29- ¿ Quién es el padre?

17.1K 702 13
                                    

Hudson Manckley

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hudson Manckley

- ¿Dime qué es mentira?- me exigía Samantha con los ojos cristalizados.
Pero yo no podía pronunciar palabra alguna con la cabeza dándome vueltas.

- ¡Dímelo!- comenzó a golpear mi pecho y la tuve que agarrar para que no se hiciera daño abrazándola para calmarla.

Así pasaron los minutos, ella en mis brazos yo buscando las mil y un razones para que esto de Gina solo sea un invento para arruinarme la vida.

Sam se separó de mí ya más calmada, sus ojos están algo rojos por lo que me cuesta mantenerle la mirada.

- Yo no sé si soporte la idea- susurro y eso me dió un vuelco al corazón por lo que la tomé de las mejillas acercando mi frente a la de ella.

- No digas eso ratoncita, ya hemos pasado por muchas cosas para llegar aquí. Pase lo que pase no dudes que te amo- la bese bebiendome sus lágrimas. Correspondió a mi beso para luego separarse poniendo una distancia entre nosotros.

- También te amo, pero creo que necesito tiempo.

- Yo no quiero tiempos contigo...

- Es lo mejor Hudson. Tú lo necesitas para saber si ese hijo es realmente tuyo y yo para hacerme una idea.

- Por favor ratoncita- me arrodille frente a ella abrazando sus piernas negandome a dejarla ir- Por favor no digas eso, te hice venir aquí hoy porque quiero casarme contigo porque eres lo mejor que me ha pasado en toda la vida, no puedo imaginar mis días sin tí y sin él- acarició su vientre y ella se le escapa una sonrisa que me da esperanza.

- Puede ser una ella-

- Pero estoy seguro que es un el- acarició más su vientre besándolo y ella pasa su mano por mi cabello suspirando.

- No tienes remedio Hudson Manckley.

- Por eso me amas, no?- la miro expectante y ella asiente.

- Por favor ratoncita cásate conmigo, no nos hagas esto- suplicó.

Su silencio es como mi castigo y se vuelve interminable. Me levantó y no espero respuesta llenando de besos su cara, sus mejillas, tomando su boca en un beso apasionado que me devuelve la vida mientras me corresponde.

Termino sacando su vestido y paso a su cuello repartiendo pequeños besos, disfrutando de esos pequeños gemidos que se le escapan. Nos separamos en busca de oxígeno y regreso a sus ojos, dónde sólo hay adoración absoluta, no hay dudas, no se necesitan palabras. La cargó a estilo nupcial y la llevo directo a mi habitación sacándole una sonrisa mientras lucho por no caerme distraído por el dulce sabor de sus labios que vuelvo a tomar en el proceso. La depósito con cuidado y me dedicó a demostrarle a esta mujer las mil y un razones por las que debería ser mía por siempre, mi esposa, mi ratoncita, la madre de mis hijos, el amor de mi vida.

Gina Roberts

Mis planes cambiaron cuando ví esas pequeñas rallas en aquel test de embarazo. Pensé que había perdido a Hudson pero mi cerebro se alumbró ante la llegada de dicha sanguijuela que crecía dentro de mi vientre y la posibilidad de hacerlo creer que era suyo por aquella noche. Pensé en ir directamente con él, pero que mejor que acertar en el clavo dos veces con aquella mosquita muerta que había presentado como su novia.

Hudson Manckley es para mí como yo para el desde que tengo memoria, papá me lo había prometido mil veces. Pero nunca contó con él hecho de que el imbécil de Manckley se enamorara de una niñata. La verdad es que me importa una mierda Hudson, no es que estuviera loca por él, pero mi orgullo de mujer era más fuerte para dejarlo ir. Quería hacerle la vida un infierno que se sintiera tan poca cosa sin la chiquilla esa. Pero primero tenía librar mi mente de Santino y su recuerdo; así como esa odiosa sensación que podría aparecer en cualquier momento.

Anthony maldito Santino, lo conocí en un bar y en seguida su oscuridad me atrajo, pero solo quería una noche y ya; hasta que intente escapar al otro día desnuda de su cama y me apunto con una pistola en mi cabeza. Una maldita pistola hecha de oro como todo lo que cargaba este hombre. Así me tuvo secuestrada una semana en una de sus mansiones, amarrada en su cama desnuda y a su Merced; sería una mentirosa si dijera que su enorme polla no me ponía a mil, a la vez que sus castigos. Ese hombre no era normal y así como entro en mi vida desapareció, dejándome este enorme regalo que saldría dentro de nueve meses.

Solo sabía su nombre y su apellido, pero no había nada mas, era como si de pronto se lo hubiera tratado la tierra. Intente mil veces buscar en Internet e incluso regrese al bar, pero nadie sabía, la dirección de su mansión también era todo un misterio ya que llegue a ciegas y así mismo fui expulsada a la realidad por sus hombres.

Doblemente abandonada, no sé que más me dolía si el hecho de Manckley no aceptando que no hay lugar para el amor en este mundo, o ese diablo que se cuela cada noche en mis pesadillas mojando mis sábanas.

Pero todo caería por su propio peso. Sonrío frente al espejo de mi habitación y me visto lo más elegante que puedo para ir a hacerle una visita al nuevo papi de mi hijo, el cual no ha parado de llamarme, estoy segura que ya la mosquita muerta le fue con las buenas nuevas.

- Dirle al chófer que prepare el auto saldré en cinco- ordenó a mi ama de llaves y ella asiente dejándome sola.

Unos toques fuertes en la puerta me hacen rodar los ojos mientras lucho por abrochar el vestido rosa sobre mi cuerpo.

- Ahora voy- grito para el que sea que está del otro lado de la puerta.

Pero mi padre se desespera y entra como un tornado a la habitación.

- ¿ Cómo es eso que estás embarazada?- me grita y aparta la vista cuando me ve medio desnuda hacia arriba.

- Ya te fueron con el chisme que bueno- me burlo y el anciano me toma de sorpresa al levantar su mano y golpear mi cara.

- ¡ Eres una maldita zorra! . No sé que vas a hacer pero no quiero un nieto bastardo o te vas para la calle sin nada.- me amenaza señalandome con el dedo.

- No puedes hacer eso. Soy una Roberts.

- Y eso qué- se burló de mí- No eres más que una zorra como tú madre.

-¡ No hables de mi madre!.

- ¿ Quien es el padre?- exige saber.- Respondeme que no tengo paciencia.

- Manckley- susurro con la mentira sabiendome amarga en mis labios.

Eso parece calmar a mi padre que suspira y sonríe.

- Al menos has hecho algo bien en tú vida. Termina de arreglarte que vamos a hablar directamente con la madre, no confío en el pequeño Manckley. Sí estuviera Heatler todo sería diferente.

Asiento ante sus palabras y suelto todo el aire que estaba conteniendo cuando se va y me deja entre las cuatros paredes que siempre han sido mi refugio sola.


"Mi jefe necesita una novia" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora