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Bakugou siempre se a preguntado cómo se siente el amor verdadero. El que te atraiga una persona a tal punto de volverte loco por no verla o por no poder tocarla. Sí, a tenido y salido con muchas chicas en los últimos dos años, pero ninguna lo hizo sentir esas cosas que otras dicen a ver sentido con esa persona especial. Y está vez no creía ser la excepción.

En primer lugar, un chico, mucho más bajo, de piel clara, podía notar como las pecas adornaban su piel la cual se veía delicada y suave, pelo revoltoso de color verde oscuro, pero sus ojos, dios eran los ojos más lindos y puros que había visto en su jodida vida.

Tenía unas facciones muy bonitas que ocultaba bajo unos anteojos viejos y feos, podía jurar que tenía un cuerpo de en sueño pero lamentablemente lo ocultaba bajo capaz de ropa holgada. Esperen, dijo ¿Lamentablemente?

— me gusta Bakugou senpai. — se lo esperaba, era algo obvio, ser citado a una sala vacía después de la ceremonia de graduación, para que más si no es una confesión, sin mencionar que no lo conocía de nada. — yo... solo quería decirle, no espero respuesta alguna.

El pecoso se veía nervioso, jugaba con sus dedos y de vez en cuando recorría la sala con sus esmeraldas como si fuera lo más interesante, aunque la sala estaba completamente vacía.

— ¿Realmente no quieres nada a cambio de tu confesión? — preguntó el rubio.

Qué sentido tiene confesarse sin querer recibir respuesta, lo encontraba estúpido. Sin embargo lo único que pudo ver fue un lindo sonrojo.

¿Qué está pensado este niño? Pensó en sus adentros, parecía querer decir algo pero no salía palabra de esa boca que no iba a negar que se veía apetitosa.

— Bakugou senpai... — dijo después de un par de minutos, con una voz ¿Seductora? — ¿Realmente puedo tener lo que quiera?

Eso hizo tragar grueso al rubio, ese niño le había puesto seguro a la puerta. De cierta forma se sentía intimidado, pero jodidamente caliente a la vez.

— Dime lo que quieres, pequeño nerd. — el rubio se reposo en la mesa del profesor viendo con excesiva atención cada movimiento del pecoso, del cual aún no sabía el nombre.

El peliverde se acercó tortuosamente lento a dónde se encontraba Bakugou, aún con esa ropa holgada, su esbelta figura resaltaba de alguna u otra manera. — Bakugou senpai... — susurro en el oído del mayor, haciendo que ambos cuerpos rocen entre si. — Quiero que me haga suyo.

Katsuki no se esperaba algo así del pecoso, se veía tan tímido y retraído, pero era tan lindo y sexy que no diría que no, aunque sea su primera vez con un hombre.

— Eres muy codicioso, nerd. — dijo a la vez que atraía más el pequeño cuerpo hacia el suyo, quería sentirlo más, quería tocarlo más. — No quieres una respuesta pero quieres que te folle.

— ¿Eso está mal? — preguntó inocentemente, el rubio solo bufo divertido, tomando lo de la ropa, sugerencia indirecta de que quería que se saque todo.

— Deleita me.

                •                    •                    •

Era más que un deleite, el peliverde tenía el cuerpo más caliente que había visto, provocándole una dolorosa erección, la cual era atendida por esa linda boquita. — Jodido nerd realmente sabes lo que haces, ugh.

El rubio tenía la respiración agitada, la ropa desordenada, y sudada. Su pene se encontraba duro como roca, pero no quería parecer un precoz. Esa boquita era realmente buena. — oi, ven aquí nerd.

Solo Tú, Maldito Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora