Capítulo 1
Cafetería.Nada más abrir la puerta de su casa, la fría corriente de la nieve llegó, sintiendo que se quedaba totalmente congelado ante el frío polar. Es decir, hasta sus pelos estaban de punta. Su chaqueta ni siquiera era capaz de protegerlo de la ventisca. Dejó las manos en sus bolsillos, tratando de bajar la temperatura que éstas tenían. Así, de paso, se aseguraba de que sus llaves y teléfono estaban con él. Hablando del último, decidió sacarlo de su bolsillo para ver la hora; y como era esperado, llegaba tarde a su turno. Nunca era demasiado puntual, pero esta vez estaba muy atrasado. Con un suspiro abrumado, comenzó a caminar rápidamente en busca de su coche. Agradecido estaba de por lo menos tener uno, pues si tuviera que ir caminando o en autobús sin duda jamás llegaría a tiempo a la cafetería.
Había llegado a esa ciudad a la edad de diecisiete años por una beca. En un principio pensó adentrarse en sus estudios para así poder regresar a su país o por lo menos tener un trabajo de éxito ahí. Por desgracia, los problemas venían detrás de otros. No aprovechó esa beca por haberse llegado a enamorar de un castaño, quien le había prometido la luna y las estrellas. Quizás fue un flechazo por su físico, su forma de ser o que siempre se vistiera con un esmoquin o ropa de marca, llegando a pasar apercibido entre toda la gente de la ciudad; siendo entre ellos el azabache. Una relación de siete años donde la magia desapareció al segundo año de relación. Gracias a seguir su instinto de estar con alguien, malgastó la beca en un piso de alquiler con su supuesto amor de la vida. Renunció al trabajo de sus sueños por trabajar en una cafetería. Esto era debido a que su contrario lo quería más cerca de él, en la cafetería que estaba en la esquina baja del edificio. Todo daba igual a este punto. Su relación ya se había terminado, ya se había logrado mudar y trató de cortar toda relación con su expareja. El único hilo que les unía, por desgracia, era la cafetería; aunque para su suerte no lo ha llegado a ver en esos dos años que llevan separados.
La cafetería, para su suerte, ha sido un lugar agradable para trabajar. La gente lograba entenderlo y le trataban de forma agradable. De hecho, algunos de sus amigos ahí fueron los que le aconsejaron dejar al castaño. Por mucho que le costara decir que no pensaba en hacerlo, hubo un momento en el que decidió hacer caso a sus amigos y aunque sea, hablar con él. Por desgracia no fue tan bien como pensó. Solamente quería hablarlo y que se quedaran bien, cada uno por su lado o, por lo menos, darse un tiempo. Nada de esto se logró y, de todas las maneras en la que pudo salir mal, le tocó la peor. No se esperó en ningún momento que su pareja estuviera borracha y bueno, la primera botella que tenía fue la que le dio en el rostro, llegando a dejarlo inconsciente. Tardó meses en volver a trabajar, llegando con una horrible cicatriz en su ojo derecho. Ahora le costaba ver demasiado, siendo casi nulo. Los de su trabajo lo recibieron con las manos abiertas, preocupados pero alegres de volver a ver a su amigo con ellos.
Le encantaría decir que seguía trabajando en esa cafetería, pero cerró sus puertas no hace más de dos meses para su desgracia. El mánager tenía demasiadas deudas que pagar y el gobierno tomó las cuentas por su propia mano, obligando al establecimiento a cerrar. Muchos de sus compañeros decidieron buscar un nuevo trabajo mucho mejor, con un sueldo más aceptable. Por otra parte, el azabache, quien ya era casi un experto en hacer cafés y lo relacionado, decidió probar suerte con la nueva cafetería. Esta estaba un poco más lejos de lo pensado. Estaba prácticamente a las afueras de la ciudad. Juraría que la clientela sería poca, pero en el tiempo que ha estado ahí, la clientela ha sido de todo menos poca. Había días en los que muy poca gente aparecía y otros en los que la gente no paraba de aparecer. Además, continuando con su mala suerte, ahora él se debía de ocupar del horario de noche, siendo también quien cierre el local. Nada agradable.
Otra cualidad del establecimiento era que estaba relativamente cerca de un bosque. Uno en el que la gente no solía acercarse para nada, ni para cortar algo de leña en las noches más frías. Solamente lo hacían con los árboles más externos y algunos ni se atrevían a eso. Era un bosque mágico según decían los niños pequeños. Los ancianos lo describían como uno maldito. El azabache lo describía como extraño, interesante y misterioso. De alguna manera, algo de ahí lo atraía a ir hacia allí, de ver que se oculta en su interior. Pero no pensaba hacerlo solo ni aunque le pagaran. Podría pasarle cualquier cosa y nunca regresar. Solamente le importaría a sus familiares que vivían en otro país y, bueno, a saber cuando se enterarían. Tampoco iba a arriesgar su vida por la casualidad, solo lo haría si hay algún motivo que le lleve a eso.
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A Coffee And A Fox [Quackbur]
FanfictionQuackity trabaja en una cafetería donde la nieve era su principal cliente. Su pueblo se consumía por lo blanco también. Un típico cliente siempre lo atemorizaba, su ex pareja, un castaño que siempre volvía por él. Cerca de su pueblo se encontraba un...