𝐒𝐇𝐄 𝐈𝐒 𝐌𝐈𝐍𝐄 ┃ ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ

XXXII.

𝟑𝟐
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Mi corazón comenzó a palpitar con rapidez, no podía creer las imágenes que veía, miles de mensajes llegaron a mi celular y aquellas imágenes fueron mi segundo peor dolor..

Semanas atrás había recibido estos mensajes he imágenes, solo que temía el verlas, un mal presentimiento siempre se hacia presente y ahora descubrí por que.

No podía creerlo... no quería, pero era evidente, el llevaba semanas alejado de mi, no podía ni verme a la cara, siempre me evitaba... esto me dejó muy en claro mi lugar en su vida.

Pero igual necesito su versión, no puedo creer en algo que talvez es falso, pero aún así... podía sentir las lágrimas derramarse por mis mejillas.

No podía evitar sentirme mal, mi corazón latía muy fuerte y en mi cabeza esas imágenes se repetían, sabía  que todo podía ser una mentira, pero aún duele, duele mucho... es inevitable que no duela.

Y si... ¿solo jugó conmigo? No podía pensar con claridad, mi pecho se oprimía cada vez más, mis lágrimas aumentaban, mi cuerpo se recargó en la pared y se deslizó por esta, abracé mis piernas mientras seguía llorando.

(...)

—¿Ahora que quieres, Miranda? Te he dado la cantidad que pediste, ¿cuánto más necesitas?

—Oh Tom, te dije que te necesitaba a ti, no solo tu dinero, tu rechazaste mi oferta de nuevo y yo he intervenido.—Contestó con una risa.

¿Intervenido?

—¿Qué has hecho?—Pregunté con algo de preocupación.

—Pidele esa respuesta a Idara Weber.—Colgó.

No...

Mi preocupación aumentó, Miranda era capaz de todo, podía arruinar mi felicidad con tan solo una simple he insignificante palabra, debía ir a verla, necesitaba hablar con Idara, las cosas no podían permanecer así, necesitaba que le escuchara.

De inmediato tomé las llaves de mi auto y salí directo a este, subí y lo encendí para así rápidamente pisar el acelerador.

En mi cabeza solo podía imaginar a Idara llorando, no podía permitir que esto acabara así, no quería que acabara... solo debo hablar con ella, contar la verdad y si es necesario suplicarle, arrodillarme ante ella y rogar su perdón, solo ese privilegio necesito, su perdón.

Al llegar bajé y toque la puerta repetidamente, quien abrió fue anisa, podía notar como leah corría con un vaso de agua y un par de píldoras.

—Debes irte, Tom. —Dijo la azabache.

—Anisa, necesito verla..

—Vete, por favor.—Pidió.—Ella esta mal, esa idiota vino a verla.—Mencionó con fastidio.

Maldición, no soportaba más, no iba a dejar que Miranda siguiera arruinando esto.

—Regresaré.—Finalizó, para dirigirse a su auto.

Al encenderlo, comenzó a conducir rápidamente, apretaba el volante con furia, ya no podía contenerse más, debía dejarle en claro a Miranda con quien se metía y con quien no debía meterse.

Llegó al edificio y se adentró en este, se dirigió al departamento de la chica y tocó repetidas veces.

Miranda abrió la puerta con una sonrisa al ver quien estaba frente a ella, se encontraba en ropa interior, una fina bata de seda cubría sus hombros y cuerpo, aunque la prenda se encontraba desatada.

Tom ignoró el como se encontraba vestida, su expresión sólo demostraba el enojo que sentía.

—Sabía que vendrías, así que decidí arreglarme para ti.—Dijo tratando de seducir al de trenzas.

Tom la alejó y se adentró al departamento cerrando la puerta.

Miranda intentó besarlo, pero el de trenzas no lo permitió, la alejó, así ella cayendo al sillón.

—Así que rudo, bien.. me gusta.—Mencionó.

Tom solo la miró con odio.

—Vamos, kaulitz... no contengas lo que sientes, mon amour.

—Cállate, no vuelvas a llamarme así.

—Así es, como te gusta que te llame, ¿no es así? Que cambia que yo lo diga, mon amour.

—¡Cállate! —Miranda lo miró confundida.— ¡No puedes llamarme así! ¡comprende que no eres ella!

—¡Qué cambia! ¡Soy mucho mejor que ella! ¡Por qué cambiaría, sabes que soy mejor, sabes que lo soy en todo sentido!

Miranda, se levantó del sillón, así quedando frente a frente con el de trenzas.

—No eres ella, nunca serás como ella, no le llegas ni a los talones.

—Sabes que soy mejor, ella es una estúpida insignificante.

—No, ella es mucho mejor que tú y todas las demás, nunca te amé y nunca lo haré, entiende eso. Jamás serás como ella, nunca podrás decir que tuviste mi corazón por que sería una total mentira, de mi cabeza no sale Idara, por que ella si es el amor que siempre soñé, eso te duele, te duele saber que a ella si la deseo y amo como mujer, tu solo me fastidias, odio tu presencia, te odio a ti Miranda.

—No sabes lo que dices, podemos arreglarlo de la manera que te gusta, Tom, necesitas sexo y solo puedo dártelo yo, sabes muy bien que si estás conmigo, si follas conmigo no podrás dejarme, soy tu tentación y si caes no podrás olvidarme y lo sabes.

—Miranda, te detesto.—Dijo.— La única mujer a la que follaría en mi vida, sabes bien quien es, no es necesario mencionarla, sabes perfectamente como la deseo a ella y solo a ella. Recuerda tu lugar en mi vida, para mi eres pasado y como hubiera deseado no cometer ese error.

—El hubiera no existe, sabes bien que no podrás olvidarme.

—Ya lo hice, Miranda. —Se alejó de ella y salió del departamento.

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ISAOF:
¡Capítulo treinta y dos listo!

En pocos capítulos acabamos con esta historia, estoy optando por la opción del segundo libro, así implantar mejor el proceso de esta relación.

Espero que este capítulo haya sido de su agrado y si fue así, agradecería su voto y comentario.

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