Es inevitable que cuando vas creciendo, sin siquiera ser consciente, las personas casi por defecto comienzan a compararse a sí mismas con sus pares, ya sea por el aspecto físico o lo que proyectan como individuos.
Entrar en clasificaciones puede ser bastante fácil, solo hay que dividir los dos aspectos; por el lado de lo físico, están simplemente los atractivos, los privilegiados con belleza y los cuales no tienen que hacer demasiado para llamar la atención. Y por otro lado, están los no tan agraciados, quienes suelen acudir al segundo aspecto para conseguir la atención que desean.
Dado lo anterior, damos paso al segundo aspecto; la esencia de la persona, lo que proyecta, la forma de desenvolverse, que utiliza el encanto para llamar la atención, siendo a veces, igual o más importante que la apariencia. Pero claro, también hay personas que no saben utilizar esto a su favor, algo que, sin duda, podría afectarles seriamente.
¿Y esta clasificación de donde podría haber salido? Pues de aquel grupo de chicas ya de 17 años, quienes divertidas habían comenzado a encasillar a los chicos de su clase dentro de esas clasificaciones, al igual que lo habían hecho de niñas. Lo interesante y la gran diferencia que hoy radicaba, es que antes solo pensaron en la apariencia de los chicos y como niños, pero como se podrán imaginar, ahora todos habían cambiado, en su mayoría, a llamativos adolescentes, a quienes ahora, ellas no solo lo clasificarían por como lucen, sino por este otro aspecto que al crecer descubrieron.
Las risas y comentarios susurrantes, sin duda llamaban la atención de los grupos de chicos a su alrededor, quienes, no entendían muy bien que es lo que hacían para armar tanto alboroto. En el grupo de Craig, éste simplemente arrugaba molesto el entrecejo por el ruido, mientras Tweek a su lado, solo intentaba beber su café ignorando el alboroto al igual que Tolkien. Pero Clyde se mostró curioso por esa actitud, más aún cuando su novia parecía ser quien lideraba aquella reunión.
Por otro lado, estaba el grupo de Stan, donde todos ignoraban claramente el asunto, a excepción de Erick. Al estar de frente hacia donde se encontraban las féminas, podía notar como de vez en cuando ellas volteaban en diferentes direcciones y sonreían, no sabía si de forma burlesca o no. Su entrecejo se arrugó notoriamente cuando vio a Red voltear en su dirección y reírse descaradamente, siendo seguida por las demás. Ok, con eso ya había gato encerrado y él no toleraría lo que sea que esas tipas estuvieran haciendo, pues al parecer, si era una mofa todo aquello.
— Hey ¿A nadie le importa lo que esas zorras están haciendo? — preguntó al grupo de amigos, quienes ni siquiera lo voltearon a ver.
— ¿Por qué debería importarnos? — preguntó Stan.
— Porque llevan desde la mañana conspirando y lanzando miradas hacia nosotros.
— Dudo mucho que a ti culón — respondió Kyle neutral.
— ¡Cállate judío! ¡Esto es en serio! — contestó molesto — y no me refiero a que nos hayan estado mirando solo a nosotros, sino a los otros del salón también.
— ¿Acaso crees que estarán hablando de chicos? — acotó el pelinegro.
— Pues si es así, te aseguro que hablan de mi — se incluyó en la conversación McCormick, quien, con un aura galán, acarició de forma dramática su cabello.
— El que seas una puta, no quiere decir que ellas te consideren el mejor candidato — habló con desdén Cartman.
— Lo dices de envidioso — le sonrió ampliamente el rubio de ojos azules — ya quisieras el éxito que tengo con las mujeres.
— Si claro, eso si quisiera contraer alguna ETS.
— Bueno ya, da igual — volvió a interrumpir Kyle — no sé por qué te preocupa lo que ellas hagan Cartman, después de todo, no debería importarte su opinión con respecto a ti.

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Camino a la seducción
RomanceCartman sospecha que las chicas del salón están tramando algo, lo que lo orilla a buscar a Butters para que lo ayude a descubrir que es lo que traman. Tras verse envuelto en aquel suceso, el rubio descubre a su pesar que las chicas creen que él no e...