VI

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Zhuzhi estaba tomando sol con sus escamas solo pensando en sus cosas cuando Binghe interrumpió como el revoltoso que era para echar chismes. Zhuzhi lo escuchó porque el otro solo era un niño necesitado de afecto aunque a veces parecía afecto solo al desastre.

—Entonces mi mamá le dio una madriza a ese humano y él la invitó a irse a Bai Zhan con él...

—Binghe, no es necesario que lo repitas, yo estaba presente —respondió Zhuzhi con amargura.

Pero Binghe continuó sin escuchar:

—... pero mi mamá prefirió a mi papá porque ya le gustó hacerlo con un demonio. Entonces los demonios ganamos otra vez ¿me estás escuchando, Zhuzhi?

—Lamentablemente.

Binghe sintió una punzada en el corazón de su primo pero al contrario de lo que haría con otros si tuvieran punzadas, no horadó más profundo.

—¿Estás triste porque el humano no te invitó a ti también? —Zhuzhi suspiró agotado, Binghe no lo dejaría ir fácilmente —¿sabes cómo podemos vengarnos? Quememos Bai Zhan...

Bai Zhan. Zhuzhi pensó que debían ser muy afortunados de tener su lider para ellos solos. Luego volvió la forma de sus piernas e intentó dirigir la atención de Binghe hacia otro lado.

—¿No ibas a ver a MoBei Junior?

—En eso estoy. Primero tengo que encontrarte pareja, ya te estás haciendo viejo.

Auch, por supuesto que no.

—Ya cambié de piel —se defendió Zhuzhi.

—Yo sé lo que te digo, hazme caso ¿quién es tu primo?

—Tú.

—Exactamente ¿ves que siempre tengo razón? Vamos a buscarte un demonio con dinero para que te compre muchas cosas.

Zhuzhi pensó en el humano.

—No necesito nada.

—Necesitas todo, un edificio para poner nuestro club de principes y cosas ricas para comer. Vamos, conozco un lugar donde van los desesperados, ahí vas a encontrar lo que necesitas

—Binghe, no.

Por supuesto que Binghe, sí.

.........

Binghe sabía una cosa de los humanos: eran lujuriosos. Él no sabía qué significaba "lujurioso" pero sonaba fuerte y condenable.

Eres un lujurioso.

Oooh.

Zhuzhi era muy inocente y gentil, excepto cuando el tío Tianlang Jun necesitaba usar la artillería pesada. Zhuzhi era el general más joven del ejército y ya había sido condecorado veintiseis veces por salvar la vida de Su Xiyan, del tío y de Binghe recién nacido. Ser su guardia personal para evitar el caos era un trabajo de veintiséis horas porque Binghe no descansaba ni dormido. Pero estaba solo porque los otros demonios no le llegaban ni a los talones y ninguno había pasado la prueba de hierro conviviendo con este Binghe. Zhuzhi no podía conformarse con poca cosa, él estaba hecho para algo más grande, por favor.

Por esto Binghe lo tenía en estima y le deseaba solo lo mejor.

—Hola ¿aquí es el club de amargados? —Binghe preguntó y Zhuzhi miró alarmado alrededor. No había querido ser arrastrado al reino humano pero su primo podía ser muy persuasivo.

—Esto es un burdel, niño, vete de aquí —le respondió de manera cortante y poco profesional una de las mujeres.

—No es para mí, a mi primo Zhuzhi le urge ver a alguien. Él necesita que sus partes sean admiradas si usted me entiende.

La mujer cambió el tono de su voz con el símbolo del yuan cayendo en su bolsa de dinero imaginaria y preguntó:

—¡Claro! ¿dónde está tu primo?

Binghe se dio la vuelta y señaló.

—Allá, el grandote escamoso...

Los gritos de la trabajadora se colaron por todos los cuartos haciendo que los clientes huyeran despavoridos y sin pagar.

—¡No grite, lo asusta!

Zhuzhi quedó mortificado cubriendo los ojos de Binghe porque las humanas desnudas tenían formas muy extrañas y todo se balanceaba de aquí para allá.

—¡Zhuzhi, la espantaste! —Binghe se rió sin poder ver —¿por qué te convertiste ahora? Debiste esperar que se duerma para comertela.

—Es que cuando me pongo nervioso, me vuelvo serpiente —respondió haciéndose un ovillo en un rincón sin soltar a Binghe.

—No es tu culpa, Zhuzhi, es culpa de ella por ser insensible.

Por eso no le caían bien los humanos, por eso mismo.

........

Binghe se escapó de su protección con la excusa de buscar un baño pero en vez de eso, sacó un petardo de su bota para encenderlo y asustar más humanos antes de volver a casa. Zhuzhi sabía que iba a hacerlo pero ya no tuvo ánimos para reprenderlo. En vez de eso se preguntó qué estaría haciendo ese humano de Bai Zhan ahora y si alguna vez había pisado un lugar como éste.

—Zhuzhi Lang...

Zhuzhi miró hacia arriba, ¿quién lo había reconocido? Que no fueran a decirle a la tía que había traído a Binghe a un burdel. Un hombre esbelto y bien parecido lo miró a su vez con preocupación.

—Shen Qingqiu...

—¿Qué estás haciendo en un burdel?

Zhuzhi suspiró. La media naranja que faltaba.

—Lo mismo me pregunto.

—¿Lo dices por mí? Sabes que siempre vengo los jueves a enseñarles economía para que salgan de aquí.

—No, yo también me pregunto qué estoy haciendo aquí.

Binghe se asomó dos centímetros porque esa voz era de ensueño cuando vio la mitad de Shen Qingqiu y decidió que era perfecto para él. Al diablo su plan de fingir una redada sobre el lugar, esto era más importante.

—Zhuzhi ¿quién es este humano y por qué no parece estúpido como los otros?

Los dos adultos lo vieron llegar corriendo haciendo mucho ruido y vuelo con su túnica.

—Shen Qingqiu, este es mi primo Su Binghe Jun, el-pequeño-demonio-que-nunca-deja-de-meter-en-problemas-a-sus-padres.

—A...

No pudo decir más.

—¿Te llamas Shen Qingqiu? El nombre es bonito como tu cara ¿eres de por aquí? Yo soy heredero del Reino Demoníaco Celestial ¿lo conoces? ¿quieres que te lleves a ver? Es una hermosura pero no tanto como tú.

Intentó parecer más alto de lo que (no) era.

A Shen Qingqiu le pareció que se había dado un golpe fuerte en la cabeza porque la marca en su frente titilaba furiosa.

—¿Qué le pasa a este niño?

Zhuzhi miró a Binghe con los ojos agrandados y haciendo muchas señas con las manos para convencer a Shen Qingqiu de lo hermoso que era y comprendió.

—Creo que le agradas, Shen Qingqiu.

Binghe se quedó sin aire después de cinco minutos de halagar.

—Felicidades, estás a salvo.

Las aventuras de Binghe, el demonio infanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora