Más allá de todo.

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Harry ni siquiera podía creer todo lo que Ben y Carlos le habían contado.

¿Cómo alguien podía hacerle daño a su tesoro?

Se sentía culpable, aunque sabía perfectamente que en ese entonces él ni siquiera sabía de la existencia de su loquita, pero solo pensar en ella siendo herida por alguien más, pensar en como le arrebataron su inocencia de una forma cruel. Era doloroso para él y aún más pensar en todo lo que Li habría estado sufriendo en todo ese tiempo que se mantuvo callada.

¿Cómo es qué alguien puede quedarse callado?

—¿En dónde está ese tal Elen ahora?— Harry preguntó.

—Encerrado en alguna celda de Arendelle— Ben apretó sus labios y se encogió de hombros.

—Bien... mañana embarcaré a Arendelle. Si no me dice la maldita cura por las buenas, será por las malas— el enojo, y la rabia estaba presente en su voz —Tengo que volver con Li.

Estaba hablando demasiado en serio.

Carlos y Ben se dieron una mirada, puesto a que estaban algos sorprendidos por la reacción del pirata.

Cuando un pirata quiere un tesoro, lo busca hasta encontrarlo, e incluso mata para dar con él.

——Okay, tenemos que ir con él para que no pierda la cabeza— Carlos habló mirando fijamente a la puerta.

Ben asintió lentamente. Vaya... nunca creyó que Harry hiciera eso por una persona y mucho menos por alguien de Auradon, aunque era diferente.

Cuando nos enamoramos de alguien ¿qué no haríamos por ello? Cuando amamos lo único que existe es esa persona y ya, los demás son insignificantes.

Harry volvió a sentarse al lado de su loquita. En su mente solo estaba toda la historia que Carlos y Jay le habían contando hace unos minutos atrás.

Se sentía lleno de coraje.

—Necesito que alguno de ustedes se queden al cuidado de Li. No estaré aquí mañana. Haré un pequeño viaje a Arendelle.

Evie sobre abrió sus ojos.

—¿Qué? ¿qué es lo que harás?

—Solo pedir amablemente la maldita cura.

No, no era cierto. Lo lastimaría si era necesario.

Por esa razón era que Li a veces se comportaba distante, puesto a que la situación que había vivido le había generado traumas y Li tenía miedo de que Harry también hiciera lo mismo, aunque comenzaba a comprender que eso no pasaría. Harry era diferente y nunca le haría daño.

—Alicia y Tarrant llegarán mañana por la tarde, nosotros cuidaremos de ella —Mal le facilitó las cosas.

—Bien.

[***]

Li había despertado. Él único que se encontraba allí era Harry, los demás se habían ido, puesto a que tenían cosas que hacer, pero le pidieron a Harry que los mantuviera informados.

—Es bueno verte— Harry sonrió tiernamente.

Li intentó sentarse, pero le era difícil, por alguna extraña razón todo su cuerpo dolía.

—No hagas esfuerzos, ¿si?

—Solo es una gripe, corazón. No tienes porqué preocuparte— mintió sonriendo y acarició su mejilla con delicadeza.

Harry le dio una mirada comprensiva.

Soltarlo era buena idea.

—No tienes por qué mentirme, loca. Sé todo lo que está pasando contigo.

La expresión que antes era dulce ahora estaba cambiando a una de tristeza. Los ojos de Li se sumieron en lágrimas y decidió no mirarlo, le daba vergüenza ahora que él lo sabía.

—Harry— susurró con su voz cortada.

Él de inmediato abrazó su cuerpo, demostrándole o intentado demostrarle que no la iba a dejar.

—Tú... No tenías porqué haber sabido esto. Les advertí a los chicos que no te tenían que contar. No quiero que sientas lástima por mí o que te veas obligado a estar conmigo durante unos largos meses. Harry, no, no tenías porqué saberlo— sollozó.

—Estaré contigo siempre, Mi Li, ¿y sabes qué? Yo encontraré la forma de romper ese hechizo. Y te salvarás. ¿Okay?

—¿Qué?— su rostro cambió a uno de confusión mezclado con tristeza —¿Qué es lo que harás, Harry?

—Iré por Elen.

—Ay, Harry...— susurró. Sintiéndose demasiado agradecida con él por intentar ayudarla.

Y ese destello azul estaba presente nuevamente en su cabello. El mechón que antes era blanco ahora se esparcía nuevamente llenándolo de un color blanco, solo que esta vez había tomado más parte de su cabello.

—No te preocupes. Solo es cabello— Harry le dijo al notar que el miedo volvía a los ojos de Li —Te ayudaré a pintarlo cuando vuelva.

—¿Tardarás mucho? No quiero estar sola.

—Solo será un día. Además tus padres vendrán contigo y te cuidarán.

La expresión más feliz que Harry pudo haber presenciado estaba frente a él. Una grata sonrisa se formó en los labios de Li y una alegría magnífica se reflejaba en sus ojos.

—¡Vendrán mis padres!— Li chilló demasiada emocionada.

Lo hacía sentir maravillado verla tan feliz.

—¡Oh por dios! ¡Tengo que preparar galletas! ¡Habrá hora del té con mi papá!

—Si, si, Li— rió contagiado por su felicidad — Harás todo eso cuando estés mejor, ahora solo descansa, tesoro. Estaré aquí. ¿Tienes hambre?

Li entró en razón, pero eso no la detenía a dejar de sonreír.

—¡Si! Demasiada.

—Le diré al hada madrina que traiga algo— este se puso de pie, pero antes, Li tomó su mano y lo detuvo.

La forma en la que cuidaba de ella no la hacía dudar para nada sobre su amor. Se sentía querida, se sentía protegida. Y Harry era el ser más respetuoso cuando estaba con ella.

—Gracias por cuidar de mí— sonrió conmocionada.

A veces Liam sentía que no merecía todo eso, pero su corazón le decía que sí. Que merecía eso y más.

—Siempre lo haré, loquita.

Amo a este par 😿
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Li. [SIN CORREGIR, PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora