de hielo o la forma en la que su cuerpo actuó antes que su cerebro cuando sus puños casi impacta contra el rostro del fiscal, eso me gusto.

He visto a Black rozar el hilo de deseo carnal, pero nunca había visto el fuego en sus ojos, ese deseo de querer matar. Había un lado del bastardo Dilaurentis que mantenía bajo llave y yo quería saber quién era.

¿Qué ocultas, travieso príncipe?

Muchas preguntas sobre la punta de mi lengua, cuestiones que necesitaban ser respondidas por quien me causaba esa curiosidad, pero su atención ya no estaba en mis.

La conmoción del bastardo contra el fiscal quedó en el olvido cuando las puertas se abrieron con fuerza y el bullicio se fue apagando gradualmente mientras sus tacones hacían eco en la sala.

Su cabello rubio atado en una larga coleta se balanceaba al ritmo de sus pasos calmados. Una expresion de aburrimiento cruzaba su rostro mientras observaba el lugar con las manos metidas dentro de los pantalones negros.

Levania Dilaurentis se movía como si estas Cortes, este juzgado, le pertenecieran. Se veía segura mientras el bullicio volvió a crearse detrás de ella.

Sacó el dedo corazón a la multitud que gritaba contra ella, lo único a lo que ella se dirigía era a la gran jueza, Attis, quien miraba en silencio la llegada de la bruja Dilaurentis.

Se detuvo frente a la guardiana e hizo una reverencia. Una conversación entre susurros surgió entre ambas que quedó como un misterio para los espectadores.

A mi lado, el bastardo Dilaurentis dejaba de estar tenso, pude escuchar un suspiro salir de sus labios al ver la presencia de su hermana en la Corte. Me sorprendió momentos atrás cuando llegó y se vio tan desorientado al no verla sentada donde debía.

Me tome el tiempo de intentar saber más sobre la tardía llegada de la Dilaurentis, pero no había algo extraño en ella. Su pose segura mientras hablaba con la guardiana, al igual que sus movimientos y expresiones. Pero no llegas tarde al juicio por el cual te enfrentaste a casi toda tu familia, ¿qué ocurrió para que la heredera tardara tanto? Tal vez, debería escuchar a Pandora y colocarle un guardia para vigilar los movimientos de la mayor de los Dilaurentis.

Un último asentimiento y la rubia se dio la vuelta, pero es interceptada pocos pasos de nosotros por el descarado fiscal que parece no haber tenido suficiente con haber fastidiado a Black.

—No deberías haberte tomado las molestias de venir —sonrió con suficiencia. Levania levantó una ceja y lo miró con diversión mientras el hombre se regodeaba —No vale la pena luchar por un caso que perderá, princesa.

Levania dio un paso adelante, más que intimidada se veía divertida por el fiscal.

—Voy a ganar este patético juicio y voy a encargarme de patearte con tanta fuerza el culo, que toda la mierda que tienes dentro, te va a salir por la boca —siseo la rubia —Estoy más que lista para humillarte en esto ¿entendiste?

LA ORDEN DEL FÉNIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora