Corría por los techos de las casas con velocidad, estaba cansado, acababa de llegar de misión, había acabado con una pequeña organización de trata de mujeres en las áreas circundantes de la capital del fuego, se sentía asqueado, la crueldad del mundo era algo que hacía su estómago revolver, las condiciones en las que había encontrado a esas mujeres, sentía lástima por ellas, giró su mirada hacia la aldea viendo a los aldeanos tan ajenos del mundo sonreír y platicar como si nada de esto existiera, ¿acaso eran egoístas?, ¿cómo podían ser felices sabiendo que a diario alguien muere?, sabiendo que alguien es violado, ¿qué alguien desaparece? sacudió sus pensamientos, tampoco podía culparlos, cada quien buscaba la manera de alcanzar esa tan esperada y ansiada felicidad, ahora que lo pensaba, ¿qué era felicidad? suspiró con cansancio, recordaba con calma su vida, desde pequeño siempre se preguntó el sentido de la vida, recordaba que había anhelado morir, pero recordó su cobardía, nadie quiere morir, era un niño pequeño en aquel tiempo, había encontrado sentido a su vida cuando su hermano nació, pero ese pequeño ahora era un hombre, un poderoso shinobi que ya no necesitaba de su protección.Mordió su mejilla recordando a su amigo, su único amigo verdadero quien murió aquella tarde otorgándole un gran poder con su partida, aún podía recordar como lo vió caer por ese acantilado, él se había quedado en completo shock sin poder detenerlo, debió ser veloz, debió ayudarlo. Al final el golpe de estado paró cuando el Daimyo llegó y calmó a ambas partes, le exigió al Hokage reubicarlos y aclarar esos estúpidos rumores con respecto al clan. Por un momento recordó a sus padres, su madre, su madre estaba en su mundo, no existía nadie más que ella y el prestigio que pudiera darle la familia al clan, no era mala persona, pero realmente nunca fue una madre amorosa o ejemplar. Levantó el rostro viendo como el sol comenzaba a ocultarse, desvió su camino hacia el bosque, no tenía energía para escuchar a su padre.
Al entrar al bosque dejó de correr, comenzó a caminar por el bosque observando los grandes bosques del lugar rodearlo, la energía que emanaban era agradable y relajante. Nuevamente esa pregunta de su infancia llegó a su cabeza, ¿qué significado tenía la vida?, para ser más específico, ¿qué significado tenía su vida? era un poderoso shinobi, tenía poder, prestigio, dinero, tenía una gran fama, mujeres lo acosaban por cientos esperando pasar su vida a su lado, tenía un hermano que lo amaba y al que amaba, una linda prometida, apretó el ceño al recordar como la chica había manipulado todo para conseguir ese compromiso con su madre, negó con fastidio.
Por otro lado, los altos mandos habían mencionado que sería el próximo hokage, también sería líder de su clan, tenía todo lo que cualquier hombre desearía, pero con todo eso, no era feliz, no era feliz, su vida aún no encontraba un sentido, un propósito, algo que lo definiera y algo porque vivir.
Mientras caminaba recordaba su infancia, como venía a esos bosques a entrenar con su amigo, por un momento lo vio entre los árboles, su imagen desapareció con el viento, sonrió ligero, aún a pesar del tiempo, lo cuidaba, levantó su mirada, la luna ya estaba en lo más alto brillando con fuerza, se veía más grande que de costumbre, ya era esa temporada del año cuando la luna parecía acercarse a la tierra cada día un poco más.
Escuchó un leve ruido a la distancia, apretó el ceño con duda, era un lugar bastante alejado de la aldea y los campos de entrenamiento, trató de ignorarlo, pero nuevamente el sonido llegaba, giró su mirada onix tratando de buscar la dirección de donde venía el ruido, comenzó a caminar lentamente queriendo descubrir el origen, con sigilo se acercó un poco más, era la laguna, se colocó detrás de un árbol, levantó una ceja al ver a alguien que identificaba en el lugar, observó con cuidado como el rubio compañero de su hermano observaba la laguna, sus ojos se veían tristes, podía identificar una gran soledad en su mirada, sus grandes gemas se veían rojas, sus párpados hinchados, clara señal de haber llorado, sus mejillas y nariz respingona estaban sonrojadas por la misma hinchazón del llanto, por alguna extraña razón le había parecido hermoso, nunca había reparado en él, nunca había visto a ningún hombre de esa manera, no reparó en esa situación, simplemente continuó viendo, apretó el ceño con duda al verlo avanzar hacia el agua en esas condiciones.
El Uzumaki comenzó a desnudarse, se quitó su frondosa chamarra mostrando un delgado cuerpo, una pequeña espalda y una cintura estrecha, la camisa de malla no dejaba nada a la imaginación, lo vió retirarla delicadamente, apretó el ceño, de espalda el pequeño tenía un aire delicado, sus mejillas se habían sonrojado al verlo así.
Itachi lo vio sacar su pantalón y boxer quedando completamente desnudo, tragó pesado al ver su hermoso cuerpo, sus caderas eran bonitas y ese trasero redondo, mordió sus labios reprimiendo un poco sus pensamientos, sus onix analizaban cada parte de su cuerpo y rostro, no podía evitar pensar que la luna causaba un efecto como el de una hermosa hada en el pequeño, lo vio entrar al agua y comenzar a nadar tranquilamente, vio que por un momento sólo su cabeza se asomaba en el agua, sus gemas veían con intensidad la luna, comenzó a llorar silenciosamente, ante sus ojos se había desmoronado, ese chico gritón y risueño de grandes gemas azules y una enorme sonrisa diaria, había perdido toda su fortaleza, se veía frágil y solo. Lo vió abrazarse así mismo, bajar su rostro con dolor, entendió que era un momento privado y lo estaba invadiendo, pero no podía evitar verlo y desear consolarlo, sabía que no debía acercarse, no era su problema, pero aún así, sus onix lo veían con atención perdidos en la vista.
El Uzumaki después de algún tiempo lentamente se sumergió en el agua observando la luna atraves del gran ventanal que era la laguna, sentía como el agua lo cubría y lo hacía relajarse, le daba energía para continuar con su desdichada vida. Itachi había subido a la rama de un árbol para poder observar al rubio, veía sus grandes gemas reflejar la luz de la luna, ya había durado un poco bajo el agua, comenzaba a preocuparse, cuando lo vio salir lentamente y tomar aire, el Uzumaki nadó hacia la orilla, se colocó la ropa tranquilamente, al final levantó su mirada un poco gris, lo había descubierto, se sonrojó y avergonzó un poco por ser descubierto, las mejillas del rubio se sonrojaron bastante, salió corriendo del lugar. Itachi lo veía correr a la distancia huyendo del lugar.
El Uchiha soltó el aire que no sabía que retenía, su corazón latía con fuerza, sentía que podía abandonar su pecho con la fuerza con la que latía, sus mejillas se sentía calientes, evidentemente estaba avergonzado, lamió sus labios tratando de calmarse, ¿qué demonios le había sucedido? levantó su vista observando el lugar por donde se fue, respiró hondo comenzando a relajar su corazón, comenzó a caminar hacia su hogar recordando cada segundo de lo que vió hace unos momentos.
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Cautivado (Itanaru)
Romance...soltó el aire que no sabía que retenía, su corazón latía con fuerza, sentía que podía abandonar su pecho con la fuerza con la que latía, sus mejillas se sentía calientes, evidentemente estaba avergonzado... lamió sus labios tratando de calmarse...