20- Enfrentamientos

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Samantha Hawkins

Hudson cree que por traerme aquí ya lo voy a escuchar. No deseo ni verlo, aunque no puedo negar que la presencia de Sirio me calma, una lástima que tenga semejante dueño.
El perro también se alegra de verme lanzándose a mis brazos, se me escapa una sonrisa sintiendo su suave pelaje contra mis manos.

- Eres hermoso, yo también te extrañe- susurro abrazandolo.

Y como respuesta el animal ladra.
Hudson se acerca y estira su mano acariciando el perro y me aparto aclarando mi garganta.

- ¿ Dónde estamos?- me cruzo de brazos esperando una respuesta de su parte.

- Ya te lo dije, tenemos que hablar y que mejor que en mi casa de verano dónde podemos estar solos sin que nadie nos interrumpa.

- Pero yo no quiero hablar nada contigo.

- ¡ No seas terca mujer! De aquí no te vas a ir hasta que me hallas escuchado.

- Pues entonces me escaparé. Y no te acerques a mí- advertí al ver sus pasos en mi dirección pero su respuesta fue reír y atraparme para subirme de nuevo en su hombro en lo que yo pataleaba.

Ni siquiera pude detallar bien la casa de cabezas y por más que  pidiera ayuda a los empleados nadie me escuchaba.

Subimos por una escalera hasta una segunda planta y me bajo sobre mis pies cuando ya estábamos dentro de una habitación cerrando la puerta tras de sí.

- Este será tú nuevo dormitorio, mandé a qué te trajeran todo tipo de ropa que vas a encontrar en closet, a tú derecha está el baño y la comida se va a encargar el ama de llaves en sus horarios.

-No puedes hacerme esto- proteste e intenté pasarlo para salir pero me agarró por el brazo.

- Sí puedo, porque me importas y sabes que lo que ambos vivimos ese fin de semana más que un contrato se sintió como lo más real que he experimentado en mi vida.

Sus palabras y su mirada intensa me aceleraron mi pobre corazón. Intenté separame para no lucir tan afectada, no sabía que decir pero tampoco podía creerle. Es Hudson Manckley simplemente puede ser está una de sus jugarretas para que caiga a sus pies.

- Sé que estás enojada conmigo, pero tienes que darme una oportunidad para aclararlo todo.

- No sé si creerte- susurré cansada y el asintió.

- Te dejaré descansar y pensar en lo que yo atiendo unos asuntos de la empresa. Cuando vire hablaremos y sí decides alejarte de mí lo respetaré.

Asentí rendida porque igual no tenía otro opción y parece que no se daría por vencido hasta que no habláramos.
Antes de marcharse me robó un pico dejándome estática y lo ví marchar. Me quedé con la mirada fija en la madera mientras mi mano derecha ascendía lentamente hacia mis labios involuntariamente como si pudiera retener ese mínimo contacto.

Hudson Manckley

Dejar a Samantha encerrada no se sentía bien; lo que más deseaba era quedarme con ella y solucionar esto. Pero también tenía un caos en el exterior que no tenía nada que ver con mis nuevos sentimientos.

Llame a la cuidadora de la madre de mi ratoncita primero que todo antes de dirigirme a la empresa y le pedí que tranquilizara a mi futura suegra que mañana mismo tenía planeado conocerla. Lo próximo sería mi familia y los Roberts.

Tomé las llaves de otro de mis autos para dirigirme a la empresa y en el camino puse el manos libres para hablar con Rebeca.

- Señor Hudson

-Dime por favor que ya has sacado mi cara de todos los malditas noticias.

- Señor tiene que entender que está ves han sido dos escándalos uno detrás de otro y tengo una fuente que asegura que tiene nueva fotos de usted ayer cargando a Samantha. ¡ Al menos deme un descanso!- resopló la mujer por el otro lado de la línea.

- No me importas lo que hagas, no quiero que mi vida personal afecte el nuevo proyecto. Calma a los guitres asegurando que daré una rueda de prensas.

- Ok como usted diga señor.

Desconecté el audífono de mi oído y acelere para llegar lo antes posible a la compañía. Conociendo bien a mi padre ya estaría en primera línea de nuevo contra mí.

Y no me equivoqué porque justo cuando llegue divisé uno de los autos con el logo de mi familia.

El lugar estaba rodeado de prensa. Lo que cuál fue difícil a la hora de ingresar, pero me mantuve firme ignorando todas sus preguntas con los guardias de seguridad manteniendolos a raya.

Una vez dentro la recepcionista me informo que me estaban esperando en la sala de reuniones. Asentí subiendo en el ascensor pero antes un brazo femenino me detuvo.

- ¿ Dónde está Samantha?- Ana me miraba enfurecida dándome una mirada de muerte.

- Está donde tiene que estar.

- ¡Hay por favor!. Podrás engañar a mi amiga y a Maximiliano quizás. Pero para mí siempre serás la misma mierda que jugó conmigo.

- ¡ De esto se trata todo!- sonreí de medio lado.

E intento abofetearme pero agarré su mano.

- No pruebes mi paciencia. Tengo un límite. Puede que no halla actuado bien en un pasado pero no tienes ni idea de lo que estoy viviendo con Sam y por respeto a ella y a tú hermano voy a olvidar el hecho de lo que acabas de intentar hacer. Lo mejor es que te vallas- señale la salida y hacia uno de los guardias de seguridad y gruñi al pensar que esto también se pudiera volver un escándalo con la prensa.

- Yo puedo irme sola, pero ten por seguro que encontraré a mi amiga y la haré entrar en razón.

Se giró después de amenazarme marchandose hacia la salida antes que mis guardias la escoltaran.

Subí en el ascensor preparándome mentalmente para lo próximo que vendría que seguro me sacaría de mis casillas. Pero la imagen de mi ratoncita me calmaba un poco. Estaba tentado de llamar para ver cómo estaba transcurriendo su día.

Pero me resistí y en nada estaba en la sala de reunión. Le ordené a mi secretaria que trajera un café para todos los presentes.

Mi padre.

Los Roberts

Y la mirada decepcionada de mi madre.

No sé si eso podría solucionar algo, pero al menos podría apaciguar la marea.

"Mi jefe necesita una novia" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora