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Spreen estaba en la polleria, más específicamente en su despacho.
No era un buen día ni mucho menos, pues el papeleo le estaba agobiando más que de costumbre, pues este llevaba desde que llegó allí encerrado, tenía que terminar lo antes posible.

-¡Patron!-Una voz se hizo presente detrás de la puerta-¿puedo pasar?-interrogó su empleado.

-¿Qué querés?-Preguntó con una voz cansada para luego dar un suspiro agotador.

-Patron, se que está muy ocupado, pero debe comer algo-Dijo mientras en su mano izquierda llevaba un plato de comida, este no había comido nada desde que llegó.

-No tengo hambre, si no necesitás nada más, podés irte-Respondió cortantemente.

-Patron, tiene que comer algo-Insistió su fiel empleado, le preocupaba ver a su jefe así.

El empresario le ignoró y siguió firmando papeles, al ver que no salía del despacho se levantó de forma amenazante y decidida.
Se dirigió hasta su empleado quien, aunque no lo demostabra, sentía temor, podía notar la mirada de su jefe puesta en el a pesar de que usará gafas opacas.

Quedó a centimetros de él-Largo-Su voz expresaba un evidente enojo.

Mariana no dijo nada más, dejó el plato de comida en su escritorio, por si luego quería comer, y salió de allí con la cabeza agachada, le había preparado ese pollo con especial cariño para su jefe.

Spreen se volvió a sentar en su silla y siguió leyendo los papeles que tenía delante con evidente aburrimiento.

Un día nuevo se hizo presente.

Spreen el día anterior había terminado, a cambio de salir de allí a altas horas de la madrugada, a duras penas durmió, se sentía agotado.

Juan estaba en su santuario practicando, como era costumbre, o bueno, eso estaba haciendo hasta que recibió una llamada, agarró rápidamente su teléfono con una mueca, le habían interrumpido en medio de un hechizo importante.

Al ver quien era sus ganas de contestar aumentaron, era Ari, su mejor amiga desde hacia años.

-¡Juanito!-Una dulce voz femenina le hablaba.

-Ari, ¿cómo estás? Hace tiempo no hablamos-Respondió con alegría, la había extrañado.

-Bastante bien, pero ahora que te escucho mucho mejor-Dijó con voz coqueta, al ver que no contestaba siguió hablando-¿Estás ocupado hoy?-Preguntó la mujer.

-No, no tengo planes para hoy, ¿porqué preguntas?-Interrogó el hechicero.

-Bueno-Una pausa se hizo presente, se escuchaba nerviosa-¿Te gustaría venir conmigo a la polleria? Pensé que sería divertido pasar el día juntos-Propuso con voz alegre y nerviosa.

-¡Por supuesto!-Exclamó Juan-¿A qué hora?-Volvió a preguntar el hechicero.

-Uh...¿Te parece a las 12:00p.m?-Añadió felizmente.

-Me viene perfecto, hasta entonces-colgó la llamada, eran las 11:15, tenía que ir arreglandosé o llegaría tarde, como siempre.

-Mierda-pensó Juan-No le pregunté donde vernos, que pendejo-dijó mientras se reía de el mismo mientras buscaba en su teléfono el contacto de la joven.

Finalmente decidieron que Ari pasaría a por el hechicero en su santuario.

Ari estaba nerviosa, pues este día iba a marcar un antes y un después en su relación, pues su padre, Zorman, le dijo que era lo mejor.

Fue a buscar las flores favoritas del hechicero y fue hacia el santuario.

-¡Juan!-Gritó mientras tocaba la puerta con la mano izquierda, la derecha estaba detrás de su espalda.

Infiel [spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora