Wei Ying miró el lugar asombrado. Era precioso.
—¿Qué hacemos aquí?
—Aquí —le explicó él abrazándolo por la espalda, —se va a construir tu escuela.
—¿Qué?
—Imagínate un edificio hermoso, de colores que vayan acorde con el ambiente y los alrededores. Y en el interior, un montón de niños que estén deseando escuchar a su nuevo profesor.—Pero Wangji —el se giró y lo tomó de la barbilla. —Yo no puedo dar clases a niños normales. No... no puedo. Se necesitan permisos... los padres podrían sospechar de mí. Mis colmillos, el color de mis ojos... No...
—Chisss —le puso el dedo sobre sus labios. —No te hablo de niños humanos — Wangji se divirtió al ver la cara de confusión de Wei Ying. —¿Te acuerdas cuando me comentaste que si pudieras realizar un trabajo de conducta con la sociedad empezarías por nosotros?—Sí.
—Tenemos niños y niñas, Wei Ying. Y necesitan de nuevos valores. Te los confiaríamos a ciegas si tú les educaras. Quiero traer aquí a los niños de los berserkers y que se mezclen con los nuestros.
— Wangji...
—Tú puedes transmitirles nuevos principios. Tú eres el ejemplo perfecto para ellos. Eres la mezcla de ambos. No somos incompatibles, ni debimos ser nunca enemigos. Tú puedes resarcir todo el daño que nos hemos hecho entre clanes, si empiezas uniendo a nuestros hijos. Ellos crearán una nueva sociedad, si te siguen. Odín sabe que yo te seguiría a ciegas.— Wangji, yo... no sé qué decir.
—Di que sí —acarició su mejilla. —Este es el proyecto que esperabas. Démosle una lección a los dioses y a nuestros verdaderos enemigos. Enseñémosles que de ahora en adelante somos uno. Sus niños son los nuestros, nuestra tierra también es de ellos. Sé el pilar de esta iniciativa, mi amor.—¿Ya has hablado con mi abuelo?
—Por supuesto. No me atrevería a proponer nada así sin su beneplácito. Él me ha dicho que estaba orgulloso de mí —asintió emocionado.
Wei Ying no se lo podía creer. Su proyecto. Su ilusión, seguía estando ahí. Y se lo ofrecía un vanirio, bruto y rudo, pero con un inmenso corazón que lo amaba más de lo que el creyó posible.Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Espero que sean lágrimas de alegría —susurró Wangji.
—Lo son —dijo el limpiándoselas con la mano. —Lo son.
—¿Entonces? ¿Sí aceptas?
—Sí... Por Dios, claro que sí... —se cogió a sus hombros, saltó sobre él, y rodeó su cintura con sus piernas, sentándose a horcajadas sobre su pelvis. —Sí, Wangji —lo besó en los ojos, las mejillas, la barbilla, las cejas.
Wangji cerró los ojos extasiado ante tanta dulzura.
—Hay mucho trabajo por hacer —le dijo él arrancando la sábana de un tirón y colocándolo en el suelo a modo de cama improvisada. Lo besó profundamente tomándolo de las nalgas y acariciándolo entre las piernas.—Mucho trabajo por hacer... —repitió el en tono desenfadado.
—Sí. Y debemos estar listos para cualquier cosa —aseguró él cayendo de rodillas sobre la sábana con el en brazos. Lo dejó estirado y dócil y él se colocó encima. —Ha empezado una batalla. Y necesitamos del apoyo de todos para que llegue a un buen fin.
—Sí —el tiró de él y lo besó. —Cállate, Wangji.. ya me hablarás luego de lo difícil que va a ser.
Tú estás aquí y me haces feliz, mi amor. Es de día y nadie vendrá a molestarnos. Hazme el amor y ya nos ocuparemos luego de todo lo demás, mi amor.
—Como desees, mi Wei Ying. Como desees.
Se besaron con dulzura y se hicieron el amor el uno al otro con absoluta dedicación. Nadie les molestó.
FIN.Bueno todo llega a su final me tomo tiempo poder terminar esta bella historia espero que a cada personitas que se dieron el tiempo de leer este fanfic les haya gustado tanto como a mi escribirlo muchas gracias por su apoyo en cada capítulo y nos veremos en una próxima historia.
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Sangre y Colmillos (El libro del Wei Ying)
Fiksi PenggemarDel amor al odio no hay más que un mordisco... Lan Wangji, es un hombre atormentado. Un Vanirio, un ser inmortal creado por los Dioses Escandinavos para proteger a los humanos de aquellos que no han sabido resistirse a la sangre y al poder. Ahora...