Delirios.

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Sus lágrimas eran infinitas. Sus latidos eran acelerados y su respiración cada vez se aceleraba más.
No podía moverse, tenía miedo.
Ese chico en el que tanto confiaba plenamente estaba por herirla de la peor forma.

—No lo hagas, por favor— rogó casi en el llanto.

—Pequeña, no te haré daño— sonrió. Esa sonrisa que tanto adoraba ahora la aborrecía.

Algunos movimientos bastaron para verlo acercarse... Cuando estaba por hacerlo todo se volvió negro.

Abrió sus ojos rápidamente y al darse cuenta de que todo había sido una terrible pesadilla comenzó a llorar. Despreciaba que su cerebro hiciera eso. Aunque era muy raro cuando le pasaba, pero lamentablemente cuando sucedía enfermaba de una ligera gripe. Lo supo pues su frente se sentía algo caliente.

Decidió salir a su balcón a tomar aire, liberó todas sus lágrimas sintiéndose estúpida. ¿Por qué aún seguía llorando por eso? ¿Por qué aún lo recordaba con perfección?

Durante la noche intentó dormir, y había sido un éxito, pero sabía que por la mañana se pondría fatal.

Así fue.

Por la mañana ni siquiera podía ponerse de pie, pues se sentía débil. Todo su cuerpo dolía, su cabeza, tenía la temperatura alta y su nariz estaba roja, al intentar levantarse de la cama sintió sus piernas flaquear.

——¿Puedo pasar?— la voz preocupada de Ben se hizo presente.

Ben conocía perfectamente a su amiga y sabía que cuando Li era impuntual era porque algo no andaba bien. Esa misma mañana todos la esperaban para un desayuno, pero ella nunca llegó.

Era medio día y aún no había señales de Li así que prefirió ir a su habitación por su propia cuenta.

Al no recibir respuesta de la chica decidió entrar, notando que Li estaba agarrada del borde de su cama, mientras respiraba con dificultad.

Rápidamente la tomó de la espalda y la llevó de vuelta a la cama. No necesitaba preguntarle, pues sabía perfectamente lo que estaba pasando.

—Llamaré a los demás, ¿si? Le diré al hada madrina que traiga tus medicinas— murmuró cubriendo la mitad de su cuerpo con la sábana que se encontraba en su cama.

—Gracias, Ben— Li sonrió suavemente.

[***]

Había pasado un rato más o menos, y Ben ya le había dado el aviso a Harry, puesto a que él se encontraba en la isla atendiendo algunas cosas de su tripulación.

—¿Está bien?— cuestionó mientras hablaba con él.

—Enfermó ayer por la noche.

Ambos caminaban de forma rápida con dirección al castillo.

—Esto solo sucede cuando...— prefirió callarse, pues había recordado que Li no le había comentado a Harry de “eso”.

—¿Cuándo...?— alzó su ceja esperando una respuesta.

—Es mejor que lo sepas de ella.

Harry dejó de insistir, pues hablando en ese tono, tal vez se trataba de algo serio.

Al llegar a su habitación se encontraron con el hada madrina, quien cuidaba de Li mientras dormía.

Li. [SIN CORREGIR, PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora