III

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Bakugou llevaba mucho tiempo sin tener una buena cogida, y estaba dispuesto a esperar un poco más. Desde ese día, todo había cambiado, y la verdad ya no sabía cómo sentirse, no se entendía ¿Le gustaban los hombres? Definitivamente no, en estos dos años que habían pasado había estado viendo algunos chicos y no sé sentía atraído por ellos en lo más mínimo, pero por otro lado las mujeres, ya no le provocaban nada en particular.

- Amigo tienes unas ojeras horribles. - mencionó el pelirrojo.

- ¿Crees que no lo sé? Me veo todas las putas mañanas en el espejo.

Y sí, tenía otro pequeño problema últimamente. Sueños, no cualquiera, específicamente con cierto peliverde de bellos ojos y pecas adornando su tersa piel. Eran los jodidos sueños más hermosos y calientes que podría desear, el problema yacía en despertar en medio de la noche con una erección dolorosa de la cual debía encargarse, y el no sentir el placer deseado no lo dejaba volver a dormir.

El rubio había buscado por todos los medios posibles a ese peliverde, toda red social que conocía, pero no había nada, era como si no existiera. Definitivamente cuando lo encontrará lo iba a co...

- Espera pelos de mierda. - detuvo al pelirrojo del hombro. Después de tanto ¿Acaso estaba alucinando? - Dime si ves la misma mierda que yo.

- ¿Eh? - a dónde tenía que mirar exactamente. No lo sabía y tenía miedo de preguntar, hasta que poso sus ojos rojos en los alumnos de nuevo ingreso, oh, vió algo extrañamente conocido. - Ese peliverde se me hace conocido ¿En dónde lo he visto? - realmente se estaba esforzando en recordar. - No, no sé, pensé que lo conocía.

Bakugou sonrió malicioso, estaba claro que no lo conocía pero si lo había visto. Esa era la señal de que no era una alucinación. - Nos vemos después.

- Espera! - llamó cuando lo vió alejarse. - ¿A dónde vas?

Sin embargo el rubio no lo dejó seguirlo. Aún así ¿por qué va hacia los de nuevo ingreso? Pensó. Acaso Katsuki tenía un amigo entre esos estudiantes de primer año, era casi imposible, pero aunque lo tuviera no hubiese sido el primero en acercarse.

Cuando lo perdió de vista, se fue hacia la cafetería.

Por otro lado el rubio iba ansioso, si no fuera por ese maldito nerd jamás se hubiese acercado a los de primer año. Pero joder, eso le daba ciertos datos que ese día no se le pasó por la cabeza saber. Iba esquivando a cada persona que se le atravesaba, ignorando elogios por su increíble belleza, y joder que no lo iba a negar, era de los más codiciados en todo el campus, no importaba de que carrera eras sin duda conocías a Bakugou Katsuki.

Pero entre toda esa gente había alguien que lo conocía mejor. - Te encontré maldito nerd. - dijo tomando de la muñeca al menor, deteniendo el paso del mismo al instante, se veía asustado y luego sorprendido y Bakugou vió el momento exacto dónde esas hermosas esmeraldas brillaron. Y muchas no pudieron evitar caer por esa sonrisa socarrona que le dió a ese peliverde con lentes horribles y ropa holgada. - Ven conmigo.

- Espera! - intento detenerlo pero que pasaba con esa increíble fuerza. - Bakugou senpai.

Y dios cómo hacía efecto en el mayor esa voz suave, que podía llegar a ser extremadamente sensual, amaba como sonaba su nombre cuando salía de esos labios.

- ¿Que está pasando? - pronto los murmullos empezaron, era tan odioso cuando hacían ese tipo de cosas, el rubio odiaba a la gente metiche, aunque en secreto fuera uno de ellos. - No puedo creer que ese senpai tan guapo conozca a esa cosa horrorosa.

- Mira que feo viste. Es horrible, parece un chingue al lado de un lindo tigre.

El peliverde se estaba desesperando, odiaba llamar la atención de la multitud de esa manera. Pero no podía soltarse del agarre del mayor. - Bakugou senpai por favor suéltame.- rogó, logrando que este se voltee a verlo.

