Minho es el chico alfa repetidor que se pasa las clases de inglés durmiendo, y cuando habla es solo para decir cualquier ridiculez.
Su profesor, harto de sus estupideces, lo pone junto a Jisung, el omega más brillante en inglés con acento británico...
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Al día siguiente tocaba clase de inglés de nuevo a primera hora del horario escolar. Jisung estaba algo avergonzado de ver al profesor de nuevo, mientras que Minho ya estaba más que acostumbrado a eso.
El profesor dió su respectiva lección del día, para después mandar varios ejercicios del libro a hacer. Después se aclaró la garganta.
—Lee Minho y Han Jisung, acompañénme fuera del aula, por favor.— Pidió. Jisung se levantó de inmediato, siendo obediente. Pero el alfa estaba dormitando sobre su mesa con su conciencia bastante tranquila. Jisung chasqueó la lengua y se fue hacia el asiento del castaño. Posó su mano sobre el hombro del chico, y lo meneó un poco, haciendo que abra los ojos sobresaltado, levantó su cabeza con un movimiento brusco. Jisung inconscientemente puso su mano sobre la cabecita del castaño, relajándolo y evitando que se pudiese hacer daño por la brusquedad.
—Minho, nos llamó el profesor.— Dijo de manera suave, para no aturdirlo pues se acababa de despertar.
—Qué pesado es, joder.— Dijo con fastidio. Jisung asintió casi innotoriamente dándole la razón, Minho rió por lo bajo al ver ese gesto del pequeño.
El alfa se levantó de mala gana, yéndose a la puerta donde estaba el profesor. Jisung fue detrás de él. Quedaron fuera de la clase, enfrente del beta, quien los miraba con los brazos cruzados sobre su pecho. Se aclaró la garganta.
—¿Ustedes saben que la pequeña "peleita" —hizo comillas con sus dedos— de ayer les afectó negativamente a la media, no?— Sus cejas estaban alzadas, mirando a los dos adolescentes.
Jisung tragó duro, mientras que Minho solamente miraba de manera indiferente al profesor.
—Lee, no sé que decir de ti, si ni siquiera le echas ganas. Pero, ¿tú, Han? Estoy decepcionado.— Dijo seriamente. El alfa se percató de como el más pequeño agachó su cabeza y abultaba sus cachetitos. —Jisung, te bajaron 2 puntos en la media por la expulsión, ¿sabes lo que es eso? Espero que recapacites.— Concluyó y volvió a entrar en la clase.
Jisung se quedó congelado, él era muy exigente con sus notas, sintió como se defraudó a si mismo. Sus ojitos se pusieron algo acuosos y sus feromonas se alteraron, llegando estas a las fosas nasales de Minho.
—¿Estás bien, Jisung?— Preguntó con tono preocupado. Posó una mano en el hombro del chiquillo y levantó su mentón con suavidad, pero su mano fue apartada con un manotazo.
—¡Esto es tu culpa, Minho! Lo fastidias todo.— Lo miró con rencor y volvieron a entrar en la clase. Jisung lucía bastante molesto, que hasta Minho se sintió algo mal.
Pero bueno, eso no quita que tenga sueño por culpa del aburrimiento, por lo que volvió a dormirse en su mesa tranquilamente.
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El asqueroso ruido del timbre sonó, despertando a Minho. Revisó la hora, hora de irse a casa.
Estaba guardando sus cosas y se colocó la mochila en un solo hombro, cuando de repente vió la cara algo triste de Jisung.
Mierda, ¿por qué se sentía mal por él? Era algo que se cuestionaba, y no obtenía respuesta. De pronto se le ocurrió algo.
Salió de su correspondiente aula, y bajó las escaleras. Se dirigió a la oficina donde estaba normalmente el profesor Kim. Tocó a la puerta, escuchando un "adelante" en respuesta.
—Minho, ¿qué te trae por aquí?— Preguntó el beta, dejando de lado unos papeles para poner toda su atención en el adolescente.
—Quería disculparme, profesor Kim. Es mi culpa que hayan expulsado a Jisung conmigo, yo empecé a molestarlo primero.— El profesor arqueó una ceja, mirando con sorpresa al menor. —Si hay algo que pueda hacer para que no le bajen nota, hagámelo saber, por favor.— Pidió, con tono suplicante. El adulto suspiró.
—Está bien disculparte, Minho. Pero Jisung también continuó discutiendo, y eso es una mala conducta.— Respondió simplemente.
—Por favor, profesor, se lo ruego. Jisung se esfuerza mucho en sus notas, se nota que es un buen chico.— Rogó. El profesor sonrió, negando con la cabeza.
—Veré que puedo hacer, Minho. Puedes retirarte.— El rostro del chiquillo se iluminó, sonriendo.
—¡Gracias, profesor! ¡Muchas gracias!— Agradeció animado e hizo unas cuantas reverencias antes de abandonar la oficina.
"Lo que hace un joven para cortejar a un omega..." Pensaba el profesor con una sonrisa en su rostro.
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