13|JUGADAS

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Capítulo 13|JUGADAS

Mírame a los ojos y recuerda que en mi juego no existe la piedad.
Pídeme perdón, admite que fue tu traición.
Ahora seré tu verdugo, me volveré en la violencia para que pagues todos tus pecados❞





12 de marzo de 610
4:30 AM


Wayra Bellisario

Se dejó caer en el alféizar de ventana dándole la espalda a las vistas preciosas que ofrecía Keires.

El cabello oscuro y despeinado gotea sobre su piel blanca. Los lunares pequeños y oscuros parecían como miles de estrellas dispersadas en su tez pálida y tersa. Pero lo que más resalta de Black son las ojeras bajo sus ojos celestes, esas eran las que le daban ese estilo tan misterioso y atrayente.

Siento sus ojos perforarme el cráneo, pero aun así sigo con el escaneo por todo su cuerpo.

Lo ama, lo se. Le gusta sentirse observado porque alimenta su enorme ego.

Sus músculos son casi imperceptibles, pero yo se la fuerza abrumadora que posee cada parte de su cuerpo.

Black Dilaurentis parece ser la tentación que todas desean, pero la única que lo puede degustar cuando desea soy yo, el me dio el poder de eso y no pienso ceder lo que me pertenece por nada del mundo.

Dejó que el sabor dulce y suave del vino mezclado con su sangre me moje el paladar mientras le doy un buen repaso al adonis frente a mi.

—¿Qué es lo atormenta tu siniestra mente,Black? —pregunte escondiendo mi sonrisa detrás de la copa de plata —. Estás más callado de lo normal.

Lo conozco desde que tengo diecinueve años porque el cabrón hijo de puta parece no saber lo que significa las palabras "no me jodas, no me quiero meter en tus mierdas"  y tiene buena labia, sabe como manipular para que las cosas salgan como él quiere, si no, no me tendría a su disposición. Pero yo también sé cómo jugar mis cartas porque si no, no lo tendría rogando por más.

He conocido a Black desde hace cinco años, nos hemos visto obligados a involucrarnos cuando ciertos... errores–equivocaciones de mi familia –nos ataron a un mismo camino. Y se cuando algo lo está molestando, sé cuándo Black Dilaurentis se siente alterado.

—Pensando —respondió cerrando los ojos cuando mi mano fría acuno su mejilla, dejó reposar su cabeza contra ella —En el hecho de lo peligroso que es que estés aquí hasta tan tarde ¿con quien la dejaste?

Puse los ojos en blanco ante la preocupación que sentía por eso.

—Mañana por la mañana estará rondando por aquí —dije haciendo que sus ojos se abrieran y brillarán con algo que no supe identificar. Algo que no brilla para mí, sino para ella.

Recuerden muchachas, nunca salgan con un tipo que tiene traumas de abandono porque te lo va hacer pagar muy caro.

—¿Qué piensas de la heredera Balderik? —pregunto una vez que la respuesta lo dejó satisfecho acerca de ella.

Pensé en Charlize Balderik. Hermosa, piel cetrina, ojos verdes, cabello rojo y largo que llamaba la atención por donde pasase. Definitivamente los genes de los Balderik y de los Santorini hicieron un buen juego con ella a diferencia del resto de su familia.

—La admiro ¿sabes? —sonreí cuando frunció el ceño en desacuerdo.

—¿Admirarla? ¿Qué se puede admirar de una caprichosa y ególatra que piensa que lo único que importa es ella? —Tomó con fuerza mis caderas y apoyó su cabeza entre el valle de mis senos.

LA ORDEN DEL FÉNIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora