Hasta que nos volvamos a encontrar [#3.5]

capítulo 3

Cinco meses después

Él no es nada parecido a su padre.

—Mira ese pez de allí —murmura asombrado con lo que le estoy mostrando—. Sus aletas parecen telas de colores resplandecientes.

—Esa es la magia del océano, David. Hay diferentes animales de todos los colores, formas y tamaños. Hay plantas y demasiada vida inexplorada. Es un misterio. El océano tiene algo propio de sí mismo, algo que, por más que lo exploremos todo, nadie ni nada más será capaz de tenerlo.

Es algo tan único y propio de sí como lo que sea que esté ocurriendo entre nosotros.

—Es aterrador, pero encantador a la vez —dice, pensativo.

Como lo que siento por ti.

—Este mundo es único, David. —Resoplo—. Es por eso que no puedo permitir que tu padre siga haciendo lo que quiera. Es por eso que no puede tener alianzas con mi padre. —David dirige su mirada hacia mí y puedo sentir todos los nervios de mi cuerpo poniéndose en alerta bajo su mirada. Mi corazón parece latir como si fuera la primera vez que lo hace luego de haber estado muerto por mucho tiempo. Es como si nunca hubiese sido visto, como si fuese una de esas criaturas que habita en el mundo y todavía no conocemos. Me mira a mí; a Amir—. Matará por completo este mundo si no lo detenemos.

—Sabes que no puedo hacer nada, Amir.

—Puedes hacer lo que tú desees, Davo. —No sé en qué momento acorto su nombre, pero me gusta, le queda bien. Es muy él—. No dejes que te metan en una caja y te utilicen para obtener beneficios propios. No seas su marioneta. No te conviertas en un ave de exhibición; no sobreviven a esa vida porque no están hechos para ella. Están hechos para volar libremente. Sé libre.

Sus ojos abandonan los míos, dejando un vacío en mi pecho, y vuelven al océano.

Tienes demasiado potencial, Davo. No lo desperdicies. No dejes que te controlen. No dejes que te quiten tu libertad.