Samantha Hawkins
Ana me persigue hasta el baño y recoge mi cabello cuando me agachó en el inodoro vaciando mi estómago.
- ¡Por Dios esto va a acabar conmigo!- suspiro una vez que terminó y me lavo las manos.
- Estuve averiguando en Internet y es normal las náuseas y los vomitos en los primeros meses- me explica mi amiga alcanzadome una toalla.
- Te estás volviendo una experta para cuando te toque- me burló y ella pone los ojos en blanco.
- Con mi sobrino o sobrina ya me basta. Ahora la verdadera pregunta es qué vas a hacer.
- No sé a qué te refieres- dejo la toalla en su sitio e intento pasar por su lado y se cruza de brazos enarcando una de sus cejas.
- A ver no soy fan de Hudson, de hecho todavía creo que es un imbécil que no los merece- señala mi pancita.
- ¿ Y entonces a qué se debe esta plática?
- Mi punto está en que veo tú cara y que estás completamente enamorada de ese hombre y lo que acaba de hacer ante el mundo no es propio de él.
- No quiero hablar de eso ahora mismo- paso por su lado y ella me sigue levantando las manos en son de paz.
- Como tú quieras pero más temprano que tarde tendrás que enfrentarlo.
- La frase no es así- me burló y ella ríe también.
- El viene en camino.
- ¡Qué! ¿ Por qué no me dijiste nada,?- me alteró sintiendo mi corazón latir a toda prisa y mi estómago con mariposas furiosas.
Mire mi vestimenta que era un desastre con uno de los vestidos de Ana, sudada con mi cabello hecho un desastre. Mi amiga lo notó porque corrió hacia su habitación y regreso con una muda de ropa limpia.
- Lo mejor es que te duches. Y tranquila lo tengo todo controlado. Tendrán la casa para hablar y sí ese imbécil la vuelve a cagar mi hermano y yo estaremos cerca para romperle toda la cara.
Asiento abrazándola fuerte mientras ella ríe.
- Gracias- susurro.
La veo dejarme sóla y me adentro nuevamente en su baño para ducharme. Según el agua cae en mi cuerpo me siento cada vez más ansiosa. Temo que algo salga mal, es muy pronto para todo. Nunca he sentido por nadie lo que siento por Hudson, y todo se ha dado demasiado rápido, incluso no sé si estoy preparada para ser mamá. Es extraño saber que hay una vida creciendo dentro de mí. Que dos personas puedan crear algo maravilloso. Es todo un caos el hecho de que te cambia la vida, pero a la vez pensar en dejar ir a un ser tan pequeño que ni siquiera tiene la culpa duele.
Por ello debo ser fuerte.Ya vestida y peinada salgo, Ana está sentada en su cama y me indica que ya Hudson llegó y me está esperando en el jardín. Bajo las escaleras tomándome todo el tiempo del mundo y suspirando, mientras me limpio las manos en el vestido amarillo de vuelos que se mece con el viento cuando camino por el césped hacia el invernadero dónde hay varias señales.
Miro confundida la figura de Maximiliano y casi me siento decepcionada.
- Tranquila, sólo estoy aquí como un caballero. ¿ Confías en mí?- me extiende su mano y asiento. Nos dirigimos hacia la parte trasera de la mansión dónde hay un lago, me entretengo con las pequeñas rosas que adornan nuestro paso. El silencio no es para nada incómodo a pesar de las confesiones de ayer. Cómo si fuéramos los del primer día que nos conocimos, el hermano mayor de mi mejor amiga que es como mi hermano.
Me encantan el color de las flores, me relaja y cuando pasamos la arboleda que da directamente hacia el muelle contengo todo el aire que pueden mis pulmones cuando mis ojos se topan con los de Hudson.
Son muchos sentimientos recorriendome, se siente como una eternidad desde que nos miraramos de verdad. Toda tan intenso que tengo miedo a desmoronarme ahí mismo. Max me agarra más fuerte cuando me tropiezo y cuando me deja a menos de diez pasos se detiene.
- Hasta aquí llego yo- asiento apretando su mano y viendolo marchar para luego seguir avanzando.
Un paso, dos, tres...
Nuestra distancia se reduce a miradas que lo quieren decir todo. Y cuando me empapó de él, de su figura que me pone a bailar cada una de mis neuronas y me hace sentir debilidad en las piernas, actuó por instinto levantando mi mano y dejando mis huellas en su mejilla.
Lo golpeé duro y no me arrepiento. Su respuesta no me la espero para nada cuando con una de sus manos me toma por la nuca chocando sus labios contra los míos en un beso violento dónde las bocas se consumen, una con otra en una lucha de Titanes que no tiene fin. No quiero parar cuando recorro su ancho pecho, y me embriagó con su perfume de pura masculinidad y enrredo mis brazos en su espesor de su cabello negro. Me levanta como si a penas no pesara nada entre sus brazos y enrredo mis piernas a nivel donde comienza su cintura acercadonos lo más humanamente posible.
Maldito aire que nos hace separarnos en busca de oxígeno, con los ojos cerrados frente con frente.
Me quedo absorta ante la imagen de sus carnosos labios inchados y la media sonrisa que le sigue cuando pronuncia las siguientes palabras que terminan de hacerme papilla por él.
- Te extrañe ratoncita.
- Mejor no hables.
Volví a besarlo y caímos uno sobre otro en aquel viejo muelle mientras nos decíamos con caricias todo lo que no pudimos en este tiempo.
Mis hormonas eran un total desastre con este hombre, se lo quería atribuir al embarazo pero cuando nos abrazamos mirando el sol en lo más lejano escondiéndose no pude evitarlo más.
- Yo también te amo- susurré contra su pecho.
Sintiendo bajo mis manos los latidos de su corazón al ritmo del mío.
- Pensé que nunca lo dirías ratoncita- besó mi cabello riendo y le di una palmada juguetona cuando ví que se reía.
Amaba el sonido de su risa y cada cosa se este hombre.
Después de todo me había enamorado de mi Idiota jefe.
¡Quién lo diría!
Nuestro amor que empezó como un simple contrato.
ESTÁS LEYENDO
"Mi jefe necesita una novia"
RomanceHudson Manckley es el empresario más famoso de Londres y mi jefe; un total mujeriego que piensa que todos deben besar el piso por el que camina. Pero el hombre perfecto tiene un problema y es que necesita urgentemente una novia para presentarle a su...