15.

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El híbrido negro suspiró, estaba triste, demasiado, tal vez.

Respondió al mensaje que le había mandando el hechicero con un:

-No tengo nada que hablar con vos.

El hechicero empezó a escribir, el de ojos violeta sin leer lo que estaba escribiendo apagó su celular, lo dejó a un lado y suspiró mientras miraba al tejado.

El dúo se sentó en las sillas de delante del empresario, mirándole con preocupación.

-Todo está bien-Intentaron animarle.

El pelinegro se acercó a Pelusa, quien estaba descansado, empezó a acariciar el lomo del animal con mucho cariño y cuidado, no lloraba, pero le dolía el corazón.

El hechicero mandó el mensaje.

-Spreen llámame, porfavor.

Pero no hubo respuesta.
No sabia que hacer, solo podía aceptar que había perdido por completo.

Su corazón dolía, pero por la culpa y el arrepentimiento, nunca fue su intención hacerle daño, nunca lo fue.

Todo hubiera sido diferente si no hubiera ido a hablar con el híbrido marrón, o si hubiera sido lo suficiente maduro como para super a Rubí, y luego iniciar una pareja.

Se tumbó en su cama y pensó en lo que hizo, la había cagado y mucho.

El cerdo del hechicero se tumbó a su lado y le pidió cariños.

-Ay puerco...Te has quedado sin un padre-Después de decir eso, suspiró-¡Pero mira el lado positivo, tienes otro!-Luego se rió, un poco triste, que estúpido sonó eso.

-Oink.

-Tu si me quieres, ¿Verdad puerco?-Preguntó.

-Oink (no).

-Lo sabía, eres mi puerco favorito-Habló.

Sabía que no tenía a nadie, se lo había buscado él solo y ahora tenía que pagar las consecuencias de ser tan inmaduro.

Al día siguiente el castaño se despertó más temprano de lo habitual, tuvo una pequeña idea, siendo sinceros, Spreen también era alguien importante en su vida, incluso lo amaba...Sí, lo amaba.

Se levantó de la cama y se colocó su típico traje de doctor Strange.

Luego empezó a andar dirección una floristería, entró al local.

-Hola...-Dijó el hechicero al entrar.

-¡Hola! ¿Qué necesita?-Preguntó la dependienta.

-¿Podría un ramo de rosas rojas?-Cuestionó el hechicero.

-Sí, enseguida-Contestó.
La dependienta del local le dio su ramo, el castaño pagó y salió.

Paró en un pequeño banco de la plaza y con una nota escribió:

『Hola Spreen, hablemos en persona, por favor.

Atte:Gafotas <3.』

Suspiró y colocó la nota encima del ramo de flores, sabía que la polleria a estas horas aún estaría cerrada, por lo que agarró la llave que le dio Spreen y abrió.

Caminó cuidadosamente para asegurarse de que no había nadie, abrió la puerta del despacho y dejó el ramo junto a la carta.
Después dio media vuelta y salió del local.

Unas horas más tarde el de ojos violeta despertó, se sentía vacío sin alguien a su lado.

Se levantó de la cama y se colocó su traje de trabajo, camisa amarilla y pantalones marrones.

Salió de su casa y fue a su polleria, donde ya estaban varios empleados, no les dijo nada solo subió a su despacho.

Grande fue su sorpresa cuando vio el ramo de flores y la nota en su escritorio, rápidamente cerró la puerta del despacho y se acercó a leer la nota.

¿Qué podría hacer? Era el amor de su vida, pero, ¿Vale la pena darle otra oportunidad?

Su cabeza se llenó de pensamientos, demasiados pensamientos, no sabia que hacer. Se sentó en la silla de su escritorio y se paso el resto del día pensando en que hacer, en los pros y en los contras.
Suspiró y sin saber muy bien que hacer miró las flores.

El mayor había pensando en él, eso era bueno, ¿No?

Cuando terminó la jornada, el argentino esperó a que todos se fueran, cuando lo hicieron salió con su ramo y su nota. Por el camino, empezó a andar mientras se hundía en sus pensamientos.

Entró a su casa, dejó las flores en un lado y la carta encima de su mesita de noche.

Se puso el pijama y volvió a leer la carta por décima vez.

Se acostó a "dormir", él seguía pensando en todo lo que había pasado.

Infiel [spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora