12|SECRETOS Y TRATOS.

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Capítulo 12|SECRETOS Y TRATOS.

》Un lobo vestido con pieles de oveja, fingiendo ser presa mientras acecha en la oscuridad

¿Quién soy?《

11 de Marzo, 610

Black Dilaurentis.
12:30 PM

Me dejé caer en el sillón individual mientras mi progenitor cerraba las ventanas y dejaba solo la luz de una vela en el centro de la mesa ratonera, iluminando la habitación.

Quise cerrar mis ojos pero no pude apartar la mirada de las acciones de mi padre. Theodorus debía tener alrededor 46 años pero no lo parecía, las arrugas en su rostro eran casi imperceptibles pero el hombre parecía fresco como lechuga.

—¿Estás bien? —preguntó sentándome en la mesita justo frente a mi.

Sentía los músculos de mi cuerpo quejarse ante cualquier movimiento brusco, mi propia magia la sentía arder dentro de mis venas y mi cabeza no paraba de palpitar. Sin hacer de menos las heridas en la espalda que ardían ante la pomada que me dieron los médicos del castillo.

—Bien —susurre apoyando mi cabeza en mi mano mientras le sostenía la mirada —¿Y tu? ¿Cómo estás digiriendo el hecho de que tu bastardo lo vayan a sentenciar a muerte?

Se frotó las manos con sangre seca por el rostro magullado y suspiros negando con la cabeza.

—¿Cómo dejaste que eso pasara? ¿Eh? ¿Cómo pudiste participar en algo así? —pregunto. No parecía como si me lo estuviera diciendo a mí pero aún así respondí.

—Eran ellos o nosotros —dije obviando la verdad —Y tu dijiste que yo estaba aquí para protegerlos a ellos, a tus hijos. Y lo hice, no puedes enfadarte porque hice lo que creí correcto.

Sus manos temblaron y las colocó en sus rodillas mientras sus ojos celestes me miraban enfadados.

—¡El problema está en que tu no sabes lo que es correcto o no, Black! —grito molesto.

—¡Ellos están bien! ¡Van a sentenciarme a mi! —repliqué en el mismo tono —Y ni siquiera podrán hacerlo.

Hizo repiquetear sus dedos y chasqueo la lengua corriendo la mirada.

—Lo harán. Tener a los Guardianes no significa que ellos no vayan a reducir la sentencia —golpeó suavemente mi rodilla queriendo llamar mi atención —. No solo me preocupo por tus hermanos —remarco con fuerza —Me estoy preocupando por ti también.

Oh por la santísima trinidad, no tengo tiempo para esto.

—Se como cuidarme solo lo he hecho durante 19 años y no te necesite nunca hasta hace cinco años atrás —me levanté del sillón y camine hasta la puerta del baño con intención de acabar esta conversación —Así que, por favor, ahorranos a los dos tus hipócritas sentimientos y retírate si no vas a decir algo que me ayude a salir impoluto del juicio.

—Detente donde estás —ordenó. Mi mano se detuvo a centímetros del picaporte —No olvides que con quien estas hablando es con tu padre, no con un sirviente ¿entendiste?

Puse mis ojos en blanco mientras me daba la vuelta. Su ceño fruncido me recibió nuevamente.

—¿No es un poco tarde para cumplir ese rol? —susurre con indiferencia —. Has venido aquí porque quieres saber que vamos a hacer con los Balderik.

Metí mis manos dentro de los bolsillos y jugueteo con el adorno de cabello.

》Te voy a dar mi humilde opinión —dije sin esperar su respuesta —. Son estúpidos. Tú y ellos —ignore el calor de su magia acercarse. a la superficie. Hacer esto era como molestar a un león hambriento pero no importa porque él no me haría daño. Traumas de que él fue un niño muy maltratado por sus padre como para no querer hacerle lo mismo a sus hijos, incluso a su bastardo —Tú porque dejaste que Florence siguiera siendo el punto débil de esta familia. No pueden golpear a una heredera solo porque tocó una vena sensible ¿esa va a la mujer que represente a nuestro apellido? Estamos acabados. Florence está muerta y es momento de que dejen de llorar sobre su recuerdo porque eso es lo que los hace débiles.

LA ORDEN DEL FÉNIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora