AFORTUNADA

Capítulo II.

"AFORTUNADA"

Betty llega a su casa con sus zapatos y sus medias muy contenta, don Hermes no tarda en iniciar su regañina.

DH: ¿se puede saber dónde andaba? ¿Ya vio la hora?

B: Buenas noches papá, tranquilo ya estoy aquí sana y salva, no tiene por qué regañarme como si tuviera cinco años, fui a comprar zapatos porque vea los que traigo -dice levantando el pie mostrándole la suela de su zapato con un agujero- y son los únicos que tengo ¿le parece correcto que vaya al trabajo en estas condiciones? Necesitaba con urgencia otros, así que ya deje de reprenderme ¿no se cansa papá?

DH: -responde más sereno al ver el estado de su calzado- hubiera avisado mija, ande Julia vamos a comer ya sirva la comida.

doña Julia estaba muy sonriente en la puerta de la cocina al escuchar que llegó Betty.

DJ: qué bueno que llego mamita, enséñeme sus zapatitos.

Entran a la cocina Betty saca uno y le muestra, ella sentía gusto al comprar las cosas que necesitaba, costearlas con su sueldo sin necesidad de pedirle a su papá, era una grata satisfacción para ella.

B: vea mamá y me compré medias, ya ve que se me rompen de la punta.

DJ: sí, no se porque las rompe así, están muy bonitos los zapatos, me gusta que se compre lo que necesita, lávese las manos y siéntese, ya les sirvo.

B: tenga lo de mi sueldo, gasté de más y tendré que llevar comida, no me quedó para pagar en el corrientazo.

DJ: ¿y eso por qué, son caros sus zapatos?

B: no, es que... compré unos boletos de lotería y llevando la comida, me queda lo del transporte.

DJ: ¿y eso Bettica? Su papá tanto tiempo comprando billetes y nunca se saca nada.

B: es que es algo increíble mamá, los números de la serie, son la fecha de mi nacimiento 2103 y la de don Armando 2802, me pareció tan raro que los quise comprar, figúrese que me saco algo ¡nos cambiaría la vida mamá!

DJ: ¡ah caray! tiene razón, eso si que es una rara coincidencia, pues ojalá tuviera suerte que mucha falta nos hace, ande que no tarda en gritar su papá, mejor guárdelos que no los vea sino empieza con sus cantaletas.

Betty deja sus bolsas en el sillón de la sala y entra al baño a lavar sus manos y se sienta con don Hermes, esos días de pago era cuando se sentía segura, contenta, fuerte, lástima que solo era un día al mes.

B: papá ya le entregué a mi mamá mi sueldo.

DH: gracias mija, -responde un padre que siente una tremenda frustración, sin empleo, sin posibilidades de conseguir uno por su edad, él aún se siente con fuerzas pero no le dan la oportunidad, pese a su vasta experiencia y eso le hace sentir una enorme pesadumbre, y se pone cabizbajo al pensar que su hija es la que acerca el pan a la mesa- no sabe lo que quisiera tener mi trabajo hija pero ya ve... para los viejos ya no es fácil.

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Al día siguiente llega Nicolás temprano por la mañana a saludar a Betty, porque por las tardes ayuda a repartir pan a su mamá en un triciclo, y no la ve, de algo tienen que subsistir ya que no tiene empleo.

B: Nicolás que bueno que lo veo, venga vamos a mi cuarto que quiero preguntarle algo.

N: y eso, ¿para qué soy bueno Betty?
Caminan subiendo la escalera rumbo a su cuarto para evitar que don Hermes escuche.

B: ¿cómo le parece que don Armando me pidió que constituya una empresa a mi nombre, por si Ecomoda se ve en aprietos?

N: ¿y usted qué le respondió?