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No podía creerme que estuviera ahí. ¿Por qué a mí? No lo entendía.

De todos los lugares del mundo, Mateo tenía que estar en el mismo lugar que yo.

Yo creo en eso del destino, pero en aquel momento lo odié con cada célula de mi cuerpo.

Mateo se encontraba de cara a la puerta en la cuál los seis estábamos parados.

Me percaté de que se encontraba con una chica, que estaba de espaldas a nosotros. No podía reconocerla, pero pensé que era la chica con la que me puso los cuernos. Parece que al final les va bien la relación.

Qué rabia. A las malas personas siempre o casi siempre les salen bien las cosas.

De repente, Mateo, que se estaba riendo de algo que la chica había dicho, levantó la cabeza... Y nos vio. Más bien me vio, por qué su sonrisa desapareció al instante y solo sé centró en mí.

La chica se giró ante la estupefacción de Mateo y entonces vi que era...

¡¿LUCÍA?!

Un momento... ¿La tía con la que me había sido infiel era la chica nueva de nuestra clase?

Creo que en aquel momento mi alma abandonó mi cuerpo.

Mateo no apartó su mirada de mí, y yo no iba a hacer menos.

Pero Lorena se interpuso entre nuestro contacto visual.

-Podemos ir a cualquier otro sitio si quieres. No tenemos por qué...

-No -la interrumpí con una sonrisa- No pasa nada. Podemos quedarnos. Estoy bien

-¿Esa no es Lucía? -preguntó Dani

-Sí -agaché la cabeza

-Se acabó -Dani me cogió por los hombros y me condujo hasta la mesa más alegada de Mateo y Lucía

Nos siguieron Lorena y Alex, porque Luca y Marco fueron a pedir la comida.

-¿Vais a poder con todos los pedidos? -preguntó Lorena

-Sí, fuimos camareros en nuestras vidas pasadas -bromeó Marco

Dani se sentó a mi lado y en ningún momento dejó de abrazarme, dándome su apoyo incondicional.

Se agradecía un montón, pero volver a ver a Mateo después de tanto tiempo me hizo recordar muchas cosas.

Cómo nuestra primera cita en el parque de atracciones y que casi vomita del mareo, la vez que fuimos de excursión a la montaña y casi muero, o cuando fuimos a su pueblo a pasar un puente.

Recuerdos. Demasiados recuerdos que, en aquel momento me dolían demasiado.

Hasta que algo hizo click en mi interior.

Ari, pudiste olvidarle una vez. Puedes volver a hacerlo. Disfruta de la gente que quieres que está aquí contigo y olvídate de ese cabrón.

Mi subconsciente tenía razón. No podía permitir que Mateo me amargara la vida para siempre.

Así que deje de lado todos esos recuerdos y experiencias y me centré en mis amigos y en mi pareja.

Respiré hondo y Dani me miró.

-¿Estás bien?

Le miré con una sonrisa.

-Sí, estoy bien. Me afecta que esté aquí, pero no voy a dejar que me deprima. Quiero que sepa que he rehecho mi vida y que no le necesito. Aunque tampoco tengo por qué demostrarle nada. Qué se joda

Lo que la amistad escondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora