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Capítulo 14
Cultura.

Vivir en un apartamento con roier no era malo después de todo. Era una persona tranquila, a veces ruidosa o que decía cosas sin sentidos. Sin embargo Quackity lo encontró como una buena compañía.

Por no nombrar que ahora mismo la araña está interesado en el detective. Eso al principio sorprendió bastante a Quackity, pero no le culpó ni le negó que lo haga. Para gustos colores. A veces veía a su amigo saliendo a dar un paseo con él detective, cosa que solo hacía que el azabache suelte risitas.

Así fue que ya no se se sentía solo en casa. Sentía que tenía una amistad, alguien que pueda echarle un ojo en caso de que pase algo. Encima puede empezar en las clases de la universidad desde que se muden y estén bien asegurados.

Sin embargo, por muchas noticias buenas que hayan ocurrido, hay algo que lo preocupa aún. Ese sentimiento de ser perseguido, de ser buscado. Desde que clay le informó que su pareja iba a por él estaba nervioso todos los días. No lo podía evitar mirar a todos los lados. Una pista de qye esté ahí, algo. Esa inseguridad lo ponía muy nervioso. Demasiado.

Además de aquella visión extraña que vio en el bosque en la cual había un cuchillo en el suelo. Todo era tan raro. A veces su cabeza daba vueltas de pensar en eso. 

— Huevos, harina y azúcar.

La voz de su invitado sonó en su hogar. Roier estaba intentando hacer una receta de cocina. Un postre, un parecer. La curiosidad de Quackity apareció, mirando sus gestos.

— ¿y eso que te volviste cocinero? — La voz del azabache irradiaba duda.

— El baile de primavera del bosque. Tengo que ir. — Dijo alegre. Así siguió haciendo un estropicio en la cocina.

— Yo no sabía que los bailes eran con comida. ¿Necesitas ayuda?

— Si, por favor. Bate esto anda. Y no es con comida. Es como... uh... — Se quedó quieto por unos segundos mientras en sus manos posaba el libro de cocina.

— ¿Cómo?

— Es difícil de explicar. Diría que es un sacrificio pero no lo es. Es como darle algo a la naturaleza como agradecimiento. No me sale la dichosa palabra.

— ¿una ofrenda? — eso llamó la atención de Quackity. No sabía que tenían una especie de religión.

— Si, se le puede llamar así. Todos llevamos nuestra parte. Repartimos un poco entre todos y los más capacitados lo llevan al centro del bosque. — Tras hablar se dirigió al horno, comenzando a calentar.

— ¿Y para qué es? — realmente tenía curiosidad por el asunto. Curiosidad de qué era esa extraña cultura.

— Para que la primavera llegue a nuestro bosque. Siempre suele estar con nieve, en invierno. Pero es necesaria la primavera y el calor. Por eso hacemos esa especie de ritual. Además de que es la época fértil.

Esas últimas palabras hicieron que el azabache alce una ceja. ¿Época fértil? Bueno, le era raro hasta que recordó las cualidades físicas de aquellos individuos. Por ende no pudo evitar pasar Wilbur por su cabeza. Antes de poder decir algo al respecto, el contrario continuó hablando.

— Se hace un baile, una celebración. Ahí todos buscan una pareja, alguien con quien estar toda la vida. Y así llegan con esa persona a la época fértil de primavera. O también la noche del baile. Hay excepciones.

Quackity se quedó pensativo ante aquella explicación extraña de la cultura y religión que compartían los seres que habitaban en aquel bosque. Simplemente eran cosas que llamaban su atención fuertemente y que le encantaría representar. Ahí estaba. Quizás podía ir y tomarse el lujo de dibujar algunas de esas escenas a sus ojos. Esos escenarios tan bellos que se le representarian.

A Coffee And A Fox [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora