Capítulo 21: Dumbledore's Obsessed with Pornography

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Harry se despertó tarde y respiró hondo a la mañana siguiente. Justo cuando estaba a punto de dejarse llevar de nuevo a su sueño, sus ojos se abrieron de golpe. Debido a sus acciones, era probable que hubiera dos miembros de la Orden de camino a Hungría, peor dos miembros de la Orden que conocían a Harry Potter.
Maldiciendo, Harry corrió por la habitación metiendo sus pocas pertenencias en la mochila, esperando desesperadamente estar listo y en camino antes de que alguno de sus amigos pudiera encontrarlo. Con la mochila al hombro, Harry se asomó cautelosamente a la puerta para asegurarse de que el vestíbulo estaba despejado antes de dirigirse a la recepción.

-¿Puedo ayudarle?- El recepcionista sonrió cuando Harry se acercó.

-Me voy-, Harry se esforzó por mantener la voz uniforme. -Terminé mis asuntos antes de lo que esperaba, así que realmente no tiene sentido quedarme mucho más tiempo-.

-Entiendo, señor-, asintió el recepcionista. -Ya me he hecho cargo de los gastos de su estancia, así que si firma aquí... ...gracias, señor. Buen viaje-.

-Lo haré-, asintió Harry. -Adiós-.

Harry se obligó a no correr mientras regresaba a la tienda mágica donde había comprado el Traslador para ir al criadero de dragones.

-Hola de nuevo-, sonrió la mujer detrás del mostrador. -¿Necesita otro Traslador para visitar a los dragones?-.

-Esta vez necesito un Traslador para salir del país, si es posible-, sonrió Harry. -Y me temo que tengo un poco de prisa-.

-Me temo que no puedo conseguirte un Traslador internacional-, frunció el ceño la mujer. -Pero puedo llevarte a la tienda de mi tío en Halas, sé que él puede arreglar algo-.

-Gracias-, Harry empezó a relajarse. -¿Cuánto tardarás en llevarme a Halas?-.

-Ahora mismo-, la mujer volteó el letrero de su tienda a cerrado. -Planeaba visitarlo cuando aparecieras. A menos que prefieras no compartir el Traslador.

-Un Traslador compartido está bien-, Harry sonrió. -Gracias-.

-No hay problema-, la mujer le devolvió la sonrisa. -Sólo toca la cuerda, y nos vamos en tres, dos...-

-Bienvenidos-, les saludó un hombre mayor a su llegada. -No esperaba verlos hasta dentro de unos días, supongo que han podido arreglar las cosas más rápido de lo que esperaba-.

-Ha acertado-, sonrió la mujer. -Necesita un Traslador internacional para...-

-Crimea-.

-Excelente-, asintió el anciano. -Puedo conseguir una que le lleve a la tienda de mi primo en Yalta, no tardaré más que unas horas en hacer los trámites-.

-Gracias-, asintió Harry. -Y lamento interrumpir su visita con su sobrina-.

-Culpa mía por no esperarte aquí antes-, se encogió de hombros el anciano. -Mientras esperas, siéntete libre de echar un vistazo a lo que tengo en venta o...-.

-¿O?-.

-O puede visitar el Museo del Encaje-, sonríe el anciano. -Realmente es algo que tienes que hacer si visitas Halas-.

-¿A qué distancia está de ella?-.

-Justo al final de la calle-, el anciano hizo un gesto hacia la puerta. -No tiene pérdida-.

-Suena bien-, asintió Harry. -Creo que lo haré-.

-Y asegúrate de comprar algo de encaje ya que estás aquí-, llamó el anciano mientras Harry se retiraba. -Puede que sea caro, pero merece la pena-.

-Buenas tardes-, saludó una mujer a Harry a su entrada en el museo del encaje.

-¿Es este el museo del encaje?- preguntó Harry con una tímida sonrisa.

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