- Cierra esa linda boquita y solo sígueme ¿Sí? - susurró, y joder como decir que no, su senpai se veía muy cansado, lucía unas ojeras muy oscuras, además de que no lo había insultado, eso fue raro. Sin embargo el agarre era demasiado fuerte.

- Me duele. - murmuró, y el rubio se maldijo por ser tan brusco, no dijo nada, pero rápidamente cambio el agarre, soltó su muñeca para así poder tomar la cálida mano del pecoso.

El peliverde se sonrojo, como no hacerlo, Katsuki lo había tomado de la mano frente a una gran multitud como si fuera lo más normal y cotidiano. Rápidamente se alejaron del montón, caminando por dónde no transcurría gente, al menos no en esa hora, notando como estaba cerca de su dormitorio. Pero un balanceo del mayor lo hizo salir de sus pensamientos.

- puta mierda. - el rubio se frotaba los ojos para no dormirse mientras caminaba, el simple contacto con el pecoso lo hizo sentir tan cálido y cómodo que pronto todo el cansancio volvió a él. Y dios, como amó sentir las manos del más bajo en su rostro. - Nerd...

- Bakugou senpai, se ve muy mal. - los dedos delicados delinearon todo el rostro del mayor. Era reconfortante, para uno poder tocar y para el otro poder sentir. - Mi habitación está cerca, sígame.

Katsuki parecía un pequeño niño siguiendo a su mamá cuando era la hora de dormir. No cuestionó el hecho de que el pecoso lo llevaría a su habitación cuando eso estaba prohibido. Solo, lo siguió en silencio batallando con el sueño, no quería dejar de verlo y sentirlo. Había crecido pero no mucho, o quizás él había creído demasiado que no se notaba cuánto había crecido el pecoso a su lado, pero la diferencia entre ambos era adorable, amaba como se veía tan pequeño y delicado, aunque seguramente no lo admitiría.

Seguía pensando que esa forma de vestir no le favorecía, pero después de presenciar como se puso con la atención de la multitud pensó en qué quizás había un motivo. Pero no sé confundan, él no pensaba que se veía feo, solo que sabía el exquisito cuerpo que escondía bajo esa ropa, y el rostro angelical que opacaba esos lentes.

- Es aquí. - habían llegado demasiado pronto para el gusto del mayor. - puedes sentarte en la cama.

Bakugou se sentó apoyándose en el respaldo, el sueño estaba que lo vencía. - ¿quieres algo de tomar? - el rubio negó, pero lo invitó a ir con él.

- Ven aquí, pequeño nerd. - su voz sonaba un poco ronca, el pecoso se sintió temblar. Pero se acercó y se sentó a su lado, se asustó cuando Katsuki lo alzó y lo sentó en su regazo. - ¿Tienes más clases?

- N'no. - respondió tímido. - cuando llegaste... estaba esperando a un amigo para ir a la cafetería.

- con que un amigo... - no había razón para ponerse celoso ¿Cierto? No sabía, no sabía cómo sentirse no sabía que sentía. - tengo sueño... nerd.

El peliverde se exaltó cuando katsuki apoyó su cabeza en su hombro y lo escuchó suspirar ¿Acaso quería dormirse así? Parecía incómodo.

- Espera, si te duermes así... - y benditos dioses, el rubio se veía adorable, lo miraba desde abajo con ojitos de cachorro esperando a que continuará. - te puedes acalambrar.

El pecoso se bajó de su regazo y lo insitó a acomodarse a su lado. Bakugou no dudó en hacerlo, la cama no era tan pequeña y cabían perfectamente los dos, el mayor se arrulló en el pecho del menor justo ahí dónde podía sentir sus latidos acelerados.

- ¿Y mi beso de buenas noches? - bromeó con la intención de ver un lindo sonrojo en el menor. El peliverde había tenido un pequeño corte circuito, aún así- es bro...

Hizo lo pedido - Buenas noches, Bakugou senpai -unió sus labios en un pequeño beso y empezó a acariciar el cabello sedoso del rubio.

Bakugou no pensó que lo haría, pero joder que estaba agradecido de su valentía, se volvió a hundir en el pecho del menor, siendo abrazado y mimado por este, después de mucho tiempo pudo dormir sin ningún problema.
































Gracias por leer

Solo Tú, Maldito Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora