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// TW: desnudez, body worship. //

Capítulo 12
Obra de arte.


La caminata fue en silencio. Ninguno sabía que decirse o comentar. Bueno, eso por parte de Wilbur y Quackity, pues Roier estaba de espectador. El último sabía que algo había pasado entre esos dos pero prefería no comentar al respecto por la comodidad de ambos.

Cuando llegaron al borde que dividía el bosque y el mundo fuera de este, Quackity sintió una repentina ola de calor, haciendo que suelte un jadeo con sorpresa. Miró sus manos, cuales comenzaban a volver a tener su color habitual. Su mirada se dirigió hacia Wilbur, quien se limita a sonreírle. Al parecer ya estaba volviendo a ser el Quackity de siempre.

Su mirada después fue a la cafetería. Habían coches de policía cerca. Eso hizo que trague en seco. Estuvo dos días sin aparecerse. Tiempo suficiente para que lo tomen como desaparecido. Mordió su labio pensando en la incómoda conversación que tendría que tener. Gruñó con molestia y después miró a Roier.

— Probablemente no me van a dejar solo hasta dentro de mucho tiempo. ¿Sabes leer calles? — Su voz era tranquila. La araña parpadeó un par de veces.

— Oh, am, si, claro. Es mi especialidad. ¿Por qué?

— Para que vayas a mi casa mientras miro como me sacan de tantas preguntas. — Mientras hablaba, buscaba en sus bolsillos las llaves. Ahí fue cuando cayó en algo.

— Mierda, tengo las llaves en la taquilla. — Suspiró con frustración.

— Si quieres yo puedo llevarlo a tu casa y esperamos fuera. — Ofreció Wilbur, esbozando una sonrisa. Quackity lo miró confuso.

— Pero la última vez que te llevé eras un zorro y te llevé en coche. — Habla extrañado Quackity. Wilbur Sonríe.

— Bueno, de una manera u otra volví al bosque, ¿no? Yo sé como llegar, no te preocupes. La memoria no me falla. — el azabache se quedó en silencio durante un periodo de tiempo. No sabía si era buena idea. De cualquier manera, Soltó un suspiro y asintió.

— Bien, pero vayan con muchísimo cuidado. Ya os alcanzaré.

Tras decir eso, Quackity se alejó de donde estaban, dirigiéndose a la cafetería. Tenía los nervios a flor de punta. Además, debía inventarse algo para que no lo descubran. Iba a ser muy difícil.

Al llegar a la entrada de la cafetería, la abrió despacio. Estaban un par de policías junto al detective de la otra vez. En el mostrador estaba George, respondiendo un par de cosas. Por el sonido que hace la campana de la puerta, todos los ojos se dirigieron a él, poniéndolo nervioso. Aunque sus nervios desaparecieron cuando vio a su amigo correr hacia él, dándole un fuerte abrazo.

— ¡Quackity! ¡¿Dónde se supone que estabas?! — George se separa para poder ver al contrario. Quackity siente algo de nervios. La cara de George es de alivio y a la vez desesperación.

— Solo me perdí en el bosque. Creo que me golpeé, nada más. — Realmente no era una mentira, pero no parecía suficiente. Esta vez se acercó el detective, mirando la escena.

— Alexis, ¿me permite su tiempo un momento? — Comentó el señor. El azabache asintió despacio, dándole otro abrazo fuerte a su amigo antes de levantarse e irse con el detective.

Dicho detective lo llevó a una zona fuera de la cafetería. Estaban los dos juntos un coche. Al parecer era el coche del agente. Ese hombre abrió el coche, sacando unas llaves y un teléfono. Eran sus pertenencias. Se las entregó y se cruzó de brazos.

— Creemos que su casa probablemente tenga relevancia con los secuestros en la zona. — Comienza a hablar despacio. Quackity se queda inmóvil. — Por eso nos gustaría que nos dé todos los detalles de esa supuesta caída.

A Coffee And A Fox [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora