Capítulo 6: A Series of Fortunate Events

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-Gracias por la comida profesor-, Harry se volvió para saludar a sus compañeros de cena mientras caminaba hacia la fila de taxis que esperaban, -y buena suerte con sus inventos-.

-Gracias de nuevo por su ayuda, señor Black-, sonrió el profesor, -y no olvide reunirse con nosotros en Alemania-.

-No lo haré-, asintió Harry mientras subía al primer taxi, -adiós-.

-Adiós-, Henchgirl saludó con la mano hasta que el taxi dobló una esquina y desapareció de la vista, -¿cree que volveremos a verle, Profesor?-.

-Es difícil de decir Henchgirl-, suspiró el Profesor, -puede que decida que es mejor no atraernos a su mundo-.

Mientras Henchgirl y el Profesor continuaban su conversación sobre el misterioso Sr. Black, al otro lado de la calle tenía lugar una conversación similar entre una llamativa joven y su perro.

-Subió al primer taxi-, la bella joven soltó un bufido poco propio de una dama, -parece que los holandeses nos estaban tomando el pelo, nadie con entrenamiento cometería un error tan simple como ese, es lo primero que te enseñan en el entrenamiento-.

-Por eso no nos molestamos en colocarle amuletos de rastreo. Al meterse en ese taxi, nos está demostrando por qué nunca es buena idea recortar gastos-. Su caniche respondió secamente, -acéptalo chico, nos enfrentamos a los mejores-.

-Esa suposición parece depender de que los informes sobre sus proezas sean ciertos-, sonrió la mujer, -me parece que estás tergiversando las cosas para que encajen en tu teoría de mascota-.

-Seis meses sin entrenar y ya se creen que lo saben todo-, el perro sacudió la cabeza con desesperación, -dime entonces oh sabio ¿qué hizo nada más salir del restaurante?-.

-Se despidió de la gente con la que había comido-, la mujer habló despacio como si se dirigiera a un niño, -luego se subió al primer taxi-.

-Usó eso como excusa para mirar a su alrededor, y nos miró directamente-. El perro corrigió -¿Qué hizo después?-.

-Intercambió unas palabras con las personas mencionadas-, la mujer se mordió el labio inferior, -luego se subió a un taxi-.

-Cuando se volvió de su saludo sus ojos barrieron la fila de taxis que esperaban, y de alguna manera fue capaz de elegir el único coche que no golpeaste con hechizos de rastreo-.

-Tampoco hechicé a los tres últimos-, la chica se encogió de hombros. -Sigo pensando que eso no prueba nada y no veo cuál fue el gran problema de que nos mirara-.

-Te miró, sonrió satisfecho y me miró a mí-. Aclaró el perro, -hizo algunas otras cosas que lo delataron pero esos fueron los puntos principales y hablaremos del resto más tarde-.

-Oh-, la mujer miró al perro sorprendida, -¿así que es tan bueno?-.

-Sí-, asintió el perro, -¿qué hemos aprendido hoy?-.

-Que siempre debemos hechizar el primer taxi-, la mujer asintió lentamente, -no que nunca debemos dejar un agujero por pequeño que sea-.

-¿Y?-.

-Y que no importa lo bueno que seas, siempre hay alguien mejor-.

-Una cosa más-, el perro esbozó una sonrisa canina, -los más peligrosos siempre se esfuerzan por parecer inofensivos-.

-¿Por eso insististe en que te acicalara y te atara un lazo rosa al cuello antes de emprender esta misión?-.

-Eh... sí-, aceptó rápidamente el animago Caniche, -me alegro de que por fin empieces a aprender cómo funciona el mundo-.

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