La chica tragó saliva. Las palabras salían de ella entrecortadas, demasiado amargas. No quería despedirse, pero tomó fuerzas y lo hizo. Nunca pensó que aquel momento llegaría. Todo avanzaba. Inconscientemente, tratando de aferrar a esa esperanza que gritaba dentro de ella que tal vez volvería a verlos, ignorando el bello destino de su muerte.
El aire que entraba por la puerta, el crujir de las hojas, el ruido de la ciudad, quedaba suspendido en el aire como el tañido de un arpa —suave y melódico— o así era para sus oídos. La niña estaba desplomada en una silla con la cabeza apoyada en sus muslos, mientras se cubría la cabeza con sus manos, reprimiendo el llanto. Sus ojos verdosos miraban fijamente los ataúdes, y unas sombras oscuras magullaba su piel; su cabello rosado parecía la única parte en ella sobresalir, porque todo en el resto gritaba lo contrario.
Incluso ese hermoso cabello que deslumbraba en color, parecía un rosa grisáceo.
...
Cómo todas las tardes desde que se había mudado a Sendai, hacía tres años, caminaba hacía su escuela dando saltos en el acto. Sus padres adoptivos o "falsos" cómo a ________ le gustaba llamarlos: no podían llevarla, además que la de cabellos rosas se negaba ante la idea de subirse a un auto.
Shimizu se sentó en la acera de la calle, frente a la casa donde vivía Suguru. Su mejor y único amigo. Los dientes le castañeaban por el frío de esa tormentosa mañana, se abrigó con su bufanda esperando que pasara el efecto. Ambos niños siempre acordaban en ir juntos, eran inseparables; haciendo cualquier travesura que se les cruzara por la cabeza para así sacar la cólera de sus vecinos.
Suspiró pesadamente al notar cómo se le escapaba un estornudo. Enfadada por aquello, se levantó algo impaciente al notar cómo el de cabellos negros tardaba más de lo habitual. Comenzó a caminar de un lado a otro, no le importaba perder clases pero Suguru jamás la hacía esperar; conocía muy bien a su amiga de ojos verdes y su peculiar carácter.
Se mordió los labios nerviosa —un hábito que adquirió desde hace tiempo—, sin determinar que haría. Decidió entonces dejar a su amigo para irse al colegio, sabía que probablemente se enojaría con ella, pero no le importo.
Geto siempre insistía en acompañarla a donde fuera. No quería dejarla sola, aunque él fuese todavía un simple crío, se quería segurar de proteger a su amiga de cualquier incidente.
Aun cuando las intenciones y actos de Suguru fueran de preocupación, ________ se las arreglaba para ser cruel, enfadándose con el azabache ante el más mínimo detalle.
La niña bufo impaciente, se quedó de pie en la calle dudando. Para luego decidir abandonar de una vez por todas a su amigo.
Estaba pensando demasiado su decisión.
Tal vez, estaba siendo muy dura, él solo veía por su tranquilidad, se aseguraba de darle ese cariño que tanto necesitaba y que sus padres falsos decían darle. Culpable de sus acciones, bajo la mirada. Para enfocarse en sus pisadas, en como la calle seguía el mismo patrón monótono, y solo esas hojas rojizas adornaban el aburrido pavimento.
Pateo algunas de hojas y de pronto, escuchó unas risotadas. Se enfocó en las voces, supuso que no muy lejos de dónde ella se encontraba.
Otra risilla. Hizo una mueca por la jocosa voz.
Entonces, alzó la mirada de sus zapatos al reconocer la melosa risa de su mejor amigo y el causante del pequeño tornado en su cabeza.
Ahí estaba él, abrazado con un chico albino; riendo, jugando y con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¿Suguru? —susurro sin alguna fuerza Shimizu.
...
Más adelante, años más tarde, la de ojos verdes oía rumores acerca de ella por los pasillos. "Crecer es una mierda" pensó la joven. La mente de ________ estaba vacía y su piel erizada era una advertencia de la represión de sus más profundos pensamientos.
ESTÁS LEYENDO
Gojo Satoru | One Shot's
FanfictionOne-Shot's de nuestro albino favorito. Contenido variado de Gojo x Lector@ Advertencia: Puede contener temas que no sean del agrado de muchos lectores, así cómo contenido para mayores de edad, se recomienda discreción. La imagen de la portada no me...