16.

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El hechicero despertó, tenía que aclararse o tendría un buen problema mental.

Suspirando se levantó de la cama, se dio un baño caliente, una vez terminado la ducha se vistió y salió al patio.
Se sentó en el patio, con las piernas cruzadas y mirando al suelo, hundido en sus pensamientos.

Ahora faltaba lo más importante: aclararse.

-Bien, me gusta Rubí, lo amo, de eso estoy seguro-Suspiró-Pero, con Spreen es distinto, no es lo mismo, le tengo aprecio pero...No es Rubí, nunca lo será-Pensó.

Se quedó en blanco unos segundos.

-Pero, a lo mejor, el que le hace especial es eso, no ser él, ser Spreen y no Rubí-Pensó-De todas formas no se parecen tanto, solo son dos híbridos...En lo demás son muy diferentes-Suspiró.

-El problema es que soy un furry de mierda-Concluyó su pensamiento-A ver, si me enamoré de Spreen es por algo, ¿Si me enamoré?, siempre lo vi como el reemplazo de Rubí, pero siendo sinceros, extraño su humor tryhard-Suspiró de nuevo.

-Suficiente por hoy, me voy a hacer magia-Se hartó de estar en un debate mental, aunque sabía que tarde o temprano debía tener esa conversación de nuevo consigo mismo.

El castaño entró a su santuario y se puso a estudiar magia.

Por otro lado, Spreen despiertó sabía lo que haría. El hechicero quería disculparse y el híbrido quería verle.

Se levantó de la cama y se colocó su camisa azul y sus pantalones obscuros.
Salió de su casa y se dirigió al santuario de su, ahora, ex pareja.

Todo el camino estuvo pensando, nervioso, mirando a todos lados, solo para retrasar lo que tarde o temprano pasaría.

Cuando finalmente llegó suspiró, se quedó cinco minutos mirando la puerta.

-¿Debería llamar?-Pensó.-Sí, debería, ya vine hasta acá, no puedo irme ahora-Pensó y llamó a la puerta.

Mientras llamaba a la puerta con su mano izquierda, aprovecho para peinarse un poco.

-¡Quien putas viene a mamarme el día!-Gritó el de gafas desde dentro, abriendo la puerta con molestia.

Al ver a su ex pareja quedó sorprendido, no le esperaba.

Cuando abrió la puerta y pudo ver al castaño, el pelinegro no sabía que pensar, sentía una pequeña felicidad, pero también muchas ganas de golpearle por idiota e hijo de puta.

-Hola...¿Quieres entrar?-Preguntó el de ojos miel dejando espacio para que entrará.

-Sí, gracias-Entró al santuario, ambos se sentaron en el sofá.

Se quedaron en silencio y mirándose a los ojos, hasta que, unos minutos después el castaño habló.

-¿Quierés algo para tomar?-Rompió el hielo el hechicero.

El pelinegro se quedó en silencio.

-Un agua mismo, está bien-Dijo bastante incómodo.

El castaño se levantó, luego de unos segundos colocó un vaso de agua frente a él.

-Y bueno...¿A qué viniste?-Preguntó.

-Vi tus flores...Muy bonitas, por cierto-Evitó el contacto visual.

-Gracias, supongo...¿Sabes? Debemos hablar-Dijo finalmente.

-¿Ah, si? ¿Vos crees, pelotudo?-Preguntó.

El mayor suspiró, se esperaba una reacción así.

-Mira, Spreen, yo se que fui un hijo de puta, pero, ahora mismo no estoy seguro de que decirte, me estoy aclarando y...Se que te tengo mucho aprecio, fuiste alguien que, al final, compartí contigo mucho...Quizás más de lo que debí y...Se que amo a Rubí.

El híbrido no dijo nada, no sabia bien que decir, sintiendo un nudo en su garganta.

-Spreen, te amo, pero no eres él-Dijo de forma totalmente honesta.

-¿Entonces, por qué estuviste conmigo?-Preguntó.

-Spreen, no te voy a mentir, me recuerdas tanto a Rubí...Pero tanto, que físicamente, no pude evitar verte a él en ti-Confesó, viendo como las orejas de Spreen se agachaban.

El híbrido negro no dijo nada, solo bajo la mirada.

-Pero...Eres especial, quizás, el no ser Rubí es lo que me hace quererte...Una parte de mi te ama, Spreen-Su voz sonaba tan honesta, incluso parecía cierto.

-Juan, no te entiendo-Dijo.

-Lo entiendo, yo tampoco me entiendo a mi mismo-Respondió-Y si aún me amas...¿Podemos hacer un trío? Quizás Auron tenía razón y es una buena idea-Respondió con una broma, intentando aliviar la tensión, pero solo logró sacarle una mala mirada al pelinegro.

-Era broma-Murmuró en voz baja el castaño-Ahora en serio, quizás el ser tu es lo que me hizo amarte-Respondió, volviendo a la seriedad.

-No sé que decirte, Juan, debes tener las ideas claras, vos me usaste, no podés seguir así, y menos si aún no sabes ni que sentís-Contestó el argentino, cruzandose de brazos.

-Creo que tienes razón...Quizás si debo tomarme unos días, o semanas, para pensar bien-Suspiró.

-Adiós, Juan-Sin decir nada más, el de ojos violetas se fue.

-Adiós-Murmuró.
El castaño se quedó ahí, estático, viendo al híbrido irse por la puerta, no sabia que pensar, no sabía si la había cagado o no, solo sabía que lo que había dicho era sincero.
No sabia si le dolía más verle o no escuchar la palabra "gafotas" de sus labios.

El pelinegro se fue a su casa, confundido y pensativo, si bien tenía ganas de ir y perdonarle por todo y volver a ser felices, no podía volver a confiar en él.

No en esos momentos, no ahora, quizás en un tiempo, pero no ahora.

Infiel [spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora