LA ORDEN DEL FÉNIX

14|LAZOS DOLOROSOS

LA ORDEN DEL FÉNIX
CAPÍTULO 14/ LAZOS DOLOROSOS 

"Marcas en mi cuerpo son los
besos de tus labios quemando mi piel
mientras tus palabras destrozan mi ser"

Pandora Balderik.

16:00 PM 

Si tuviéramos que pensar en las formas de hacer sufrir a una persona,  rápidamente pensaríamos en torturarlos de forma física, pero el dolor va y viene,  es efímero como las estrellas fugaces que se puede sanar en cuestión de meses o días. Si me preguntarán a mí ¿Cómo harías sufrir a una persona? Te respondería que el daño emocional y mental son los más factibles para que una persona recuerde que tan bajo es su nivel y que tan alto es el tuyo.

Tal vez si le rompes la pierna a alguien porque hirió o lastimo a alguien que amamos, esa pierna volverá a recomponerse, esos huesos sanaran, pero tal vez ya no tengan la misma resistencia para correr cuando los persigas.

Tú, yo y un puñado de personas sabemos que el trauma mental y emocional es algo que es difícil de sacar de nuestra piel. El trauma es el monstruo que se esconde bajo nuestra cama o en las sombras de la oscuridad para comernos cuando estemos desprevenidos. 

Debemos ser ese monstruo.

Hay que ser la traba en la vida de las personas que odiamos porque todo el mundo detesta sentir que está fracasando o que no es suficiente para algo. Necesitan recordar por qué se sienten así y cuando lo sepan, jamás se olvidaran de tu rostro.

Y lo admito, con rabia y pesar, Theodorus Dilaurentis hizo una ingeniosa táctica cuando me dejó con vida en vez de matarme junto con mi padre. Tal vez cuando mandó a su hija a asesinarlo frente a mis ojos y los de Charles siempre supo que su familia sería la razón de nuestras pesadillas. Y lo fue, lo es y se que lo seguirá siendo hasta que ellos continúen respirando.

Te estaría mintiendo si ahora mientras acercó la taza de té a mis labios y veo con cierta cautela a Apolonia Dilaurentis reír  con camaradería junto a las demás nobles jóvenes que ocupan la mesa de la reina, dijera que mis manos amenazan con volcar el líquido tibio sobre la delicada tela de mi vestido. Apolonia es la tercera, no, cuarta hija de Theodorus y su parecido con Florence es espeluznante. Si la pobre aún viviera tendría la belleza de Apolonia.

La reina creyó que sería buena idea que las jóvenes que quedaron atrapadas en Keires tras el ataque se conocieran unas a otras para entablar una relación "estable y segura" para futuros próximos.

—¿Prins?

Deje de observar a la rubia hipócrita y me concentré en la joven a mi lado, tal vez 18 o 20 años de edad, con la típica piel cetrina que tienen todos los Luxurianos de la capital. Sus ojos de sirena me miraban con cierta petulancia detestable.

—Baronesa de Willbirthorne —Levanté una ceja en su dirección.

Mi familia, mi tío Robb específicamente, confiscaron algunas de sus tierras en Kratos, aquellas en las que tenía sus mineras para extraer el oro. Durante un largo tiempo esa fue la razón por la que los Willbirthorne se hicieron tan famosos en las cuatro cortes por su exquisito oro que lo sacaban a relucir en cada oportunidad que tenían. Mi tío amablemente quiso comprar sus minerias, pero los Willbirthorne se negaron rotundamente. Robb tiene una estrecha relación con el rey de Kratos y recordó que este le debía un pequeño favor ¿qué mejor que los Willbirthorne cedan sus tierra en Kratos a los Balderik por exportaciones ilícitas a Keires?

Un enemigo agregado a la larga lista de los bárbaros Balderik.

—¿Qué tal su estadía en Keires? Por lo que tengo entendido, usted junto a sus hermanos volvieron hace solo unos días y toda la agitación de los últimos días debe pesarle.