VII

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Luego de un tiempo, Zhuzhi logró convencer a Binghe de soltar a Shen Qingqiu y regresar a la casa antes de preocupar más a su madre. Binghe lo hizo de mala gana obligandose a mirar al señor de Qing Jing atentamente para no olvidar ni un detalle de sus rasgos.

-Zhuzhi, ¿viste eso?

-Si, ya lo conocía.

-Pero Zhuzhi ¿cuanta más gente lo conoce? ¿está casado? ¿qué piensa de la viudez? ¡Rápido, mi corazón hace pum pum!

Zhuzhi se detuvo para atarse la cinta del pelo pero no respondió rápidamente. Estaba pensando en Bai Zhan otra vez, esta distracción era mala para su propio corazón.

-Está soltero, nadie está a su altura parece.

Ni siquiera cierto Dios de la Guerra, pensó pero no lo dijo ¿por qué se le ocurrían estas cosas?

-Que bien, entonces aún estoy a tiempo ¿cuándo voy a ser legal?

Zhuzhi calculó que aún le faltaban diez años para la hazaña y Binghe maldijo en demoníaco.

-¡Me lleva! -fue lo más suave que masculló -Esto es culpa de mis papás por no tenerme antes.

............

El camino de regreso a casa fue bastante agitado. Binghe no estaba usando sus pies con propiedad, daba saltos pronunciados a gran velocidad haciendo que el cabello de Zhuzhi se despeinara con el viento.

¿Por qué tanta prisa? ¡Dioses!

-Mamá, rápido ¿qué hizo papá para conquistarte? ¿no te importó que fuera feo y poco inteligente? ¿no había nadie mejor disponible? Necesito saber detalles.

Zhuzhi se recostó sobre el sofá y cerró los ojos para seguir soñando que era una rayita en Bai Zhan.

-Binghe, espera, el congge para tu papá se está quemando...

Binghe no halló razón para la ocupación de su madre y volvió a interponerse en su camino.

-Mamá, ¿cómo hago para gustarle a alguien? -frunció el ceño, suficiente para verse adorable.

-¡Bebé!... no puedo creer que mi Binghe por fin cayó. Es tan tierno... tu primera ilusión... Tianlang ¿lo escuchaste? El bebé quiere a alguien ¿quién es, mi vida? ¿la conozco?

-Yo creo que sí pero no respondiste mis preguntas. Por favor, responda y no las haga.

Su Xiyan pensó en los modos abrumadores de conquistas demoníacas y decidió ir por el lado humano:

-Invitala a tomar el té aquí en casa (así te puedo vigilar) y comportate como un caballero.

-No puedo.

-¿Por qué no? (¡Demonios!) ¿no quieres conquistarla? A las niñas les gusta tomar té con caballeros (sé un caballero, por favor)

-Si, pero no puede venir, está cazando esos monstruos del rio Luo que estuvieron masacrando a los aldeanos, esos que papá dijo que cazaría después.

-¿Eso te dijo? Mi amor, te mintió, una niña no tiene tanta fuerza para resistir los ataques de aleta de esas serpientes.

-Que ilusa eres, mamá, por eso no te quería preguntar nada. Voy a tener que preguntarle al papá de MoBei jr. Ese señor le robó la novia a su hermano. Él sí que sabe.

Las aventuras de Binghe, el demonio infanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora