XVIII

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Binghe intentó integrarse a Qing Jing lo mejor que pudo, cumpliendo las tareas que le eran encomendadas, esperanzado que shizun se diera cuenta de su potencial. Pero shizun era muy difícil de impresionar. La primera vez que logró acorralarlo antes que saliera disparado a la siguiente misión, los otros discípulos ya se habían acercado a adularlo mejor.

Shizun suspiró, agotado por las atenciones.

-Estoy muy cansado, enseñar es muy estresante, creo que debí dedicarme a otra cosa.

Binghe saltó, alarmado. Lo último que quería era que shizun renunciara antes de corresponder sus sentimientos.

-Shizun, usted lo hace todo bien, usted es perfecto. No hay una parte de su cuerpo de inmortal que no encaje en el cielo.

-Deja de adularme, niño, sé que lo soy. La pregunta es ¿cuándo me van a dar un aumento?

Los otros discípulos asintieron.

-Pidala, shizun, usted lo merece.

Shen Qingqiu los miró, decepcionado por la inocencia mostrada. Todavía no había leído el pergamino con la nueva misión y ya sus discípulos estaban cambiando de tema ¿por qué no podían ser profesionales y atentos como él?

-No necesito pedirlo, me lo darán o van a ver ¡Yingying!

-Si, shizun

-Quiero que vayas ahora a Xian Shu y le des esta nota a tu Qi-shishu.

La niña tomó el recado y prometió entregarla en un sichen.

-No lo abras -shizun advirtió -es un talisman molotov.

Entonces Su Binghe Jun sintió algo que nunca había experimentado antes en sus múltiples aventuras en el reino demoníaco: temor por las repercusiones.

-Shizun ¿no te vas a meter en problemas por eso?

-No me meteré -Shen Qingqiu respondió, contundente -nos meteremos.

.............

Qi Qingqi estaba furiosa. Salió corriendo con altivez, tropezando por accidente con Shen Qingqiu en las escaleras rumbo hacia Qian Cao. Binghe tuvo que contenerse antes de salir a repartir bofetadas alrededor ¿Cómo se atrevía esa señora a apoyar accidentalmente sus palmas en las nalgas de su shizun?

-¡Shen Qingqiu! Uno de tus discípulos intentó volar el templo de Xian Shu -ladró la tía marcial.

-Debió ser Su Binghe Jun -respondió shizun aunque tenía a Binghe justo detrás suyo, con la boca abierta por la injusta acusación -tenganle paciencia, es un hijo de demonio.

Ella miró detrás reconociendolo de inmediato.

-¿El hijo de Tianlang Jun? ¿están seguros de que es una buena idea tenerlo en Cang Qiong?

¿A quién le preguntaba eso? ¿Quién se creía que era para sentirse la protagonista? Shen Qingqiu aprovechó para frenarla ahora que Yue Qingyuan se asomaba a ver el alboroto.

-Yo, Shen Qingqiu, soy el más apto para hacerme cargo del anticristo. Nadie es más inteligente y hermoso que yo ¿verdad, Zhangmen-shixiong?

-Es verdad, nadie -aprobó.

Shen Qingqiu se alejó de su grupo para consternación de Binghe, Yingying le aconsejó que no dijera nada por su bien.

-Traiganlo -ordenó. Qi Qingqi y Zhangmen-shixiong se miraron entre sí sin comprender ¿A quién? ¿A Su Binghe Jun? Pero si estaba justo ahí.

-Pero es tu discípulo, tú llama...

-¡Que lo traigan, dije! ¿Quién es el más inteligente aquí?

-Tú, pero...

-Pero nada, ya perdimos tiempo valioso. Cada minuto se vuelve más indomable, transfieranme energía para dominarlo.

-Pero ya te pasamos mucha ayer

-Nunca es suficiente para el trabajo que hago.

De pronto, Zhangmen-shixiong comprendió:

-Es verdad, voy a darte un aumento, shidi.

-Gracias, shixiong, no quería decir nada pero ya era hora -luego, Shen Qingqiu hizo ademán de irse.

-¿Adónde vas?

-A Qing Jing ¿adónde más? Qi-shimei, antes eras más despierta.

Qi Qingqi vio a los discípulos desesperados de An Ding rodeando las ruinas de su templo, haciendo cálculos de cuánto costaría limpiar todo, hacer un inventario de las pérdidas, los objetos que pudieran recuperar y construir un templo nuevo.

-¿Y qué vamos a hacer con tu discípulo mestizo?

-Qi-shimei, que racista eres.

-Pero...

-Mi discípulo no es un sangresucia, se llama Su Binghe Jun. Además no hay pruebas de su culpabilidad, ¿quieres que todos vayamos presos para que te sientas feliz?

-¡Mi templo está destruido!

-Si me gritan, no puedo pensar.

Yue Qingyuan intercedió antes que sus hermanos marciales se fueran a las manos.

-Shimei, por favor, no le grites a Shen-shidi.

-Ya no quiero hablar con ella ¿para qué me llamaron?

-¡No te llamamos, tú viniste solo!

Shen Qingqiu reunió a sus discípulos alrededor para corregir su postura y alisar su vestimenta.

-Por supuesto porque yo sabía lo intolerable que eres, Qi-shimei, deberías ir a terapia ¿por qué no puedes ser como Mu-shidi?

-¿Por qué? ¿cómo es él? -todos preguntaron

-Muy tranquilo, Qi-shimei, deberías casarte con él, no con Yue-shixiong. Sé que eres una perra codiciosa pero hasta yo tengo límites

-¿Qué dijiste?

-¡Dije que yo me opongo a tu relación con Yue-shixiong! ¿No sabes que yo siempre lo...? Ah, zhangmen-shixiong, no sabía que estabas aquí. Los dejo solos para que hablen de su boda.

El lider se adelantó dos pasos y Su Binghe Jun hizo que Shen Qingqiu retrocediera dos.

-Xiao-Jiu ¿qué estabas por decir?

-Nada, si tú quieres arruinar tu vida en un matrimonio sin amor, arruinala, yo me rindo y cuando me rindo, cometo errores. No me culpen si de pronto se quema el bosque.

La delegación de Qing Jing se alejó y Binghe aprovechó que shizun había ordenado a todos dar dos vueltas alrededor de la montaña, para acercarse a él, sin poder resistirse más.

-Shizun...

-¿Qué quieres, mestizo?

Binghe había pensado esperar antes de confesarse aunque ya se había confesado muchas veces. Cada minuto que pasaba en Cang Qiong se convencía más y más

-Eres como la oveja negra para los otros maestros cultivadores de Cang Qiong y yo... Yo lo soy para los otros demonios ¡Shizun, tú eres mi alma gemela!

Las aventuras de Binghe, el demonio infanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora