𝐒𝐇𝐄 𝐈𝐒 𝐌𝐈𝐍𝐄 ┃ ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢ

IV.

𝐎𝟒
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Habían pasado alrededor de tres semanas, por los medios ya se conocía sobre la "infidelidad".

La frustración se encontraba cada vez más grande, idara ya no podía pensar con claridad, por los periódicos y revistas, se conocía su nuevo apodo "judas"

—Leo obtuvo lo que quería, está arruinando mi carrera.

—Los paparazzis solo necesitan este tipo de escándalos, id.

—Aura, ¿qué hago? Mi mente está cerrada.

—Dijiste que le darías una lección, hazlo pagar.

El celular de la rubia comenzó a vibrar.

—¿Qué quieres?—Soltó con enojo.

—No me hables así, linda.—Con ese apodo recordó a tom, y su piel se erizó.

—No me llames de ese modo, müller.—Ya se encontraba bastante furiosa.—¿Qué es lo que quieres?

—A ti...si dejas a kaulitz, regresaremos a lo de antes, seremos felices y ese imbécil no se interpondrá.

—Escucha bien, leonard. Te tomaré la palabra, pero será la de hace tres semanas, terminamos.

—¿Qué? No, no puedes romper conmigo, idara yo...yo te amo, no puedes dejarme.

—Yo no te amo, hace tiempo dejé de sentir eso por ti.

—Cuida tus palabras, si me dejas, me encargaré de arruinarte aún más.

—Eres en realidad un cínico, dices que me amas y quieres arruinarme, vete al carajo leonard.—Sin más colgó.—Ya está el primer paso.

—Ahora, hazlo sufrir, quiero ver esa idara vengativa.

—Igual yo, hace años no la veo.—Dijo james sorprendiendo a ambas chicas.

—Se arrepentirá por todo lo que me hizo, créanme que lo hará.

(...)

—Estás algo tensa, linda.—Tom, comenzó a masajear los hombros de la rubia.

Ese gesto no le molestó del todo, disfrutaba aquel toque, su cuerpo se sintió más relajado.

Tom siguió con la acción, mantenía una sonrisa ladina en su rostro.

La rubia talvez lo disfrutaba, pero hizo que el castaño se detuviera.

—¿Que sucede, bonita?

Le gustaba como esos apodos salían de sus labios.

El corazón de la rubia latía con rapidez.

¿Qué es esto? No puedo sentirlo, solo es por publicidad.—Pensó.

En su mente solo se repetía lo mismo, "solo por publicidad."

Ella no sería una de las tantas chicas de su historial.

Emitió un suspiro.—Sigue, por favor.—Pidió. Una sonrisa apareció en los labios del de rastas, y comenzó a masajear sus hombros de nuevo.

Un masaje es diferente a un acoston.

No seré una de ellas, pero enserio necesito un masaje.—Pensó al sentir su cuerpo relajado.

—Somos muy mal tercio, en estas dos relaciones.—Mencionó georg.