XI

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-¡Sueltenme, babosos! -exigió Binghe a sus captores, usando su gruñido más letal.

-Ya te soltamos, porquería, vete antes que te pisemos.

Todos ellos se rieron, incluso el infeliz que había sido envenenado. Zhuzhi lo miró consternado a punto de darle una directiva inteligente pero luego miró más a Liu Qingge y se perdió.

-Binghe, ve a casa y dile a la tía que... ah...

¿Qué iba a decir? Seguro era importante ¿en qué estaba? Ah, sí, Liu Qingge...

-Yo estaré bien -aseguró. Liu Qingge lo tomó del brazo con firmeza sin dejar de mirarlo.

-Zhuzhi Lang, fuimos interrumpidos la última vez...

¿Cómo? ¿Él quería batirse a duelo de nuevo? El corazón de Zhuzhi empezó a bombear vergüenza y felicidad a todas partes y su rostro volvió a cambiar de color, haciendo que Binghe saltara de rabia sobre una columna.

-¿Cómo se atreve? ¡Nadie se mete con los demonios celestiales! ¡Zhuzhi, no dejes que ese bárbaro toque tus escamas!

Zhuzhi no lo escuchó. Binghe no quiso seguir viendo y echó a correr tan rápido y tan lejos que los discípulos no vieron ni el polvo de sus zapatos.

..........

-Y luego ese humano feo, feo agarró a Zhuzhi del brazo y lo llevó ¡a su lado! No lo arrastró ni lo escupió, lo examinó como a una igual.

-¿Cómo se atreve? -Sha Hualing arañó a MoBei Jun -¡Tratandolo como un igual! ¡Los demonios somos superiores!

MoBei Jun no dijo nada porque cuando Binghe dijo al humano feo, inmediatamente sus tres neuronas interraciales hicieron contacto e imaginó a Shang Qinghua tratando bien a Zhuzhi.

Definitivamente, no soportó.

Luego, Binghe dijo el nombre del señor de Pico Liu Qingge y MoBei Jun volvió a sus cabales.

-Entonces Shang Qinghua sigue libre.

¿Quién? Binghe ni siquiera prestó atención. Sha Hualing asintió,la guerra contra Liu Qingge acababa de ser declarada. Podían pelear contra Shang Qinghua otro día tal vez.

-¿Qué hacemos primero, Binghe? -ella sacó sus puñales para atacarlos pero los otros la detuvieron a tiempo.

Entonces comenzaron a golpearse y patearse como de costumbre y olvidaron el tema del día. Después de que Binghe los agarrara a costalazos y los venciera otra vez, resolvió hacer su siguiente movimiento.

Ir por Shen Qingqiu.

-¿Por quién?

-Por Shen Qingqiu, el amor de mi vida.

Puaj. Los otros dos se rieron de él y Binghe los corrió a machetazos.

..........

-¡Shen Qingqiu!

Afortunadamente lo halló en su propio Pico adonde su madre le había prohibido acercarse.

Las aventuras de Binghe, el demonio infanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora