Minho es el chico alfa repetidor que se pasa las clases de inglés durmiendo, y cuando habla es solo para decir cualquier ridiculez.
Su profesor, harto de sus estupideces, lo pone junto a Jisung, el omega más brillante en inglés con acento británico...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entró a aquel vestuario que antes le mencionó su, ahora, jefe. Se encontró con un grupo de omegas arreglándose y maquillándose. Y ahí estaba la muchacha que vió antes. Ella casualmente le sonrió y se acercó a él con mucha confianza.
—Soy Lisa, ¿y tú?— Extendió su bonita mano decorada con uñas postizas y varios anillos.
—Jisung.— Contestó en un tono de voz bajito, y después estrechó las manos con la chica.
—¿Cuál es tu historia?— Preguntó un chico rubio de cabellos rizados.
—¿Qué?—
—¿Por qué estás aquí? Ya sabes, realmente nadie está aquí porque quiere...— Dijo algo apenado el chico.
—Oh... ehm, yo...— Tartamudeaba. Le dolía tanto pensar lo que había pasado. Lalisa pareció entender su comportamiento, y tomó una de sus manos.
—Puedes contarnos y confiar en nosotros, Jisung. Todos tenemos una historia detrás.— Habló cálidamente la muchacha. Jisung sonrió debilmente.
—Mis padres me echaron de casa, sin dejarme siquiera tomar mis cosas, solo necesito un poco de dinero para mis estudios...— Todo el grupo de omegas miraron sorprendidos a aquel pelinaranja.
—¿Aún estudias?— El chico rubio de antes miró a Lalisa con los ojos abiertos. —¿Cuántos años tienes, chico?—
—Diecisiete...— Jisung juraba que podía escuchar los duros tragos de saliva de todos los presentes. Lalisa suspiró, sus ojitos estaban brillantes, se le acumulaban algunas lágrimas.
—Oye, prepárate y sal ahí fuera... Tengo que irme.— La chica salió algo incómoda de ahí, dejando a Jisung algo extrañado.
—Ella sabe lo que es empezar a prostituirse para sobrevivir siendo aún joven.— Habló el rubio, los demás omegas continuaron arreglándose.
—¿Con cuántos empezó?— Preguntó.
—Con solo 14 años, su padre la metió aquí.— Jisung apretó los labios y cerró los ojos, le partió el corazón. —Esto es un infierno...— Suspiró. Jisung no sabía que decir. —Por cierto, soy Park Jimin.— Dijo para canbiar un poco de tema.
—Un gusto.— Trató de sonreír.
—Deberías prepararte ya...— Dijo, suspirando. Porque él también sabía lo que se venía. Jisung asintió y tomó algo de ropa. Los nervios lo invadían, quería vomitar ahí mismo. Estaba muerto de miedo.
Salió dando un suspiro. No quería estar ahí. Quería irse a casa. No, esa ya no era su casa. Sentía grandes punzadas en el corazón, sus ojos amenazaban con lagrimear. Todo eso le aterraba.
