capítulo 28

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Siento como si, por primera vez después de diecisiete años, los colores volviesen a teñir al mundo

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Siento como si, por primera vez después de diecisiete años, los colores volviesen a teñir al mundo. Es como si de repente todo volviese a cobrar sentido.

Davo está aquí.

No me importa nada más cuando me acerco a él. No corro por miedo a chocar con alguien, especialmente con el adorable niño rubio que anda correteando por el lugar, pero tampoco voy a paso lento. La emoción de volver a ver a Davo no me permite quedarme quieto.

Necesito abrazarlo, agarrarlo y besarlo.

Todos estos años no he podido pensar en nadie más. No he estado con nadie más porque mi corazón le pertenece a él; le ha pertenecido desde el primer momento en que lo vi y eso jamás va a cambiar.

Cuando estamos a pocos centímetros de distancia no lo pienso, estiro mis brazos y los envuelvo a su alrededor. Luego de un segundo, siento que los suyos hacen lo mismo.

Nos quedamos así un tiempo.

No me interesa si nos están viendo, juzgando o incluso si nos quieren echar de aquí. Lo único que me importa es que estoy en los brazos del amor de mi vida. Y esta vez no pienso dejarlo ir.

🌎

Estamos en mi apartamento luego de haber estado algunos minutos en el café. Decidimos venir aquí porque quedaba más cerca que su hogar.

Estoy por decir algo cuando escucho un pequeño sollozo que viene por detrás mío. Me doy vuelta, preocupado, y veo a Davo parado frente a una vasija que tiene flores violetas; las mismas flores violetas que él me dió aquella noche.

—Cumplí mi promesa —digo mientras me saco mi abrigo. Cuando termino eso, me acerco al rubio y lo abrazo desde atrás, apoyando mi mentón en su cuello—. Las mantuve vivas. Mantuve viva la promesa que hicimos.

—Nos volvimos a encontrar —solloza. Su voz es suave pero firme.

—Nos volvimos a encontrar.

Se gira en mis brazos y sube una de sus manos hasta mi cara, apoyándola en mi mejilla.

—Escuché lo de Gemmalyn —digo—. Lo lamento.

—Sé que debería lamentarlo, pero no lo hago. —Su boca forma una sonrisa quebrada—. No me importa sonar como un monstruo. No cuando eso hizo que pueda estar aquí hoy.

Las lágrimas comienzan a picar mis ojos y pronto comienzan a caer libres, como las de él.

—Jamás dejé de buscarte, ni de amarte, Davo. No pasó ni un día en el que no pensara en ti, en el que no te extrañara. Es como si estos años una parte de mí estuviese ausente. Sabía que eras tú lo que me faltaba, y también sabía que hasta que no volviésemos a encontrarnos ese vacío no se llenaría. Pero ahora estás aquí y siento como si todo volviese a tener sentido; como si el mundo volviese a merecer la pena ser salvado.

Su respuesta es besarme. No necesita palabras.

Y ese beso lleva a otro, y a otro, y no termina ahí. Seguimos hasta que cada rincón de mi anatomía grita su nombre, hasta que cada parte de mi cuerpo se impregna con su aroma, hasta que una vez más soy suyo por completo. Como siempre debió ser.

—¿Por qué me diste flores violetas? —pregunto algunos minutos después.

Davo levanta su cabeza de mi pecho desnudo. Sus caricias sobre los tatuajes que tengo en mi pectoral izquierdo se ralentizan, mas no se detienen. Traza las estrellas que solía dibujar con su dedo una y otra vez —y que luego decidí tatuármelas—, mientras me mira con un brillo más fuerte que el de Sirio en su mirada. Es un brillo que jamás podría describir a la perfección con palabras y que me muestra que hay esperanzas para nosotros.

—Porque están asociadas con la vida, y con la eternidad. —Sonríe y entrelaza sus manos por detrás de mi cuello a la vez que se sienta en mi regazo. Me besa dulcemente y vuelve a hablar—. Tú y yo somos como esas flores. Nuestro amor es eterno. Nosotros seremos eternos. Tú eres mi vida, Amir. Yo... Te amo.

—Tú también eres mi vida, Davo —digo con la voz entrecortada—. Te amo, y lo haré hasta que el mundo acabe, e incluso luego de eso seguiré amándote, porque tú eres mi mundo Davo y en mi corazón siempre serás eterno.

Cuando me vuelve a besar puedo sentir todas las emociones reprimidas, todo el amor que sentimos por el otro, todo lo que hemos sufrido por estar aquí, y también las lágrimas que ambos derramamos.

Por fin tengo de vuelta a mi mundo.

Hasta que nos volvamos a encontrar [#3.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora