Hasta que nos volvamos a encontrar [#3.5]

capítulo 7

¡¿Casamiento?!

—¿Qué estás diciendo, Davo? —pregunto desconcertado, esperando haber escuchado mal.

Por favor, esto no puede estar pasando.

Tengo que haber escuchado mal.

—Lo que escuchaste, Amir. Me quieren obligar a casarme con tu hermana, y no puedo negarme. No sé qué hacer para no tener que pedírselo.

Siento como todo el mundo a mi alrededor se derrumba. Todo lo que construimos en este tiempo se cae a pedazos y no soy capaz de arreglarlo. Es como si alguien me hubiese golpeado hasta no saber siquiera quién soy.

—¿Amir? ¿Puedes decir algo?

No puedo.

Quiero hacerlo, pero no puedo.

El nudo en mi garganta no me deja pronunciar ni una palabra. Mis ojos no pueden evitar llenarse de lágrimas que no me permito derramar; mi padre jamás me permitiría llorar. Escucho como mi corazón va rompiéndose con cada segundo que transcurre.

—Amir, di algo. —Hace una pausa y luego vuelve a hablar en un susurro—. Por favor.

—No pueden hacer eso. No pueden apartarnos. No puedes dejar que te encierren, Davo. No podremos vernos si te casas con mi hermana, no podremos...

—Pero tampoco pueden saber lo nuestro —interrumpe, sabiendo que es verdad lo que está diciendo. No pueden saberlo, al menos este pueblo no puede.

No sé qué duele más: él siendo obligado a casarse con mi hermana, o que no podamos amarnos con libertad. ¿Por qué nos hacen esto? ¿Qué les hemos hecho? ¿Por qué debe casarse Davo con ella?

¿Por qué no podemos ser libres?

—Entonces escapemos. —Me acerco a él. Estamos en el bosque que queda a igual distancia de nuestros hogares, ya que aquí nadie puede vernos. Las estrellas y la luna iluminan nuestro encuentro y son testigos del secreto que hemos estado cargando por meses. Davo se ve incluso más hermoso que siempre bajo la luz de estrella, haciendo que vuelva a decir—. Escapa conmigo.

—Tu padre nos encontrará, y lo sabes. —Suelta un suspiro—. No tenemos salida. Estamos atrapados aquí, Amir. Estamos obligados a vivir las vidas que nuestras familias planearon para nosotros.

—¿Te vas a rendir así de fácil? ¡¿No vas a luchar por lo que tenemos?!

No puedes hacer esto, Davo. Por favor, amor. Luchemos por esto que hay entre nosotros. No dejemos que el mundo nos derrote. Seamos más fuertes.

—No se puede luchar si no tenemos con qué defendernos de los ataques, Amir. —Se acerca a mí, pero yo doy un paso atrás. El dolor se hace evidente en su mirada, pero lo ignoro porque sus palabras duelen más que cualquier arma—. Pero encontraremos la manera de hacerlo. Encontraremos la manera de ser nosotros. Lo juro, Amir. No importa cuánto tiempo transcurra; seremos libres. En algún momento lo seremos. Tenemos que encontrar la manera de defendernos y así poder vencerlos.

No sé si es el tono en su voz, la luz que ilumina sus ojos, o si es porque estoy enamorado de él; pero le creo.

—Te creo.

Ingenuamente le creí.

Esta vez, cuando se acerca, no me aparto. Todo lo contrario, me dejo llevar con el beso. Me inundo de él, y me libero de todo.

Sin saber que pronto todo eso terminaría.