Capitulo 52

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Wangji lo soltó, y soltando una maldición sin pensárselo dos veces, con un rápido movimiento se colocó delante de Wen Xu, lo arrancó de las correas y lo lanzó dando volteretas por los aires hasta que su cuerpo chocó contra la pared e hizo un boquete en el hormigón.
Dio un salto y voló hacia el cuerpo que yacía dislocado en el suelo. Wen Xu seguía vivo, pero a su ya malograda pierna se le añadía un hombro desencajado, la mandíbula partida y una de las costillas sobresalía por su cuerpo.

Wangji, espera... —susurró Wei Ying asustado y tembloroso. — Wangji.
—El no es tuyo, ¿me oyes? — Wangji no lo oía. Se disponía a darle un puñetazo letal.
— Wangji. No...
— Guangyao me vengará — Wen Xu le amenazó. — Guangyao irá a por ti, porque te... te has apropiado de lo que él quería. Como hizo Zi Xuan.
—¿Cómo? —preguntó Wei Ying corriendo a arrodillarse al lado de Wen Xu. —Contéstame.
— Guangyao se enamoró de Yan Li. Él la quería, pe... pero tuvo que ver como su hermano se la
llevaba en su lugar.
—No la llegó a conocer para enamorarse de ella... —susurró Wei Ying negando con la cabeza. —No puede ser.

—Hacía tiem... tiempo que la deseaba. Guangyao llevaba más de veinte años intentando desentramar la disposición genética de las especies, porque intuía que la sangre berserker os daría suficiente fuerza como para resistir al... sol. Experimentó con la sangre de los machos berserkers y luego con la de algunas mujeres, pero no lograba nada. Después decidió desistir en sus experimentos porque todos fracasaban —intentó tomar aire. —Pero un día la vio. Se enamoró de esa berserker. Quería tener a Yan Li, se enamoró de ella, se obsesionó con ella. Pero Zi Xuan se cruzó y le privó su principal anhelo. La apartó de él. Guangyao quería todo lo que Zi Xuan tocaba y eso sólo aumentó su deseo y sus ansias de venganza hacia ellos.

—¿Guangyao quería a Yan Li? —repitió Wangji absorto.
—Él los vi... vigiló durante los años que estuvieron fuera. Se llenó de ra... rabia y rencor y esperó a vengarse. Además, des... descubrió que la sangre berserker no lograba los resultados adecuados, no... no os hacía nada. Muerto de odio y frustración hacia los berserkers y hacia Yan Li, arrancó a Wei Ying de sus brazos y a ellos dos los torturó, durante... durante años. Ahora desea a Wei Ying y no se detendrá hasta que lo tenga.
—Tendrá que pasar por encima de mi cadáver antes. ¿Y por qué siguen raptando a berserkers y a vanirios? ¿Han descubierto algo? —preguntó Wangji sorprendido por aquellas revelaciones.

Wen Xu cerró los ojos y escupió sangre.
—No... Aún no... — Wangji lo sacudió.
—Es una manera de mermar vuestras fuerzas y un modo de seguir haciendo experimentos, porque final... finalmente, después de décadas de experimentación... él... él descubrió algo hace poco.

—¿Qué? —preguntaron los dos a la vez.
— Wei Ying... tu... —espiró una última vez, se ahogó con su propia sangre y murió.
El lo miró horrorizado. Se dio cuenta que se le empañaba la vista hasta que comprendió que lloraba por él. Por los recuerdos que tenía, que aunque eran falsos, seguían ahí.
—¿No estarás llorando por este asesino, verdad? —preguntó Wangji furioso.
—Tienes que controlarte, Wangji —sugirió el limpiándose la humedad de las mejillas.

Deberíamos haberle interrogado y lo has matado.
—Él... ha dicho —su voz afilada salió disparada. —Ha dicho que eras suyo.
—¿Y qué? —le gritó el levantándose furioso.
¿Y qué? Que no había podido aguantar oír esas palabras.
—Que no es verdad... —él también se levantó cerniéndose sobre el.
—Podría habérnoslo dicho todo y tú lo has echado a perder... —tenía los puños apretados a ambos lados del cuerpo.

—Sí... Lo he echado a perder... Y me he sentido mejor al reventarle la columna a ese asesino...¿No te gusta lo que ves? Pues escucha esto. Yo soy así, soy un destructor, Wei Ying... Acostúmbrate —lo agarró de los brazos y lo apretó con fuerza. —Soy un guerrero, un cazador, ¿entiendes? No soy gentil.
—Me haces daño —le advirtió el obligándolo a que aflojara las manos. —No, no eres gentil. Eres un bruto y no tienes autocontrol. Por tu culpa ahora no sabemos nada más.

Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora