Realidad

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Intenta imaginar una planicie, un lugar "tranquilo y callado". Aunque esto es meramente relativo, no sé si logras entenderlo, pero nada logra ser tan perfecto. Aunque veas y disfrutes, siempre encontrarás algo que arruine esa planicie, como el frío o el piso mojado, o cuando esa buena aura es machacada por el llanto de aquel bebé que solo trata de que lo entiendan.

Toda situación ocasiona esta sensación, una repugnante y magnífica emoción. Todo está en un punto de igualdad, como el Yin y el Yang. Tal como el problema de un joven con una silla o la molesta suerte que atormenta. Aunque se podría decir que todo esto no tiene relación, es solo un erróneo punto de vista.

Al final, todo esto muestra nuestra caótica realidad, una realidad en la que en momentos logras apreciarlo todo, pero en otros solo deseas dejarlo todo atrás. Todo esto es la gran prueba de esta inestabilidad tan grande que atormenta nuestras vidas, pero al final, nada es para siempre.

Todo se desmorona. Al principio, solo es un poco de remordimiento, pero este sentimiento avanza a pasos agigantados. No sabría decir cuál es su nombre, pero si juzgara por lo que hace, yo lo llamaría Dolor.

Viendo esta realidad, solo queda llorar. Como un antiguo soldado, queda esperar, soportando el peso gigante que llevamos. La gente puede ser tu peor pesadilla en cierto punto, pero no hay de qué temer cuando lo único que percibes es sufrimiento, al igual que aquella agua que da y quita la vida. Cuando logras llegar a este punto final, solo deseas que esto acabe, aunque nadie tenga ese valor para entenderlo o tan solo acogerlo. Al final, ¿a quién le gusta entender el sufrimiento?

No lo pienses mucho, todo tiene algo mejor, ¿no? Pero no te frustres, al final solo es una pequeña realidad, solo es el inicio...

Con cariño, Andromeda.

Cartas de AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora